Año1805, Madrid.
Francisco de Goya lo tiene claro: mi pincel no debe ser mejor que mis ojos. En base a ese principio básico, el aragonés está terminando La gitana —aún duda si no fuera llamarla maja— vestida, una mujer de raza a la que ha retratado con chaquetilla corta, mangas anaranjadas con los puños rematados con encaje negro, zapatos dorados y con una lazada rosa en la cintura. Ese cuadro es reflejo de su forma de pintar a día de hoy, con el color como protagonista principal, una explosión cromática que también se refleja en los primeros trazos de la nueva obra que ha comenzado esta mañana.
El lienzo es apenas un esbozo de pinceladas sueltas, pastosas y libres, en el que ya comienza a intuirse el rostro del hombre que, paciente, posa frente a él, aunque todavía resta lo más complicado: captar el alma del retratado para que todo el mundo que vea el cuadro pueda saber con un solo vistazo quién es verdaderamente Félix de Azara.
Condensar la esencia de una persona con una paleta resulta complicado, se precisa arte e información. De lo primero Goya anda sobrado y para conseguir lo segundo ha estado recopilando información sobre aquel brigadier de la Armada y vocal de la Junta de Fortificación y Defensa de Indias del que tanto ha oído hablar: ingeniero militar, explorador, cartógrafo, antropólogo y reconocido naturalista, con sesudos estudios científicos publicados en Madrid y París sobre la flora y fauna americana, en las que se catalogan más de 200 nuevas especies…Todo un personaje este Azara, piensa el de Fuendetodos.
A medida que ha ido descubriendo cosas sobre él, don Francisco supo enseguida que el brigadier está muy lejos de ser un hombre corriente. Azara desprende energía, inteligencia y ansia de conocimiento, tres cualidades que deben ponerse de manifiesto en el cuadro. Y, por supuesto, también debe reflejar su importante labor como naturalista.
Entonces lo ve. Azuzado por la inspiración, el pintor comienza a deslizar el pincel, perfilando los contornos que van a rodear al personaje, a quien va a retratar con el uniforme de su cargo —casaca negra y vistoso calzón amarillo —: un gabinete de estudio, cómo no, con unos estantes al fondo, llenos de coloristas aves y cuadrúpedos disecados, a los que va a pintar con trazos amplios. En la mano derecha va a sujetar un billete con el nombre del retratado, sobre la mesa un bicornio y, como colofón, tres libros que hagan referencia a las publicaciones de sus estudios científicos.
Mi pincel no debe ser mejor que mis ojos, vuelve a pensar mientras se afana en plasmar el espíritu de un hombre extraordinario. Principio cumplido.
EL PERSONAJE
Donde viven hombre, ni árboles ni plantas ni animales quedan (Félix de Azara)
Félix Francisco José Pedro de Azara y Perera nació en Huesca el 18 de mayo de 1742. Hijo de Alejandro de Azara y Loscertales, señor de Lizana, y de María de Perera, estudió en Barbuñales, trasladándose posteriormente a Huesca para realizar su formación universitaria, donde cursó Filosofía y Derecho, aunque lo que verdaderamente le gustaba era la vida militar. Pasados los veinte años solicitó plaza en el Colegio de Artillería de Segovia, pero se le denegó su petición por superar el límite de edad, establecido en los dieciocho años. Tras este intento fallido, en 1764 ingresó como cadete en el Regimiento de Infantería de Galicia, pasando un año más tarde a la Academia de Matemáticas de Barcelona, entonces dirigida por el ingeniero Pedro de Lucuze.
Durante ese tramo de su vida participó en diversas actividades de ingeniería: se ocupó de los trabajos de fortificación en Barcelona y San Fernando de Figueras, de las mejoras hidráulicas en los ríos Jarama y Henares o en la reconstrucción de la fortaleza de Mallorca. En 1774 fue designado maestro de los estudios de ingeniería de Barcelona y un año después participó en el despliegue en Argel dirigiendo la construcción de parapetos y trincheras. Durante aquella campaña resultó herido gravemente, salvando la vida gracias a la fortuita intervención de un marino que le extrajo el proyectil cuando ya se le daba por muerto. Por su participación en la contienda mereció el grado de teniente, ascendiendo a capitán en 1776.
