ROSARIO DE VELASCO BELAUSTEGUIGOITIA, PINTORA ESPAÑOLA

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ROSARIO DE VELASCO

Rosario de Velasco Belausteguigoitia fue una pintora figurativa española integrante de la Sociedad de Artistas Ibéricos y próxima a la Nueva objetividad alemana.​ Pertenece a la generación de las Sinsombrero, la de las mujeres del 27. Fue una gran artista, una mujer muy avanzada para su época, comprometida, de valores fuertes y ardiente fe católica.

EL PERSONAJE

Rosario nació en Madrid el 20 de mayo de 1904, si bien hay fuentes que datan su nacimiento unos años más tarde. Cuando le preguntaban por su documentación para verificar su edad, solía decir, con coquetería, «Huy… se quemó todo en la guerra». Fue hija de Antonio de Velasco Martín Cuadrillero Bezos, coronel del Ejército español, y de Rosario Belausteguigoitia Landaluce, una mujer vasca descendiente de carlistas y de fuertes convicciones religiosas. Pese al conservadurismo familiar que le llevó a vincularse en sus inicios a la sección femenina de la Falange Española, su actitud abierta hace que se relacione con muchos de los creadores de su generación, en especial entre el grupo de mujeres que han venido a denominarse como las «sin sombrero». Durante su vida artística en su Madrid natal, y antes de la guerra civil española, se relaciona con el mundo cultural e intelectual del momento. ​


Lavanderas (1934),

Se crio en un ambiente donde se leía mucho, su padre fue acuarelista y se empeñó en que sus hijas pintaran. Esto hizo que el carácter independiente de Rosario floreciera y se convirtiera en una mujer que defendía su posición y se enfrentara con valentía a los prejuicios machistas de la época. La fuerza de su carácter se refleja en sus obras, como ocurre en la luminosa Lavanderas (1934),


primer Salón español de Dibujantas,

Estudió con Fernando Álvarez de Sotomayor, un retratista y director del Museo del Prado de 1922 a 1931 y de 1939 a 1960, que la introdujo en el estudio de Tiziano y Velázquez.​ Sus primeras obras de juventud, con marcada influencia de su maestro, participan en diferentes ediciones de la Exposición Nacional. En 1924 concurrió por primera vez a la Exposición Nacional de Bellas Artes con dos óleos titulados Vieja segoviana y El chico del cacharro. En 1928 realizó las ilustraciones para la edición de Cuentos para Soñar de su amiga María Teresa León, y en 1931 estuvo presente en el primer Salón español de Dibujantas, destacando entre las representadas como digna de mención y estima según la crítica.​


Adán y Eva

Muchos habrán visto en el Museo Nacional Reina Sofía su célebre obra Adán y Eva, que corresponde a su primera época y pese a su calidad formal indudable, nos da una idea muy limitada de su obra, ya que esta, irá evolucionando y enriqueciéndose en décadas posteriores. Con esta obra en 1932 acudió a la Exposición Nacional de Bellas Artes y una crónica de la época cuenta que por unanimidad el jurado estaba dispuesto a darle la primera medalla, pero no se la entregaron porque “no había precedente” y no se atrevieron a dársela a una mujer, así que terminó recibiendo el segundo premio. Y con el dinero del segundo premio se embarcó junto a una amiga en el barco Stella Polaris y se fueron a Leningrado. Un detalle que nos da una idea de lo intrépido de su carácter. En ese mismo año estuvo exponiendo también en lugares como Copenhague y Berlín en las exposiciones organizadas por la Sociedad de Artistas Ibéricos.


Maternidad

Con Maternidad (1933), participó en una de las ediciones de la Bienal de Venecia, y Gitanos (1935), se expuso en Pittsburg y que estaba en la misma sala que Dalí, y ambas están en posesión de un coleccionista. En 1934 recibió un Primer Premio en la Exposición del Traje Nacional con Maragatos, recibiendo el mismo año grandes elogios de la crítica a su Chica Ciega.

