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Catedral de Mallorca, Catedral sobre la mar, Catedral de la luz, la Seu mallorquina. Panteón Real.
La Catedral de Mallorca está rodeada en su cara sur por la bahía de Palma de Mallorca, al oeste por el Palacio de la Almudaina, al norte y este por la zona alta del casco antiguo de la ciudad.
Bahía de Palma, azul, luz, mucha luz. Son imaginables ancladas en ella todas las naves del Almirante don Juan de Austria, inquietas, aguardando partir hacia Grecia. En el interior del vecino Palacio de la Almudaina don Juan está estudiando con sus capitanes la ofensiva de una baralla que va a cambiar la historia del mundo, la batalla de Lepanto
En el solar del Palacio, el consul Cecilio Mételo Baliaricus fundó Palma en el año 123 a.C. Residencia de walis moros, reyes cristianos y estudio de guerra. Tiene en su interior palaciego la Capilla Real de Santa Ana, diseño y medidas exactas a la Capilla del Palacio de los Reyes de Mallorca en Perpiñán.
Casco antiguo, calles estrechas y tortuosas de diseño árabe. Paseando por ellas se contemplan y admiran las casas-palacio edificadas sobre construcciones romanas y árabes. Sus fachadas y magníficos patios exhiben la riqueza y poderío de la sociedad mercantil que las construyó. Sociedad que dominó el Mediterráneo y engrandeció el Atlántico.
En la fachada sur, de la Catedral, destaca el Portal de los Apóstoles o Puerta del Mirador. Obra maestra del gótico, la comienza Pere Morey y la prosigue Joan de Valenciennes, Enric Alamant, Pere de Sant Joan y Guillermo Sagrera.
Sagrera, hijo del pueblo mallorquín de Felanitx, escultor, albañil y uno de los arquitectos de nuestra Catedral, solucionó con su arte y ciencia el problema de la Catedral de Girona que se caía. De sus tres naves proyectadas inicialmente, la trasformó en una, la más ancha del gótico (22,9 m). Asimismo, reformó la inacabada de Elna, Sant Joan de Perpiñán, reconstruyó el Castillo Nuevo de Nápoles y fue el artífice de la Lonja de Palma, obra maestra del gótico civil.
La Catedral parece un bloque de piedra cincelada por artistas. Líneas simples, belleza máxima; altura, volúmenes, contrafuertes y arbotantes. Todo arte y ciencia.
La preciosa plaza de la Almoina guarda en su fondo la coqueta entrada al Museo y a la Catedral. Penetrando en dicha plaza se puede contemplar el campanario, el cual no es simétrico a la fábrica del templo, ya que tiene una desviación de 10º. Sí lo era a la antigua Mezquita mayor. Campanario, cuyos cimientos pertenecían al minarete -alminar- musulmán dirigido hacia la Meca.
“Entro en la Catedral.
Mi Catedral es única, mil sensaciones es.
Qué grandiosidad, qué luz, qué paz.
Pilares que quieren llegar al Cielo.
Cielo que quiere llegar a nosotros.
Tumbas que quieren serlo, y serlo son.
Siento, vivo mi Catedral”.
Fue 1229 el año de la conquista de Mallorca por Jaime I.
“Se había adaptado provisionalmente la antigua mezquita para uso cristiano”.
“La cabecera (Capilla Real) corresponde a una intención primitiva de crear una catedral de nave única, según las tesis defendidas por Forteza, Durliat y Domenge, en base a los modelos previos dentro del Reino de Mallorca. Ya se ha visto la experimentación con pequeños modelos mendicantes, o en el interior de los recintos de los palacios reales. Así también se expresará en la Catedral de San Joan de Perpiñán.
La Catedral de Perpiñán se inicia en 1302 y la de Mallorca en 1306. La adaptación a nave triple requirió un cambió en la anchura de la nave central. De 8 canas se pasó a 9”. (Tesis doctoral, La estructura gótica catalana. José Carrasco Hortal. Doctor arquitecto).