De regreso a España, se le encargó la reordenación del cauce del arroyo Galligans, en Gerona, así como de la reconstrucción de la muralla y torreón y de la obra de recalzo de la ciudad. Por otra parte, participó en la creación de la Real Sociedad Económica Aragonesa de los Amigos del País.
En 1780 fue nombrado teniente coronel de Ingenieros con destino en Guipúzcoa. Sería en esa época cuando su vida daría un vuelco, cuando fue designado miembro de la comisión de límites que, ejecutando los acuerdos del tratado de San Ildefonso, ratificado en 1778 por la paz de El Pardo, por la que se ponía fin al litigio que España y Portugal mantenían a cuenta de las fronteras de sus dominios ultramarinos.
Partí a la mañana siguiente al romper el día, habiendo tenido la suerte de llegar pronto y por tierra a mi destino. El embajador me dijo únicamente que iba a partir con el capitán de navío don José Varela y Ulloa y otros dos oficiales de Marina; que estábamos todos encargados de una misma comisión, que el virrey de Buenos Aires nos comunicaría en detalle, y que debíamos marchar inmediatamente a esta ciudad de la América meridional en un buque portugués, porque estábamos en guerra con Inglaterra.(F. Azara, Viajes por la América meridional, Madrid, Espasa, 1969).
AMÉRICA
Una vez en América, Azara se dirigió a Asunción para la realización de los preparativos necesarios de la expedición donde debía esperar al comisionado portugués, pero este tardó en llegar y Azara, entonces, decidió emprender el viaje por su cuenta mientras realizaba un mapa de las regiones por donde pasaba.
Inquieto por naturaleza, el oscense encontró en el Nuevo Mundo el lugar apropiado para satisfacer sus ansias de conocimiento. .A lo largo de los muchos años de Azara en el Nuevo Mundo su actividad exploradora, cartográfica, zoológica y naturalista fue extraordinaria: participó en la delimitación geográfica de la región del Brasil, en el reconocimiento de la costa septentrional, en la determinación de los límites del río Paraná, dirigió la expedición que, partiendo de Buenos Aires, recorrió la extensa región de las Pampas para adelantar las fronteras hacia el Sur, confeccionó el mapa del distrito de la ciudad de Corrientes, el de las provincias de Misiones y Paraguay y el curso del río Paraguay…Aunque lo que más fama le dio fue su compendio de historia natural bajo la forma de Apuntaciones para la historia natural de las aves de la provincia del Paraguay sobre los pájaros y los cuadrúpedos del río de La Plata y del Paraguay, alcanzando fama en Europa como reputado naturalista.
Su exploración por aquellas tierras se interesó por los animales y plantas que iba descubriendo. A pesar de no tener una preparación adecuada, orientó sus estudios hacia las aves y mamíferos, partiendo de las traducciones al español de las obras del naturalista, biólogo, botánico y escritor francés Georges-Louis Leclerc de Buffon. Sin embargo, a medida que se adentra en la materia de analizar a los animales fue observando errores con los descritos por el francés, a quien terminó criticando rigurosamente, al igual que a Charles Nicolas Sigisbert Sonnini de Manoncourt, quien dio a Buffon los datos sobre los pájaros de la Guayana., si bien Azara también cometió ciertos errores de juicio, lastrado por su escasa formación, bien suplida por su dedicación y entrega. Así, confunde las bataras de Paraguay con los hormigueros de la Guayana descritos por Sonnini.
A lo largo de sus 20 años de investigaciones Azara describió unas 450 especies, de las cuales eran nuevas más de 200. Un trabajo arduo que le permitió alcanzar una conclusión que hoy podríamos considerar como la primera teoría de las especies: la existencia de mecanismos de adaptación de los animales al medio, así como que las especies podían extinguirse, una hipótesis que suponía algo inédito para la época (Alberto G. Ibáñez, 2019).
Pero Azara era mucho más que un naturalista: delimitó las fronteras entre España y Portugal en la Banda Oriental (entre Uruguay y el Imperio de Brasil) en colaboración con José Artigas y fundó Batoví, actual São Gabriel, o San Gabriel de Batoví, en 1801, baluarte del virreinato del rio de la Plata.
