DOS HEROÍNAS CONTRA NAPOLEÓN

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La Fraila

La guerra de la Independencia del pueblo español contra la Grande Armée de Napoleón, está llena de ejemplos de valentía y gallardía a la hora de doblegar la arrogancia de las fuerzas napoleónicas que, con la estratagema de enfrentarse a las ejércitos ingleses, lograron, en el Tratado de Fontainebleau de 27 de octubre de 1807, que el primer ministro Manuel Godoy consintiese su paso por tierras españolas. Sin embargo, aquello no fue un simple tránsito por la península ibérica, sino que se convirtió en la ocupación de las principales ciudades españolas por parte de unas tropas que habían conquistado Europa y que pretendían acabar con dos imperios, el inglés y el ruso. No lo lograron con ninguno de ambos, e incluso, en relación a España y a los españoles, provocó que Napoleón, ya en el exilio, pronunciase el siguiente lamento; «Esta maldita Guerra de España fue la causa primera de todas las desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela a los soldados ingleses… esta maldita guerra me ha perdido». «Nudo fatal» sobre el cual deseamos volver en otro artículo para dejar expuesto el valor y patriotismo que impregnaron al pueblo español ante el comportamiento y desmanes de los engreídos franceses.

Si los nombres de Palafox, de Álvarez de Castro ya han surgido en esta etapa de nuestra historia bélica, hay otros que, junto con Agustina de Aragón, catalana, según parece, acompañan a tan egregios personajes.

Juana Galán es uno de esos nombres que, a falta de hombres embarcados en la guerra contra el francés, aparece el 6 de junio de 1808 en la contienda de Valdepeñas. Las mujeres, desde las ventanas y terrados de sus casas lanzaban agua caliente, junto con aceite hirviendo contra el francés, mientras Juana Galán, armada de una porra, arremetía contra la caballería gabacha, luchando con las restantes mujeres cuerpo a cuerpo, provocando con tal acción que las tropas francesas llegaran con retraso a la trascendental batalla de Bailén. El abandono de los franceses de la provincia de La Mancha comenzó, pues, en Valdepeñas. Por tal conducta repleta de valor y osadía se le concedió a la villa manchega el título de «Muy heroica».

Juana Galán, conocida como La Galana, es todo un símbolo para Valdepeñas, compendio de resistencia, heroicidad y patriotismo. Se la suele representar agarrando a un soldado con la mano izquierda mientras con la derecha sostiene una cachiporra dispuesta a descargarla contra el francés. Ha sido traladada al teatro en obras a nivel nacional que representaban la batalla de Bailén y la contienda de Valdepeñas. En 2008, la compañía teatral toledana «La Recua» utilizó a este personaje como protagonista de una recreación de unos mitificados fusilamientos, que amenizaba un mercado goyesco que recorrió varios puntos principales de España, como acto principal del bicentenario de la Guerra.

El 2 de mayo de 1810, dos años después de la declaración de guerra, contrajo matrimonio con Bartolomé Ruiz de Lerma, natural de Valdepeñas, con quien tuvo dos hijas. A causa de su último parto falleció el 24 de septiembre de 1812, el mismo día en que se declaraba La Mancha liberada de las tropas de Napoleón, con la entrada triunfal de Francisco «Chaleco» en Valdepeñas. Personaje éste con el cual, corrió el rumor, de haber vivido La Galana un romance. Aunque también se rumorea acerca de un enfrentamiento con Agustina de Aragón, igualmente perteneciente a la partida del dicho «Chaleco». Aunque todo ello es intrascendente ante el heroísmo patriótico demostrado por Juana la Galana.

El 30 de mayo de 1808, era santera de la ermita de Consolación de Aberturas, actualmente pedanía de la ya nombrada Valdepeñas, otra heroína de la guerra de Independencia, de la cual se conoce solamente su mote, La Fraila. Dada la alarma de la presencia francesa, La Fraila se trasladó a la Iglesia Mayor de la Valdepeñas para organizar una Junta de Defensa que, presidida por el cura Calao, pretendía cortar el paso a los franceses, deseo que se cumplió empero ser Valdepeñas completamente destruida por un incendio.

Sin embargo, fue en mayo de 1811, cuando el guerrillero Francisco «Chaleco», logró la evacuación del cantón francés de La Solana, con varias bajas, entre las cuales se hallaba el único hijo de La Fraila, Juan Ramón, enrolado en la partida de la guerrilla. La vencida tropa francesa, huyendo, compuesta por un centenar de soldados se acuarteló en la dicha ermita de Consolación, donde les aguardaba La Fraila. Esta les dio de comer y vino en abundancia hasta que quedaron dormidos. Ante tal escena, La Fraila, en venganza por la muerte de su hijo, atrancó las puertas de la ermita y colocó barriles de pólvora de los propios franceses debajo del altar. Con una tea ardiendo prendió los barriles, provocando la voladura de la ermita, inmolándose ella con la explosión. La ermita quedó destruida por completo con la gesta de La Fraila y al año siguiente las tropas invasoras francesas abandonaron definitiva y completamente La Mancha.

Dos heroínas, la Galana y la Fraila, que, con sus proezas demostraron que el feminismo, en España, va de la mano con el patriotismo.

Francisco Gilet

Bibliografía

La Galana, de Carlos Isidro Muñoz de la Espada

VASCO, Eusebio: Ocupación e incendio de Valdepeñas por las tropas francesas.

AGUADO, Lola: La guerra contra Napoleón. Valdepeñas, 1808.

Valdepeñeros Ilustres. Eusebio Vasco. Valdepeñas

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