Mientras se construía la Catedral de Mallorca se estaban preparando las de Barcelona, Girona o Manresa. La de Santa María del Mar, Barcelona, hacía 1329.
En el interior encontramos el Museo con obras únicas. Siendo destacables los Rimmunim o Rimmonim, la Custodia Mayor del 1585 y los dos candelabros del S. XVIII, de 250 Kg. cada uno y casi dos metros de altura.
Los Rimmunim son las joyas de rito hebreo más antiguas que se conservan en el mundo. Unos mercaderes mallorquines, sabiendo que la sinagoga de Cammarata se quería desprender de ellas, las compraron para ofrecerlas a “Nostra Dona de la Seu”. El Cabildo Catedralicio las compró. Los Rimmunim son de plata y piedras preciosas con inscripciones hebreas. Tienen cascabeles que al girar la asta acompañaba su sonido la lectura del Torah. Los archivos de la Catedral conservan los documentos de su compra.
Otra joya, entre las muchas que hay, es un cuadro con las tres figuras humanas, pintadas, de la Santísima Trinidad. Al haber sido prohibida esta forma de representación, son muy escasos.
Podemos contemplar el sepulcro del último antipapa Clemente VIII, así como XIV obispo de Mallorca, Don Gil Sánchez Muñoz. Clemente VIII había sido cardenal del séquito de Benedicto XIII ― Pedro de Luna ―. Su gran amor a Dios y a la Iglesia propició su renuncia y el final del Cisma de Occidente. Reconoció a Martín V como único Papa, quién le nombró obispo de Mallorca, en donde desarrolló una magnífica labor. Fue un humanista amante de las obras de la Catedral. Ordenó que los futuros obispos, canónigos y sacerdotes pagaran una cantidad fija para financiar las obras del templo que se eternizaban. Descansa en la Sala Capitular.
En el lateral de la Capilla de San Jerónimo descansa D. Pedro Caro y Sureda, Marqués de la Romana (1761-1811). Colaboró en la confección de la Constitución de Cádiz hasta 1811, fecha de su fallecimiento. Fue un hombre del Mediterráneo, ávido de saberes y conocimientos foráneos y de sus lenguas. Se formó en la Marina, se interesó por el arte militar, la historia, matemáticas y literatura griega, latina y hebrea. Carlos IV lo nombró jefe de la División del Norte formada por catorce mil españoles con destino en Dinamarca, al servicio de Napoleón. La Romana enterado del 2 de mayo y de la situación en España, repatrió con barcos británicos a unos 9.000 españoles. En España se le concedió el mando del Ejército de la Izquierda para luchar contra Napoleón en varias regiones españolas. El Duque de Wellington dijo de él: “El ejército español ha perdido en él a su más bello ornamento, su nación el más sincero patriota y el mundo al más esforzado y celoso campeón de la causa en que estamos empeñados”.
En la Capilla Real descansan los restos de los reyes de Mallorca Jaime II y Jaime III. Capilla de la Trinidad donde descansa el primer obispo de Mallorca, Ramón de Torradellas. Capilla del Santísimo donde Miguel Barceló ha realizado una gran obra, entendida o no, reverente o irrespetuosa. En la Capilla de Nuestra Señora de la Corona contemplaremos el lecho de La Dormición de la Virgen, S. XV.
Patrimonio cultural y religioso de Mallorca son las Vírgenes Dormidas, colección única en el mundo. Son más de 50 las conservadas en las iglesias y conventos de Mallorca. Son obras que recorren del gótico al renacimiento. Vocación franciscana y del pueblo mallorquín a la Virgen María. Se venera el 15 de agosto montándose los tronos a la Virgen dormida en el centro de los templos.
Son muchas las capillas catedralicias en donde se hallan originales sepulcros de obispos, nobles y burgueses.
Una de las virtudes del edificio catedralicio es su fidelidad al gótico. No hay fractura con otros estilos — exceptuando la obra de Barceló –, como sucede en otras Catedrales en donde se añadieron distintos estilos arquitectónicos, creando, algunas veces, verdaderas obras de arte. Sencillamente, la Catedral mallorquina,la Seu, es gótica.