Azara estaría en América hasta 1801 dejando un importantísimo legado. Tras 20 años de peligros y sufrimiento en sus viajes por América, desde ataques de indígenas hasta serpientes venenosas en 1801 es llamado por la corona de España, donde alcanzó en grado de brigadier de la Real Armada, como refleja Goya en un cuadro de 1805.
Habiendo esperado doce años a los portugueses, y pasado la mejor parte de mi vida en este país, el más remoto y trabajoso, es ya tiempo de pedir mi relevo. Porque no es posible que mis días sean suficientes a ver concluida mi comisión, ni que los comunes achaques de la edad puedan sobrellevar los trabajos de este destino equivalente a un triste destierro” (Carta de Félix de Azara a Antonio Valdés, Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán).
AZARA Y NAPOLEÓN
Félix tuvo seis hermanos, uno de los cuales, José Nicolás, fue diplomático en París. Tras su periplo americano, Azara, ya reconocido como gran naturalista, fue a rendir visita familiar a la capital francesa. La llegada de tan ilustre personaje llamó la atención de Napoleón Bonaparte, que por aquel entonces tenía en mente invadir el sur de Brasil enviando un cuerpo expedicionario a través del río de la Plata. Con esa idea como trasfondo, se concertó una reunión entre un comisario mandado por el de Córcega y el español para tratar de obtener la mayor información posible, pero el oscense, hombre astuto, supo salir airoso de complicado trance. Cuestiones militares aparte, aquel viaje le supuso el reconocimiento por parte del prestigioso paleontólogo Georges Cuvier.
En octubre de 1802 fue ascendido a brigadier, regresando a España dos años más tarde para formar parte de la Junta de Fortificaciones y Defensa de ambas Indias. Luego llegó la guerra de la Independencia, donde Azara participó activamente, sufriendo el saqueo francés de sus posesiones en Barbuñales.
En octubre de 1821 falleció su pueblo natal a causa de una neumonía. Tenía 79 años. Desde entonces sus restos mortales reposan en la Santa Iglesia Catedral de la Transfiguración del Señor de Huesca.
NATURALISTA
La investigación de Azara sobre la fauna americana tiene una predominante directriz descriptiva, constituyendo un cúmulo de información que le llevó a interpretar la naturaleza aplicando el concepto sistemático linneano y no como la individualidad definida por Buffon (el individuo es la única realidad natural).
Por otro lado, su inventario compone la imagen de una naturaleza dinámica donde hombres, animales y plantas conviven en armónica relación, alcanzando la conclusión de que el Nuevo Mundo era un paraíso gravemente amenazado por una civilización que avanzaba inexorable en su colonización.
Los naturalistas que vengan después todo lo hallarán lleno de arrugas y verrugas, desfigurado y pervertido por la mano del hombre (F. de Azara, Apuntaciones para la historia natural de las aves de la provincia del Paraguay).
Este testimonio da ejemplo de la tendencia ecologista incipiente en ciertos naturalistas del siglo XVIII.
TEORÍA DE LAS ESPECIES
Félix de Azara desarrolló en torno a 1800 la primera teoría de las especies, cincuenta años antes que Darwin (Esparza, 2021).
Durante el siglo XVIII uno de los temas más polémicos se centraba en el origen de la Tierra y sus habitantes, debate nacido desde dos grandes prismas que enfrentaban a la religión y la ciencia.
Durante la primera parte del siglo seguía vigente la perspectiva teológica, pero en la segunda se produjo un vuelco a favor de la posición creacionista, tal y como defendía Azara.
En su ideario la divinidad queda relegada a un remoto pasado siendo sustituida por el mito de una naturaleza que obra en el presente a su imagen y semejanza.( ).mientras que la materia inanimada se forma sin interrupción, la fauna debe ser creada en etapas sucesivas necesarias para que los depredadores no provoquen la desaparición de las especies que les sirven de alimento. Racionalmente, pues, era imposible aceptar el dogma teológico sobre la creación simultánea de una pareja representativa de cada especie, que conducía a la desaparición de gran parte de la población animal sino de introducir algún mecanismo regulador del fenómeno creacionista. (Andrés Galera Gómez, Real Academia de la Historia)
A partir de este razonamiento Azara formuló un modelo cronológico: las “creaciones sucesivas”, una teoría de su origen polifilético basada en que una sola pareja animal no puede ser responsable de la diversidad demográfica alcanzada por sus congéneres, lo que hace suponer la hipótesis de su distribución en múltiples parejas durante la Creación, un planteamiento que contravenía tanto el designio monofilético del Génesis.
