Desde 1921, inicialmente por la editorial El Gato Negro, luego Bruguera, y en 1987 por Ediciones B, se publicó una revista de historietas de periodicidad semanal, con el título “Pulgarcito”. Junto con el famoso TBO fueron las únicas revistas que sobrevivieron a la Guerra Civil.
En su primera época, es decir, desde su aparición hasta 1936, logró editar 850 números, con diferentes formatos, número de páginas, así como relatos, artículos, pasatiempos y chistes. Su éxito fue casi inmediato pues, se calcula que a partir del número 9 ya tenía una tirada de 50.000 ejemplares. En aquellos primeros años colaboraban dibujantes como Emili Boix, Antonio Moreno, Tínez, Urda…
Finalizada la contienda civil, las dificultades económicas fueron superadas por Bruguera, que inició la publicación en forma irregular tanto en periodicidad como en tamaño. De 1944 a 1947 solamente salieron 13 números y un almanaque.
Fue en 1947 cuando “Pulgarcito” recuperó su periodicidad semanal, si bien, al carecer de permiso oficial, no contenía numeración en la portada. Su director, Rafael González Martínez logró un gran auge de la revista, no solamente incluyendo historietas sino también series de acción como el Inspector Dan de la Patrulla Volante, Silver Roy y secciones como El Mundo ríe, La historieta rompecabezas. A partir de 1948 ya comenzaron a aparecer los personajes fijos, con sus historietas semanales. Gordito Relleno, de Peñarroya, Zipi y Zape, de Escobar, las Hermanas Gilda, de Manuel Vázquez, Cucufate Pi, de Peñarroya, Doña Urraca de Jorge. Se estaba formando la Escuela Bruguera cuyos participantes dedicaban sus historietas a la crítica costumbrista.
En 1951, cumplidos 30 años de su aparición, se ampliaron nuevos colores, así como se recogió la numeración auténtica, con lo cual el número 249 pasó a ser el correspondiente desde su primera edición, el 1091. Cuando al año siguiente logra su autorización oficial como revista semanal, surgen nuevos personajes; Pascual, criado ideal, de Angel Nadal, Sisebuto, detective astuto, de Jorge, Petra, criada para todo, de Escobar, Filo Mochales, también de Escobar.
Fue en el número 1.394 de 20 de enero de 1958 cuando Francisco Ibáñez, un ayudante de cartera y riesgos de banca, produjo la primera historieta de sus dos personajes más famosos, Mortadelo y Filemón. Ibáñez ya había dejado la banca y se había integrado en la plantilla de Bruguera, trabajando en exclusividad. El éxito de los personajes fue absoluto, siendo el motivo de las historietas cambiante, hasta que en 1969 publicó El sulfato atómico, la primera historieta de Mortadelo y Filemón concebida como parodia del mundo de los espías y de larga extensión.
Pulgarcito siguió apareciendo semanalmente, con antiguos y nuevos personajes, como Anacleto, agente secreto de Vazquez, El astronauta Felipe de Enrich, llegando en 1973 a una tirada de 240.000 ejemplares.
En 2 de marzo de 1981, siendo directora Mercedes Blanco Abelaira, con un formato de bolsillo y 100 páginas, a 50 pesetas, sacó 178 números. Ya en 1987 con Ediciones B, salieron solamente 38 números.
Mientras tanto Ibáñez iba creando y manteniendo vivos nuevos personajes como La familia Trapisonda, el original 12, Rue del Percebe, El botones Sacarino, Rompetechos, Pepe Gotera y Otilio. En 1985, Ibáñez abandonó la editorial Bruguera que, en virtud de la ley se había quedado con los derechos de los personajes, los cuales fueron aprovechados por otros dibujantes. Ibáñez comenzó a trabajar para la editorial Grijalbo, creando personajes como Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo y 7, Rebolling Street.
En noviembre de 1987 se promulgó una ley en virtud de la cual la propiedad intelectual de las obras correspondía a sus autores. En tal momento, Ibáñez se integró en Ediciones B para realizar hasta seis nuevos álbumes por año de Mortadelo y Filemón, entrando la actualidad y los modos y modas de la vida española a formar parte del argumento de las historietas. Defensor del comic como arte, es posible que haya vendido más de 100 millones de ejemplares de aquellos personajes que surgieron de sus lápices y plumas un día de enero de 1958.
Francisco Gilet