
Leonor Ferrer Girabau fue la primera mujer delineante de España, maestra, una activista social y feminista, defendiendo que las mujeres ocuparan espacios profesionales tradicionalmente masculinos. Nació el 1 de julio de 1874 en Barcelona. Nos ha dejado un archivo personal en el que se plasma su activismo en la educación, la emancipación y la presencia de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.
En 1897 obtuvo el título de maestra y, en 1898, el de taquígrafa. Aquel mismo año se presentó a unas pruebas de acceso para ser telefonista en la sede de Barcelona de la Sociedad General de Teléfonos. Obtuvo la primera posición y empezó a trabajar como operadora telefonista, pero, gracias a los conocimientos que tenía de dibujo, muy pronto, en el año 1899, fue trasladada a la sección de dibujo como auxiliar del delineante Juan Marxuach y cuando este dejó la empresa fue nombrada jefa de la Sección de Planos, donde dirigió un equipo en el que había tres mujeres más, Eulalia Fábregas, María Grau y Teresa Torrens.

Leonor se dedicó a campañas de levantamiento de tendidos eléctricos y, en los años 20, creó los primeros mapas de líneas telefónicas, que fueron fundamentales para la cartografía moderna, ya que facilitaban la gestión de las redes de comunicación.
También se inscribió en los cursos para delineantes, organizados por la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País, en los que se instruyó en materias como topografía, geometría, trigonometría o dibujo técnico. Entre 1898 y 1931 trabajó en la citada Sociedad General de Teléfonos, más tarde Compañía Peninsular de Teléfonos, embrión de la futura Telefónica. Su tarea era reconocida en las publicaciones de la época, donde se referían a «su pericia en el arte utilísimo que cultiva, el acierto y la belleza de sus dibujos, la seriedad con la que desempeña su cometido, le han valido su confianza y aprecio de la importante sociedad Dinousauria de Asturias».

Leonor Ferrer estuvo en contacto con un círculo de escritoras y artistas de clase burguesa y esa relación con este grupo se debe probablemente a la amistad que mantuvo durante muchos años con la pintora Pepita Teixidor, miembro de la familia que regentaba la Casa Teixidor, una tienda de artículos de bellas artes en la ronda de Sant Pere de Barcelona. Pepita era una acuarelista que, junto con otras pintoras, luchó por conseguir que las mujeres pudieran exponer en las galerías de arte y que en el año 1900 fue seleccionada, junto con Ramon Casas y Santiago Rusiñol, para representar Cataluña en la Exposición Universal de París y posteriormente se consiguió que la ciudad de Barcelona dedicara una escultura a Pepita Teixidor, que todavía se puede ver en el parque de la Ciutadella y que fue la primera escultura en Barcelona dedicada a una mujer por su profesión.

La de delineante es una de las profesiones más antiguas del mundo, ya que hay restos arqueológicos que indican que existía hace más de 4.000 años en el antiguo Egipto. Y, sin embargo, para que España viera a su primera mujer delineante, se tuvo que esperar hasta el 13 de marzo de 1905, cuando la barcelonesa Leonor Ferrer consiguió su título de perito delineante expedido por la Sociedad Económica Amigos del País, Sección de Enseñanza, Escuela de Institutrices y Otras Carreras para la Mujer y se convirtió en la primera mujer de España al obtener esta titulación. Se adhirió a la Asociación General Española de Delineantes (1908) y al Sindicato General de Técnicos de Cataluña (1921).
Con más de treinta años de experiencia como jefa de delineación en varias compañías telefónicas, Ferrer no solo demostró su capacidad técnica, sino que también dirigió equipos formados tanto por hombres como por mujeres. ¿Cómo es posible que, en una época así, una mujer fuera capaz de romper barreras? Su visión la llevó a defender la delineación como una opción profesional, atractiva y bien remunerada para las mujeres.
Leonor Ferrer no solo era una apasionada del dibujo topográfico, sino que, además, tenía conocimientos técnicos de levantamientos de mapas. De esta faceta se conserva un documento fotográfico que reproduce un mapa de gran formato de Bilbao de 1916. Tenía un nivel de inglés muy avanzado para la época estudiado en la Universidad de Inglés de Barcelona y a partir de la segunda década del siglo XX se dedicó a la enseñanza de la delineación, primero en el Instituto de Cultura y Biblioteca Popular de la Mujer y más adelante, defensora de la educación y la emancipación femeninas, abrió su propia escuela para mujeres delineantes con el nombre de Academia de delineación para señoritas, en el número 10 de la calle de Grasas del Pueblo Seco de Barcelona e impartió cursos en varios lugares de España.