Con El baño (presentado en 1931 en el Salón de otoño), participó en 1935 en la exposición que la Librería Internacional de Zaragoza dedicó exclusivamente a jóvenes mujeres artistas y escritoras, con la colaboración de Carmen Conde, Norah Borges, Menchu Gal y Josefina de la Torre, entre otras. La crítica indicó que Rosario de Velasco “ha comenzado su carrera pública con un cuadro dignísimo y de cualidades y empeño muy poco usuales”. En 1934 expuso en Carnegie Institute de Pittsburgh y en 1936 en la Exposición de Arte Español que tuvo lugar en el Musée des Écoles Etrangères Contemporaines de París. ​


La matanza de los inocentes

En el año 1936 presentó a la frustrada Exposición Nacional de ese año Los inocentes, llamado también La matanza de los inocentes, de un realismo calificado de intimista, que realizó unos años antes de que estallase la guerra civil española, en la que parece predecir de alguna manera lo que va a ocurrir. Estaba muy conectada con la realidad artística del país, pero también con la atmósfera del momento.

Xavier Farrerons Co,

​Durante la Guerra Civil, Rosario estuvo presa en la Cárcel Modelo de Barcelona por pertenecer a la Sección Femenina de la Falange Española. Logró escapar de prisión y se libró de ser fusilada gracias a la ayuda del médico Xavier Farrerons Co, un alergólogo de gran prestigio, con quien contrajo matrimonio en 1937 en su residencia en la calle Consell de Cent, 343 de Barcelona, que será luego la consulta médica de su esposo.

El matrimonio abandonó la ciudad condal hacia Francia por la frontera catalana para entrar de nuevo por la zona “nacional”, instalándose provisionalmente en un pueblo de la provincia de Burgos. Unos meses después, de Velasco da a luz a su única hija, María del Mar Farrerons de Velasco, en San Sebastián, a donde se traslada para dar a luz en la clínica que el Dr. Dexeus tenía en esta ciudad en aquella época. Colaboró con sus dibujos con la revista Vértice.

sello de Homenaje al Ejército de 1939 en el Castillo de la Mota de Medina del Campo,

En 1939 dibujó un sello para la emisión española: el sello de Homenaje al Ejército de 1939 en el Castillo de la Mota de Medina del Campo, cuyos beneficios fueron destinados a las mujeres falangistas de la Sección Femenina de la Falange Española y de las JONS. Fue una fiel seguidora de Falange y de José Antonio Primo de Rivera. Estableció una estrecha amistad con Pilar Primo de Rivera y se sentía orgullosa de ser la última persona que fotografió a José Antonio con vida, antes de su asesinato.       

Al terminar la guerra civil española el matrimonio y su hija vuelven a Barcelona donde ya establecen su residencia permanente iniciando una etapa muy activa de la pintora que participa en numerosas muestras artísticas como la Exposición Nacional de Pintura y Escultura en Valencia en 1939 organizada por la Delegación Provincial de Bellas Arte de la Falange Española.

Pedro Laín Entralgo

En su vida en Barcelona, si bien se mueve en círculos artísticos y expone de forma regular su obra con gran éxito de crítica y ventas, no cuenta con un representante o marchante y la comercialización y difusión de su obra se limita a las exposiciones. Se mantuvo siempre alejada de las corrientes artísticas y rodeada de buenos amigos como Gustavo Gili y su esposa Ana María (padrinos de su hija María del Mar), Dionisio Ridruejo, Pere Pruna, Carmen Conde, Pedro Laín Entralgo o Eugenio d’Ors, quien dijo de ella que era la Pola Negri (diva del cine mudo) de la pintura quien en 194 la seleccionó para dar a conocer el arte de la primera posguerra en el Segundo Salón de los Once, muestra organizada por la Academia Breve de Crítica de Arte.

A partir de los años 60 su estilo se hizo cada vez más personal y libre. Hasta ese momento su obra se limitaba sobre todo al formato de óleo sobre lienzo (salvo algunas incursiones y el fresco y la ilustración), pero es en el óleo sobre papel en el que desarrollará de forma más personal su obra de la última etapa. Su obra incluye también retratos por encargo, claramente hechos sin la pasión artística del resto de su obra, con la excepción de los retratos realizados a su hija.


Princesas del martirio, de Concha Espina

En la ilustración de libros, además de la citada colaboración con la revista Vértice, proporcionó las ilustraciones de Cuentos para soñar (1928) y La bella del mal amor (1930) de María Teresa León, ​ y Princesas del martirio, de Concha Espina. Hizo, además, alguna incursión en la pintura mural (en la ermita de Nuestra Señora de las Nieves en Las Machorras, Burgos, durante la Guerra Civil,​ o en 1942 en la capilla del Colegio Mayor Teresa de Jesús, en el que tras la guerra había sido reconvertida la primitiva Residencia de Señoritas institucionista; ambas obras pictóricas han desaparecido). ​ En 1968 obtuvo el Premio Sant Jordi compartido con Ignasi Mundó por La casa roja, obra característica de la evolución de la pintora, cuyo estilo, ahora de perfiles desdibujados a base de transparencias, se irá apartando del clasicismo sin renunciar nunca a la figuración.​

Gitanos

En 1981, cuando Rosario rozaba los ochenta años, durante una visita a una pequeña galería de Sitges llamada el Cau de la Carreta, conoció a su dueño, Joan Bartra, y a su esposa, Nuria Serra, a quien retratará, lo que supuso un renacimiento en su vida y carrera como pintora. Esta modesta galería se puso a sus pies y la animó a volver a exponer en cinco ocasiones, la última de ellas en 1989. Sin duda, esos años, en su última etapa,  fueron muy prolíficos y de esa época se conserva gran cantidad de obras, entre ellas las más personales y extraordinarias.

Solo tres años más tarde, el 2 de marzo de 1991, tras unos duros años enferma de Alzheimer, Rosario falleció en la habitación de su casa en la calle Diputació 306 de Barcelona. Parece como si para ello hubiera esperado la llegada de su querida sobrina Beatriz, quien justo había llegado a la ciudad para unirse a la hija de Rosario, María del Mar, y a su familia. Su esposo, Javier, viviría 9 años más, y murió en su casa de Sitges en el año 2000. En el año 2019 su obra fue incluida en la exposición colectiva Dibujantas, pioneras de la Ilustración en el Museo ABC. ​

Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ha organizado, junto al Museo de Bellas Artes de Valencia, una exposición dedicada a la pintora figurativa española Rosario de Velasco cuya muestra supone la recuperación de una de las principales representantes españolas de la generación del 27 y del movimiento denominado Nuevo Realismo en España. La muestra reúne treinta pinturas de los años 20 a los 40 del siglo pasado (los primeros y los más destacados de su trayectoria artística) y una sección dedicada a su trabajo como ilustradora gráfica. Junto a pinturas bien conocidas y conservadas en museos, como su famoso óleo Adán y Eva, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, o La matanza de los inocentes (1936), del Museo de Bellas Artes de Valencia.

Carnaval

Se exponen por primera vez obras guardadas en la familia y en colecciones particulares, algunas hasta ahora en paradero desconocido y que se han ido localizando y recuperando en los últimos años. La muestra reúne treinta pinturas de los años más destacados de su trayectoria junto a una sección dedicada a su trabajo como ilustradora gráfica. Entre ellas está su Carnaval (1936) de la colección Centre Pompidou de París.

La exposición, que rescata a la artista del olvido, ha sido acogida desde el 18 de junio en el museo Nacional Thyssen-Bornemisza estará disponible para ser visitada hasta el 15 de septiembre de 2024. Tras su presentación en Madrid, la exposición podrá verse en el Museo de Bellas Artes de Valencia del 7 de noviembre de 2024 al 16 de febrero de 2025.

Jaime Mascaró Munar

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