MARGARITA LANDI, LA DAMA DEL CRIMEN

Si te gusta, compártelo:
Encarnación Margarita Isabel Verdugo Díez

Encarnación Margarita Isabel Verdugo Díez, fue una periodista española nacida en el barrio madrileño de Chamberi el 19 de noviembre de 1918, en la calle Cardenal Cisneros, siendo conocida popularmente como Margarita Landi, asumiendo así su tercer apellido, de origen italiano.
Alfredo Verdugo Landi, su padre, era de origen malagueño, trabajaba como linotipista en el periódico “El Sol” en el que, además, escribía crónicas taurinas en verso. Casado con la bilbaína Leonor Díez, tuvieron 17 hijos de los que sobrevivieron tres: Margarita, que era de los pequeños y dos de los hermanos mayores. Sin embargo, el padre abandonó a la familia para irse con su criada llamada Josefa.
Cuando Margarita tenía ocho años falleció su madre de una septicemia y ella se fue a vivir con su padre, al que no había visto desde que les había abandonado, y con su madrastra, que la odiaba tanto que la sacó de la escuela y la puso a lavar y planchar. Atravesó difíciles circunstancias desde su niñez, llena de innumerables sucesos apasionantes, misteriosos y, también, trágicos. Después, su tío Paco, que ejercía de periodista y no tenía hijos, la rescató de aquel infierno y la adoptó cambiando así radicalmente su vida.

Primo de Rivera


Margarita vivió la dictadura de Primo de Rivera y la II República, y en 1936 estalló la Guerra Civil Española que la cogió en el internado de un colegio de monjas francesas donde estudiaba desde los 14 años (1932), que fue incautado por los milicianos, y vivió la pobreza de la posguerra. Asimismo, tras sufrir los bombardeos de la aviación alemana y salvar a su madrastra sacándola de los escombros, fue interrogada junto con su familia en un centro de detención controlado por grupos radicales de izquierdas, las llamadas checas.
Durante la contienda entró a trabajar como enfermera en el Hotel Ritz, convertido en hospital, en el que atendió al líder anarquista Buenaventura Durruti que había sido herido en la Ciudad Universitaria de Madrid hasta que murió en el citado centro hospitalario.
En estos agitados y revulsivos tiempos conoció a Ángel Torres Tortajada, un chico originario de Cuenca que vivía en Francia junto a su familia de la que, como regalo de fin de estudios de Ingeniería, sus padres le regalaron un viaje a España, con tan mala suerte que el inicio de la guerra le pilló en Madrid y fue reclutado, llegando a ser teniente de la República. Fue el gran amor de Margarita y se casó con él a los 18 años, logrando después pasarse al bando nacional, más acorde con su ideología que el republicano.


En 1.946, comienza a publicar cuentos infantiles en “Gisela” (la Revista quincenal de las Niñas), donde firma como Encarnita Verdugo Landi. Tras perder a dos de los tres hijos que tuvo (el primero a poco de cumplir los seis meses), la desgracia se cebó todavía más en ella con la muerte de su esposo el 17 de febrero de 1947 por tuberculosis, quedando viuda a los 29 años, iniciando poco después su trayectoria profesional. Desamparada y sin poder ejercer de enfermera porque su título se había expedido durante la República, acudió de nuevo a su tío Francisco Verdugo, conocido periodista afincado en el número 80 de la calle Velázquez de Madrid, y fundador de “La Esfera” y “Mundo Gráfico”, quien le facilitó cartas de recomendación para varias publicaciones que, no la admitieron porque era mujer y no podía demostrar estudios.