Leonor Ferrer colaboró con el Instituto de Cultura y Biblioteca Popular de la Mujer, institución privada fundada por Francesca Bonnemaison el año 1909, dedicada a la educación y la promoción de las mujeres. El Instituto fue muy innovador, ya que apostaba por una cultura amplia, plural y diversa (modistería, idiomas, dactilografía, música, arte, cocina, comercio, fotografía y delineación). Leonor Ferrer organizó los estudios de delineación y dio clases al menos los años 1918-1919 y 1933-1935. Los estudios duraban dos cursos y, para acceder a ellos, las alumnas tenían que acreditar conocimientos previos de gramática y aritmética. Leonor decía: “Toda mujer vale más cuando letra aprende», y también, “Más vale quedar soltera que casarse con un tonto.”
Pero Leonor Ferrer no se limitó a su carrera, ya que también fue una gran educadora. Fundó su propia academia de delineación para mujeres, convencida de que ellas podían, y debían, ocupar espacios profesionales de mayor reconocimiento. Gracias a su activismo, fomentó la educación y la emancipación femenina, dejando un legado que perdura hasta hoy.

El año 1931 dejó la compañía de teléfonos, ya convertida desde 1924 en la Compañía Nacional de Teléfonos o Telefónica, y entre 1936 y 1939 ejerció de maestra de escuela en las Islas Baleares: primero en Búger (Mallorca) y después en la escuela de Nuestra Señora de Pilar de la Mola en Formentera. En la década de los 40 del siglo XX ejerció en la ciudad de Mercadal, Menorca.
Leonor Ferrer creía firmemente en la necesidad de que las mujeres se formaran y pudieran tener una fuente de ingresos adecuada para llevar una vida independiente. Cuando las mujeres pudieron votar por primera vez, el año 1933, Ferrer escribió: “todas vosotras, seáis del país que seáis, tengáis el color político que os parezca bien, ya seáis conscientes o bien guiadas; no dejéis de votar”. Falleció en el núm. 14 de la calle Grasset de Barcelona, el 14 de octubre del año 1960.

Aparte de sus aportaciones técnicas, su pasión por los mapas le llevó a crear una destacada colección de cartografía, que, hoy, forma parte del fondo del Institut Cartogràfic y Geològic de Catalunya al ser depositada por la familia en la Cartoteca del Instituto Cartográfico en el año 2009, ubicada a menos de 350 metros de la casa natal de Leonor, actualmente desaparecida, en el barrio del Poble-sec de Barcelona.

En el 2024, la Generalitat de Catalunya conmemoró el 150º aniversario del nacimiento de Leonor Ferrer. La exposición “Leonor Ferrer. Una vida entre líneas”, organizada por el Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña, y ubicada en el Palau Robert, ofreció una relectura y profundización de su trayectoria profesional y vital, leyendo entre líneas su correspondencia y trayendo al presente las pequeñas revoluciones silenciosas que llevó a cabo en su tiempo.
En Cataluña, solo un 4 % de calles tienen nombres de mujer. En este mismo año, la Ponencia del Nomenclátor del Ayuntamiento de Barcelona ha aceptado la propuesta de la comisión de la conmemoración del 150.º aniversario de Leonor Ferrer de denominar calle de Leonor Ferrer a una vía del Poble-sec, justamente al lado del edificio de Montjuic del ICGC, la agencia oficial de cartografía y geología de Catalunya, adscrita al Departament de Territori de la Generalitat de Catalunya.

Jaime Mascaró Munar