RAMÓN CASAS Y CARBÓ, PINTOR DEL MODERNISMO

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Ramón Casas i Carbó

El 4 de enero de 1866 nacía en Barcelona Ramón Casas i Carbó. Su padre había hecho fortuna en Matanzas (Cuba) y su madre, Elisa, fallecida ya viuda, en noviembre 1912, procedía de una familia acomodada. Ramón Casas fue un pintor catalán que vivió entre Barcelona, Madrid y París y ayudó a instaurar el modernismo catalán. Fue pintor, caricaturista y diseñador gráfico que, con sus carteles y postales, contribuyó a modernizar la plástica española en una época de no demasiadas luces.

A los once años (1877), Casas abandonó la escuela para estudiar arte en el estudio de Juan Vicens Cots y en 1881, siendo todavía un adolescente, fue cofundador de la revista L’Avenç. El número, publicado el 9 de octubre de 1881, incluía un esbozo del claustro del monasterio benedictino de San Benito de Bages.

Carolus-Duran

Ramón Casas comenzó su carrera artística muy pronto. Provenía de una familia burguesa acomodada que no le puso pegas a su vocación. Con quince años publicó su primer dibujo y dos años después ya participó en una exposición en París, donde su talento fue apreciado. Acompañado de su primo Miquel Carbó i Carbó, estudiante de medicina, inició su primera estancia en París, estudiando allí con Carolus-Duran y, más tarde, con Henri Gervex. Mientras, ejercía como corresponsal en la capital francesa para L’Avenç. Al año siguiente expuso algunas de sus obras en la Sala Parés de Barcelona y en 1883 expuso su Autorretrato vestido de flamenco en la sala de los Campos Elíseos de París. Ese cuadro le valió una invitación como miembro del salón de la Société d’artistes françaises, lo que le permitió participar en dos exhibiciones anuales sin tener que pasar por un jurado previo. Casas fue un grandísimo retratista, se acercó a este género con Carolus Duran en París a principios de la década de los años 80 y no lo abandonó jamás. Comenzó retratándose a sí mismo y a sus amigos y familiares, y fue convirtiéndose en el principal retratista de su época.

Santiago Rusiñol

Los años siguientes siguió pintando y viajando, pasando el otoño y el invierno en París y el resto del año en España, básicamente en Barcelona y también en Madrid y en Granada; su cuadro representando a la multitud en una corrida de toros pintado en 1886 fue el primero de una serie de pinturas detalladas sobre multitudes. Ese mismo año de 1886 sobrevivió a una tuberculosis y quedó convaleciente en Barcelona.​ En ese periodo de su vida conoció a artistas como Eugène Carrière, Ignacio Zuloaga y Santiago Rusiñol, con quien viajó por Cataluña en 1889 y colaboraron en el libro Por Cataluña (desde mi carro), con textos de Rusiñol e ilustraciones de Casas.

Moulin de la Galette en Montmatre

Al regresar juntos a París, Casas se sumergió en la vida bohemia y artística de Montmartre. Se alojaron en el Moulin de la Galette en Montmatre junto con el crítico de arte y pintor Miquel Utrillo y el dibujante Ramón Canudas, desde donde Rusiñol realizó una serie de crónicas para el periódico La Vanguardia con el título Desde el Molino que contaron también con las ilustraciones de Casas. Su relación con Rusiñol y Utrillo fue clave para sentar las bases de su pintura renovadora. ​

Son varias las obras pintadas por Ramón Casas en París, entre ellas Montmatre, probablemente desde su vivienda, situada en el barrio de Montmartre, en la zona del Moulin de la Galette que en aquel momento era el barrio por excelencia de los artistas, o personajes del entorno como Madeleine Boisguillaime, que era asidua del local y que nos la muestra tras una dura jornada de trabajo.