La altura y poco grosor de los pilares hacen que parezcan suspendidos. “Pilares que quieren llegar al cielo, …”. Son considerados los más altos en relación al grosor de su cuerpo. Son palmeras que acompañan las oraciones de los fieles en su camino hacía el Todo Poderoso.
Rosetón del presbiterio, o rosetón grande, mide 12,2 metros de diámetro. Es el mayor en templos góticos. Contemplarlo desde el Portal Mayor e imaginarlo en el suelo sería admirar la magnitud y belleza de este. Tiene más de 1.200 cristales que crean multicolores figuras geométricas junto con la estrella de David.
Antes se ha citado la asimetría del Campanario con relación al Templo. Gracias a este cálculo, intencionado, podemos contemplar dos hechos que se dan. Los días del equinoccio de primavera (21-III) y de otoño (23-IX) la luz solar penetra dentro de la Catedral, a través del rosetón grande, y transportada por ángeles se instala, poco a poco, debajo del rosetón del Portal Mayor formando un ocho. En los solsticios de verano (21/22-VI) e invierno (21/22-XII) estas calles, o rayos, multicolores trasladan su luz al mismo rosetón del Portal Mayor iluminándolo completamente, viéndose, desde miradores de la ciudad, el rosetón que se va iluminando de luz anaranjada hasta completarlo. Siguiendo, en el lugar, contemplamos al sol apareciendo por detrás de la Catedral. Este espectáculo debió ser estudiado por los arquitectos de la Catedral al cambiar la simetría del templo respecto al Campanario.
Parecidos hechos de la luz acontecen en el Monasterio de Suso y en la Pirámide de Kukulcán, Chichén Itzá, con la “serpiente de luz”. Son obras de sus creadores.
El interior de la Catedral es un espacio sobrecogedor, de altura inalcanzable y líneas simples. Obra gótica por excelencia donde se puede visionar el gran avance arquitectónico que supuso pasar del románico al gótico. Altos pilares que sostienen las bóvedas. Ligereza en las paredes permitiendo grandes aberturas; rosetones, ventanas, cristaleras y luz. Esta simplicidad de la Catedral posibilita que sus paredes sean las que recojan mayor volumen de espacio por metro cuadrado de construcción.
Posee un órgano gótico monumental, año 1477, de una gran sonoridad. Asistir a la misa de las 12, los domingos, es vivir unos momentos inolvidables. El canónigo nos muestra la cara de Dios, sus enseñanzas; nos lo entrega, Dios en la Eucaristía. Dios a través de los rayos solares que penetran por los ventanales. Simplicidad, grandiosidad, arte, y luz. Todo envuelto por las notas musicales que nos regala el organista. Experimentamos la grandeza del Creador, la notamos y la vivimos. En el interior de la Catedral todo es sublime. Vivimos momentos únicos.
Imperdonable sería no mencionar a Antonio Gaudí i Cornet promotor de una gran reforma. Transportó el Altar Mayor a la cabecera, debajo del gran rosetón. Abrió el rosetón y los ocho ventanales de la Capilla Real consiguiendo que la luz de Mallorca entrase y la convirtiera en la Catedral de la luz. La mayoría de los vitrales estaban cerrados u ocultos detrás de retablos.
Gaudí, amante de la naturaleza, no sólo introdujo la luz a través de los vitrales, de los candelabros, del baldaquino, etc., también incorporó la naturaleza con sus formas y colores; tallos, hojas, espigas, trigo, pámpanos y racimos. Art Nouveau. Contemplar su baldaquino, sobre el Altar Mayor, con su Calvario – Cruz, Jesús, Dolorosa y San Juan-, y sus treinta y cinco lámparas, es admirar la obra artística y el sentir religioso de este gran hombre y arquitecto.
Es imposible resistir la tentación de no referirse a la Catedral, la Seu de Mallorca, como un monumento a la gloria de Dios, que hay que vivir y contemplar con toda la belleza e intensidad espiritual que irradia.
Joan Oliver Torrents.