Margarita Landi no se amilanó por ello y escribió varios cuentos infantiles con los que recorrió varias redacciones hasta que la revista “Gran Mundo” le ofreció una colaboración para escribir crucigramas. Además, ganaba un dinero extra como modelo de peluquería y sabía escribir. Tras la guerra civil española, trabajó en la revista de la Sección Femenina “El Ventanal”, entre 1947 y 1948. De ahí pasó a “La Moda de España” (1948-1954), como cronista de alta costura y sociedad, donde comentaba los eventos de la alta sociedad de la postguerra, artículos de moda y entrevistas a famosos de la época como la duquesa de Alba, entre muchos otros, colaborando también en el diario “Informaciones” y en la revista “Esfera Mundial”.
En aquellas páginas cubrió la boda de Carmencita Franco y acudió a desayunos y puestas de largo. Aceptada en la alta sociedad, fue el robo de unas joyas en la casa del marqués de Manzanedo lo que le abrió nuevas puertas.

Eugenio Suárez Gómez

Margarita eligió el apellido de su abuela paterna para firmar los artículos y vive, con su hijo, en un apartamento alquilado en la Gran Vía madrileña. Sus artículos, redactados con un estilo directo e incisivo llamaron la atención de Eugenio Suárez Gómez, director y fundador de “El Caso”, que en 1954 le propuso incorporarse a la redacción de aquel semanario de sucesos. Y aunque dudó porque en este género periodístico sólo trabajaban hombres, aceptó el reto y su diplomatura en criminología la ayudó a sobresalir con brillantez en este campo permaneciendo en este diario 35 años como redactora.
Margarita decidió quedarse en el lado oscuro para convertirse en la voz de la crónica negra de España. En la redacción de “El Caso” en la calle Covarrubias de Madrid, destacó siendo la única mujer periodista de sucesos. Su diplomatura en criminología la ayudó a sobresalir con brillantez en este campo.

Disfrutaba de unas excelentes relaciones con los servicios policiales, lo que le permitía acceder a informaciones detalladas sobre los casos más impactantes para los ciudadanos a quienes les encantaron sus crónicas sobre los crímenes de aquella época.
“Era muy rigurosa, tenaz, trabajadora y tenía una intuición increíble. Tenía olfato para saber cuándo alguien estaba mintiendo. Por eso, nadie le cerraba la puerta. Se dieron casos en los que llegó al lugar en el que había ocurrido el crimen antes que la policía. Los lectores la avisaban”. El olfato periodístico de Margarita y su capacidad para empatizar con las personas del entorno y sonsacarles información, le sirven para plasmar unas crónicas directas y claras, bien documentadas, minuciosas, con cierta crudeza, pero sin caer en el sensacionalismo.
Fue a partir de ese momento cuando comenzó a cultivar la imagen por la que era conocida: Una rubia sofisticada y reflexiva, que vestía pantalones, fumadora de pipa (desde los 8 años) y que presumía de tener pistola y que conducía un deportivo negro, un Wolkswagen Karmann Ghia. Uno de sus primeros reportajes, sobre el robo sufrido por unos aristócratas, llamó tanto la atención del comisario jefe de la Brigada de Investigación de Madrid le ofreció colaborar con ellos, siendo conocida en comisaría como “Subdirector Pedrito”, “la Rubia del Deportivo” y “la Dama del Crimen”.


La Guardia Civil le desvelaba todos los detalles de las investigaciones e incluso le dieron una pistola por su seguridad, ya que solía viajar ella sola o con otro periodista o fotógrafo por toda España, cuando las carreteras eran muy peligrosas y las paradas se hacían en bares de carretera alejados de poblaciones. Disponía de permiso de armas y llevaba siempre la pistola en su bolso, una Bereta 7,65 milímetros, y un velo negro, por si tenía que colarse en un funeral.
En su carrera investigó y escribió sobre miles de casos. Landi era una mujer muy sociable que no rehusaba ninguna invitación de asturianos que la querían conocer en persona. En esas citas entre cafés o sidras, contaba con pasión los casos que había investigado. Era una gran conversadora, una mujer muy culta y muy sociable, que le gustaba rodearse de juventud para tomarse una caña de cerveza y fumar en pipa.
Antes de la desaparición de El Caso en 1987, lo abandonó para colaborar, desde noviembre de 1980 fue contratada por “Ediciones Zeta”, como redactora de la sección de sucesos del semanario “Interviú”, tarea que desempeñó durante 8 años.