En el año 1890, con el escultor Enric Clarasó y Rusiñol realizaron una exposición en la Sala Parés con unos trabajos que se encuentran a medio camino entre el estilo académico y el de los impresionistas franceses, un estilo, que llegó a conocerse como modernismo y que aún no estaba del todo desarrollado. Con el aumento de su fama por toda Europa, Casas realizó exposiciones de éxito en Madrid (1892-1894), Berlín (1891-1896) y en la Exposición Mundial de Chicago de 1893;​ así como frecuentes exposiciones en Barcelona y en Sitges que le llevaron a establecerse en Barcelona, aunque seguía viajando a París para los salones anuales.


Els Quatre Gats,

En Barcelona no abandona el mundo de la noche y prácticamente se instala en Els Quatre Gats, su centro de operaciones, un bar al estilo de Le Chat Noir de París, financiado por Casas, junto con Pere Romeu, Rusiñol y Miquel Utrillo y situado en los bajos de la Casa Martí, edificio ubicado en la calle Montsió que se inauguró el mes de junio de 1897 y estuvo abierto durante seis años, donde se celebraban tertulias y exposiciones de arte de la élite intelectual y artística de la España de la época, incluyendo una de las primeras de un muy joven Pablo Picasso. La pieza más destacada de su colección permanente fue un autorretrato de Casas en el que aparece pedaleando sobre un tándem junto a Romeu: Ramón Casas y Pere Romeu en un tándem, consecuencia de su gran afición al ciclismo y al automovilismo.


Pel i Ploma

Al igual que Le Chat noir, Els 4 Gats mantuvo su propia revista literaria en la que Casas contribuyó de forma destacada, que tuvo una vida corta, pero fue seguida de Pel i Ploma y Forma en las que también contribuyó Casas y que patrocinó diversas exposiciones de arte incluyendo la primera exposición en solitario de Casas (1899) en la Sala Parés, sala en la que Casas, Rusiñol, y Clarassó siguieron realizando exposiciones conjuntas que se hicieron constantes hasta la muerte de Rusiñol acaecida el 29 de febrero de 1932. ​

Su gran capacidad creativa le permitió concebir nuevas soluciones plásticas y abordar con maestría distintos lenguajes: pintura, dibujo, cartel y mientras que su carrera como pintor prosperaba, Casas empezó a trabajar en el diseño gráfico, adoptando el estilo art noveau que llegó a definir al modernismo, trabajo que fue también de un gran éxito.


Codorniu

Diseñó carteles para el bar y también realizó anuncios para la firma «Codorniu», fabricante de cava, o para el «Anís del Mono». Destacó como dibujante, y también lo hizo como cartelista. Con sus carteles dignificó las conocidas como artes menores con su afán de experimentación a partir de colores vivos, de simplicidad en la composición o de los juegos tipográficos. Dominó el lenguaje publicitario con imágenes en cierto modo deudoras de la obra de Toulouse-Lautrec y que han dejado iconos como los de Anís del Mono o Codorniu. Cuando en 1898 Vicenç Bosch convocó un concurso para anunciar Anís del Mono, Casas no solo ganó el primer premio, sino que también se hizo con un accésit. El uso de una manola no solo le valió el éxito en España, en el extranjero se aplaudió lo que para ellos era el exotismo de una mujer morena con mantón de manila.


El garrote vil

Para la exposición universal de 1900 en París, el comité español seleccionó dos retratos al óleo realizado por Casas: un retrato de 1891 de Eric Satie y otro de la hermana de Casas, Elisa. Su retrato de una ejecución mediante El garrote vil ganó uno de los premios principales en Múnich en 1901. Sus obras se exhibían por toda Europa y en otros puntos del mundo, como Buenos Aires. En 1902, doce de sus obras quedaron expuestas de forma permanente en el Círculo del Liceo, club exclusivo asociado al teatro de la ópera barcelonés. En 1903 se convirtió en Societaire completo del Salon du Champ de Mars de París, lo que le permitió realizar una exposición anual; de hecho, solamente expuso durante dos años. En 1903, la obra que presentó fue La carga, que más tarde renombró como Barcelona 1902, en referencia a una huelga general ocurrida en esta ciudad en esas fechas. Sin embargo, la pintura de Casas, que muestra a un Guardia Civil cargando contra la multitud, había sido pintada dos años antes de la huelga. En 1904, esa misma pintura ganó el primer premio en la Exposición General de Madrid.​

Y en este mismo año, durante una estancia en la capital española, realizó una serie de caricaturas de la elite madrileña, así como de pintores como Joaquín Sorolla y Agustín Querol, escultor oficial del gobierno español. En el estudio de Querol realizó un retrato ecuestre del rey Alfonso XIII que fue adquirido por el coleccionista estadounidense Charles Deering.

monasterio de San Benito de Bages

La madre de Casas compró en 1907 el monasterio de San Benito de Bages y contrató a Josep Puig i Cadafalch para que lo restaurara. Casas pasó mucho tiempo en San Benito y cinco años más tarde, a la muerte de su madre, heredó el monasterio. En 1908, Casas viajó por Cataluña junto a su patrocinador Deering, quien compró un antiguo hospital en Sitges con la idea de convertirlo en su residencia. Ese mismo año, Casas inició un viaje de seis meses por Cuba y los Estados Unidos y en el transcurso de este viaje realizó una docena de retratos al óleo y cerca de una treintena de dibujos al carbón de amigos y socios de Deering.​ De regreso a España expuso en Madrid y Barcelona, En la galería Fayanç Català de Barcelona, mostró unos 200 dibujos al carbón que donó al Museo de Barcelona. Su exposición de Madrid se realizó en el Ministerio de Turismo e incluía retratos de figuras destacadas de la ciudad, incluido el rey.​

Antes de que se iniciara la Primera Guerra Mundial viajó por España y Europa, visitando Viena, Budapest, Múnich, París, Países Bajos, Madrid y Galicia, realizando importantes exposiciones en España y en Francia. En 1913, debido al aumento de su fama como retratista, Casas se instaló de nuevo en Barcelona y compró una vivienda en Barcelona, una torre en el barrio de San Gervasio.

Julia Peraire Ricarte

En 1915 realizó una exposición conjunta con Rusiñol y Clarassó en la Sala Parés, conmemorando así el 25º aniversario de su primera exposición conjunta y este mismo año se desencadenaría un escándalo en la ciudad cuando frecuentó las tertulias de la Maison Dorée, donde conoció a Julia Peraire Ricarte, una vendedora de lotería veintidós años más joven que él. La pintó por primera vez en 1906, cuando Julia tenía dieciocho años. Pronto se convirtió en su modelo preferida, su musa y en su amante. En 1915, Casas la pintó vestida de torera y peinada con flores y peineta. Algunos autores han establecido conexiones entre esta obra y el Periodo Azul de Picasso, así como con la obra de Zuloaga.​ A pesar de que la familia de él no aprobaba esta relación y pese a las presiones sociales, llegaron finalmente a casarse en 1922.

En 1916 Casas y Charles Deering viajaron a Tamarit (Tarragona), donde Deering compró el castillo y el despoblado entero y colocó a Casas en la dirección del proyecto de restauración del mismo. Años más tarde, en 1924, Casas regresó a Tamarit para pintar diversos paisajes donde continuó pintando retratos y paisajes, así como algunos carteles para la lucha contra la tuberculosis, pero en el momento de su muerte (1932), se había convertido más en una figura del pasado que del presente, pero para entonces, ya había dejado maravillosas obras que le han hecho pasar a la historia como uno de los mejores pintores del modernismo.


Sardanes a la font de Sant Roc

Un aspecto que destacaba de la pintura de Casas eran los detalles con que pintaba gran parte de sus obras, sobre todo en obras en las que aparecen grandes multitudes, como puede observarse en pinturas como Sardanes a la font de Sant Roc y principalmente en les obras donde reflejaba plazas de toros.

Ramón Casas fue condecorado con la Legión de honor de Francia, y es considerado como uno de los mejores retratistas de la burguesía catalana. Tras su fallecimiento, fue enterrado en el Cementerio de Montjuic de Barcelona. Fue célebre por sus retratos de la élite social, intelectual, económica y política de Barcelona, Madrid y París. Contribuyó con sus carteles y postales a perfilar el concepto de modernismo catalán.​

Jaime Mascaró Munar

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