
En la larga pléyade de cristianos — clérigos o laicos —, que han realizado importantes aportes a la Ciencia, pero que han sido relegados en los libros de Historia, le cabe un puesto de honor a un obispo español, que en su enciclopédico saber, destacó como matemático, y que se adelantó al sistema binario, atribuido injustamente a Leibniz.

Se trata de Juan Caramuel Lobkowitz, nacido en España, en 1606 (falleció en 1682), hijo de un ingeniero militar luxemburgués, al servicio de la dinastía de los Austrias, y de madre bohemia, es decir, de la actual Chequia. Esos orígenes familiares alimentaron sus dotes como políglota, pues llegó a hablar varios idiomas. De hecho, en su obra “Apparatus Philosophicus” ideó un sistema de símbolos, para acompañar los caracteres chinos, facilitando así el aprendizaje de ese idioma.
Entre sus amplios conocimientos multidisciplinares, sin duda, el que le valió mayor reconocimiento en su época— siglo XVII —, fue el de las Matemáticas. Precisamente el actual Papa, León XIV tiene un título en esta disciplina.

Mathesis Biceps
Nuestro protagonista diseñó cinco cursos, en los que trató de sistematizar las Artes y las Ciencias. Uno de ellos fue Cursus Mathematicarum, recogido en cuatro libros. Por otro lado, en su obra “Mathesis Audax”, quiso mostrar la estrecha relación entre Ciencia y Religión, negada injustamente por algunos. Y es justo en esta obra donde encontramos una de sus principales contribuciones al ámbito de las Matemáticas. Ahí aparece la primera publicación sobre el sistema binario, en 1642; mientras que el desarrollo de la aritmética binaria se trata en su otra obra “Mathesis Biceps”, en 1670, explicando las ventajas de dicho sistema; así como mostrando un ejemplo de su aplicación en la Música. Se adelantaba, así a Leibniz, a quien se le atribuye erróneamente el mérito.
Pero las aportaciones de este gigante de la Ciencia no se limitaron a las Matemáticas, sino que se distinguió en los campos de la Astronomía, la Gramática, la Música y la Filosofía Natural. Además, viajó por numerosos países, codeándose con los grandes intelectuales y científicos de su época, como René Descartes, el sacerdote matemático Pierre Gassendi, o el jesuita Athanasius Kircher, entre otros.
En el ámbito de la Astronomía, consiguió realizar mediciones precisas de las magnitudes crecientes y decrecientes del Sol, la Luna y Venus, y participó en los encendidos debates científicos, protagonizados por Rheita y Gassendi, acerca del descubrimiento de nuevos satélites de Júpiter. También criticó la teoría de Galileo sobre la caída de los cuerpos, argumentando acertadamente que habría que mejorarla.

Architectura civil recta y obliqua
Por lo que se refiere a la Arquitectura, en su último destino como obispo de Vigegano (Italia), y pese a su avanzada edad, de 76 años, diseñó la fachada de la catedral de esa ciudad, que se terminaría en 1680. Asimismo, escribió “Architectura civil recta y obliqua”, donde propone el modo de reconstruir el Templo de Salomón, entre otras cuestiones.
Pero este gigante de la Ciencia fue, sobre todo, un hombre de Religión, sin duda, un claro ejemplo de que Razón y Fe no están reñidos, más bien al contrario. Ingresó en la Orden del Císter, en el convento vallisoletanos de La Santa Espina. Luego y tras cursar estudios en la Universidad de Alcalá de Henares, se doctoró en Teología en la de Lovaina. También fue abad de Melrose — Escocia —, de los benedictinos de Viena, y Vicario General del arzobispo de Praga.
Fue en esta ciudad, en el transcurso de la Guerra de los 30 Años, donde armó y dirigió a un grupo de eclesiásticos, para contribuir a la defesa de la ciudad, frente al asedio de los suecos. Ello le valió el reconocimiento del mismo Emperador, por su valentía, distinguiéndole con un collar de oro. En realidad, había participado ya en anteriores asedios, prestando sus valiosos conocimientos de ingeniería.

Cornelius Jansen
Asimismo, se distinguió predicando contra la herejía Jansenista — condenada por el Papado, en 1653 —, y contribuyendo así a afianzar el catolicismo en la región. Sin embargo, los jansenistas le acusaron de laxitud, por lo que el Papa, para evitar roces y disputas estériles, decidió asignarle un puesto más tranquilo, nombrándole obispo de Campagna y Satriano, en el Reino de Nápoles, perteneciente entonces a España.

Jesús Caraballo
excelente artículo, como es costumbre. Solo una apreciación: decir que este científico creó el sistema binario previo a Leibniz, es como decir que los vikingos descubrieron América antes que Colón. Ambas cosas son ciertas y la diferencia estriba en quien logró que el descubrimiento termine siendo un aporte a la Humanidad y no un mero acontecimiento individual. Saludos cordiales