A partir de 1988 dio el salto a la televisión, con apariciones esporádicas en programas de Televisión española como La palmera (1991), Código uno (1993-1994) y Así son las cosas (2000-2002). También dirigió y presentó su propio programa en Telemadrid: Mis crímenes favoritos (1992). También en Televisión Española se emitió la serie “El Caso” en la que el personaje de Margarita Landi fue interpretado por la actriz Blanca Apilánez.
Entre sus libros, se pueden destacar: Cosas de la vida, Una mujer junto al crimen, Crímenes sin castigo, Crímenes inolvidables, Puerta del Sol, 2.30, Crónica sangrienta y Memorias. 35 años de crimen en España, y también dirigió su propia revista de sucesos. La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) le concede en 1.989 el Premio “Alfonso Rodríguez Santamaría» por su labor periodística, Premio Copa de Honor 1.992 y Liderman 1.994, ambos del Ranking Internacional del Prestigio.

Margarita vivió intensamente por y para el periodismo comprometido. Era una profesional de raza, que sabía leer entre líneas y no se conformaba con la comunicación oficial. Como periodista, Landi tenía mucha garra y un estilo muy ágil. Durante muchos años, Landi viajó por toda España, cogió trenes, autobuses, se montó a lomos de una mula y caminó hasta llegar a los lugares más remotos de nuestra geografía acompañada de una pequeña pistola que le servía como protección. Libre, valiente y luchadora, a través de sus artículos conocemos la España negra real y si algo aprendió en las más de tres décadas dedicadas al periodismo de sucesos es que no siempre el muerto es el bueno y que, dependiendo de las circunstancias, todos podemos llegar a matar.


La pipa es su señal de identidad hasta el final de sus días. Afición que le venía de su padre (de pequeña le llenaba de tabaco la pipa) llegando a coleccionar hasta 54 distintas, así como cámaras de fotos, máquinas de escribir, grabadoras, plumas, libretas de notas, artículos, cartas… Margarita lo guardaba absolutamente todo. Incluso un mechero espía que al encenderlo hacía una foto.


En 1996, con 78 años de edad, sufrió un infarto que le dejó secuelas y una operación de artrosis en la cadera (en el año 2.002) la llevaron a trasladar su residencia a un barrio gijonés llamado Viesques junto a su hijo Ángel, su nuera Blanca Coro, sus dos nietas, Macarena y Rocío y sus tres bisnietas.
A partir de ahí, Margarita va perdiendo la memoria y los médicos le diagnostican una especie de demencia senil siendo ingresada en la residencia de ancianos San Pancracio, cerca de Gijón. El viernes, 6 de febrero de 2.004, falleció en la residencia geriátrica San Pancracio de Albandi, parroquia asturiana del concejo de Carreño, (Gijón). Tenía 85 años de edad y fue enterrada en el cementerio de Ceares (El Suco – Gijón), y curiosamente, en una fatídica coincidencia, diez años después y en el mismo día falleció su hijo.
Margarita Landi, la pionera del ‘true crime’ que reinventó la crónica negra de España, finalizó así sus “Memorias”: “Por último tengo que decir que el mío no ha sido un camino de rosas; he encontrado muchas dificultades y he pasado momentos muy amargos, pero no me quejo, porque mi trabajo siempre me ha parecido apasionante”.


En el año 2011, es homenajeada en la serie de TVE “Los misterios de Laura”, en la que la actriz María Pujalte Vidal interpreta a la inspectora Laura Lebrel del Bosque, en el capítulo titulado “El misterio de los diez desconocidos”. Y el escritor Luis García Jambrina la toma como modelo en su novela “En tierra de lobos», para el personaje de Aurora Blanco.
En el año 2016 la serie “El Caso. Crónica de sucesos”, rinde homenaje a la periodista de sucesos Margarita Landi con el personaje Margarita Moyano. En el 2024, al cumplirse dos décadas de su muerte, Javier Velasco Oliaga y Maudy Ventosa publicaron una biografía: El caso de Margarita Landi. La rubia del velo y la pistola.


Jaime Mascaró Munar

Si te gusta, compártelo:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *