Así denominó la población, su fundador, el militar don Pedro de Valdivia, el 5 de octubre de 1550, llegando a ser la capital del Reino de Chile entre 1565 y 1573. Pedro de Valdivia, otro extremeño más, considerado como el conquistador de Chile, descubierto por Diego de Almagro, primer europeo en pisar la actual Bolivia.
La vida del militar está llena de aventuras, batallas, luchas, intrigas y calamidades. Inés Suarez, fue compañera audaz de un hombre que emprendió una aventura hacia tierras desconocidas y sin muchas confianzas en que fuesen guardianas de riquezas, pero, que, para Valdivia, podían cumplir con su deseo, «Dejar fama y memoria de mí». Y ciertamente, se cumplió tal aspiración, hasta dejar su vida en contienda con los indígenas en el Fuerte Tucapel, un 25 de diciembre de 1553, a los 56 años. Ello aconteció después de haber participado en campañas militares, no solo en las Indias, sino por Europa, incluida la batalla de Pavía.
Acompañando a Pizarro, gobernador del Perú, en su llegada a las Indias, emprendió la tarea de conquistar los territorios situados al sur de Cuzco, a partir de 1540, El encargo de Pizarro tuvo que aguardar un tiempo como consecuencia de una caída del caballo y una enfermedad que puso a don Pedro a las puertas de la muerte. Pero, le aguardaban más penalidades al conquistador, aventurado en unas tierras desconocidas y con una climatología dura. Como el seco y temible desierto de Atacama, ardiente (40 a 45º C) de día y gélido (-10 a -5ºC) en la noche. Por ello el cronista Pedro Mariño de Lobera, en su Crónica del Reino de Chile, no duda en referirse, ante el encuentro de cadáveres de hombres de Almagro, descubridor de Chile; «Son tan ásperos y fríos los vientos de los más lugares de este despoblado, que acontece arrimarse el caminante a una peña y quedarse helado y yerto en pie por muchos años, que parece estar vivo, y así se saca de aquí carne momia en abundancia».
Llegado a la bahía de Concepción, fundó el fuerte de Penco. Maltrechas sus escasas tropas, la llegada de refuerzos por mar, le permitió adentrarse en el interior, explorar el territorio y llegar a acuerdos de amistad con los indios. Así, al amparo de ese pequeño fuerte, se levantó un caserío que llegó a convertirse en la ciudad de Concepción, fundada oficialmente el 5 de octubre de 1550. El Cabildo que se instituyó repartió solares y concedió encomiendas sobre la numerosa población indígena, probladores con el gentilicio «penquistas» y no concepcionistas, como parecería lo lógico.
Tal efeméride, no era sino una continuación en la obra de Valdivia, el fundador de las ciudades más antiguas del país, desde la capital Santiago en 1541, La Serena (1544), Valdivia (1552) y La Imperial (1552), instando igualmente la fundación de las ciudades de Villarrica y Los Confines. En el año de la fundación de Santiago, el Cabildo constituido por los restantes conquistadores, le concedieron el título de Gobernador y Capital General del Reino de Chile, primer personaje en ostentar dicho título y cargo.
Sin embargo, la extensión de los territorios conquistados y la gran población indígena existente en los mismos obligaba a los españoles a asegurar y consolidar tales conquistas. Una población nativa que era susceptible de dar en encomienda era un acicate demasiado intenso para ser obviado por los conquistadores. Así fue como en el verano de 1551, Valdivia emprendió viaje hacia el sur, hasta llegar al río Calle-Calle, donde fundo el 9 de febrero de 1552, la ciudad llamada Valdivia. Después, el 16 de abril del mismo año, en el fuerte La Imperial levantó otro ciudad con tal nombre. Y ya en el verano de dicho año, avanzando hacia el interior en busca de un paso a través de la cordillera, fundar otro poblado a orillas del lago Mallaluequén, que denominó Villa Rica, dadas las minas de oro y plata encontradas en la zona. La llegada del invierno le obligó a regresar sobre sus pasos para llegar a Concepción.
Pero, don Pedro no era hombre de quietud y sosiego. Enterado del levantamiento de indígenas, emprendió la guerra llamada de Arauco contra el pueblo mapache. Y en el fuerte Tacupel, fueron atacados por sucesivos contingentes de indígenas hasta que, agotados tras horas de combate, las escasas fuerzas sucumbieron a manos de sus enemigos, falleciendo en dicha batalla el gobernador de Chile.
Sin duda alguna, Pedro de Valdivia, había cumplido con largueza su deseo de hacer historia y dejar su recuerdo en ella.
Y en tal sentido lo afirma su compañero, Alonso de Góngora Marmolejo;
“Era Valdivia, cuando murió, de edad de cincuenta y seis años, natural de un lugar de Extremadura, llamada Castuera, hombre de buena estatura, de rostro alegre, la cabeza grande conforme al cuerpo, que se había hecho gordo, espaldudo, ancho de pecho, hombre de buen entendimiento, aunque de palabras no bien limadas, liberal y hacía mercedes graciosamente. Después que fue señor rescebía gran contento en dar lo que tenía: era generoso en todas sus cosas, amigo de andar bien vestido y lustroso y de los hombres que lo andaban, y de comer y beber bien: afable y humano con todos”.
Francisco Gilet
Bibliografía.
Alonso de Góngora Marmolejo, Crónica del Reino de Chile.
C. Errázuriz, Historia de Chile. Pedro de Valdivia.
G. Larraín Valdés, Pedro de Valdivia. Biografía.
C. Pumar Martínez, Pedro de Valdivia, fundador de Chile