Así, por ejemplo, Azara negaba la hipótesis de la unidad natalicia de los cuadrúpedos, según la cual habrían surgido en la vieja Europa para, posteriormente, colonizar el continente americano gracias a la existencia de un paso entre los continentes antes de ser separados por el Atlántico. Su particular razonamiento lo apoyaba en sus 20 años de exploraciones, donde pudo percibir que la diferencia entre las razas equinas a uno y otro lado del océano no era solo una cuestión geológica, sino también tipológica, existiendo una fauna autóctona propia y exclusiva del caballo en territorio americano.
También fue destacable su estudio antropológico en el Cono Sur. En sus publicaciones Azara aportó noticias fidedignas sobre numerosas poblaciones aborígenes: churrúas, yares, minuames, pamapas, aucas, tupys, gusarapos, guanos, aguyitequedichagas, payaguas, guarirucús, vilelas, chumipis, patagones…Su testimonio es una fuente documental privilegiada.
El indio americano aparece en su relato como un elemento consustancial a una naturaleza que le da cobijo y protección, ejercitando una indolente existencia acorde con el entorno. Un estado de perfección que desaparece paulatinamente a medida que dirige sus pasos hacia la civilización.
Azara no sabía explicar los mecanismos de la evolución, pero como gran observador que era, afirmó que el ser vivo es un ente con la posibilidad de cambiar, lo cual introduce el desorden, rompiendo la perfecta armonía del universo. Su importancia como naturalista, no está en la formulación de hipótesis, sino en la ruptura del orden científico del siglo XVIII.
La realidad es que su ideología tiene una inequívoca dimensión creacionista, posición donde la variabilidad de las especies no representa fenómeno evolutivo alguno. Las modificaciones emergentes en el seno de una determinada especie se interpretan como un mecanismo natural y, como tal, controlado por una naturaleza que impide a los individuos alejarse de la forma primitiva. La perfección azariana reside en el pasado y está representada por la conformación individual otorgada en el momento de la Creación, no es un concepto de y con futuro. (Andrés Galera Gómez, Real Academia de la Historia)
CHARLES DARWIN
Es incuestionable que la obra de Félix Azara constituye un encomiable estudio descriptivo, y como tal observador de la naturaleza fue valorado y estimados en el siglo XIX, en especial por Charles Darwin.
Las teorías del español sobre la evolución de las especies fueron publicadas a partir de 1802. Es decir, antes de que Darwin hiciera lo propio con El origen de las especies (1859). De hecho, el británico conocía los estudios de Félix de Azara antes de publicar su obra e incluso lo menciona varias veces en su libro. Aunque aquí no acaban la influencia de Azara sobre él: los expertos creen que Darwin viajaba con un ejemplar de Viajes por la América meridional, publicado a principios del siglo XIX, y en Diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo se hacen múltiples alusiones a Azara.
REPERCUSIÓN INTERNACIONAL
El caso Azara ejemplifica el modelo de investigación realizado por los científicos españoles en América durante el siglo XVIII. Una labor de recopilación que él supo diseminar internacionalmente, a diferencia de lo sucedido con la mayoría de sus coetáneos enviados por la Corona española a explorar los territorios de ultramar.
En 1801 se publicó en París el primer libro de Félix de Azara, Essais sur l’histoire naturelle des quadrupèdes de la province du Paraguay. Un año después aparece la versión en español titulada Apuntamientos para la historia natural de los cuadrúpedos del Paraguay y río de La Plata;y 1809 es el año de Voyages dans l’Amérique Méridionale, traducida al alemán, italiano e inglés y, finalmente, al español. Este escueto periplo editorial refleja la difusión europea de su obra y la menor atención prestada desde España.
No espero verla (mi obra) estimada en este país, donde el gusto por las ciencias, y sobre todo por la historia natural está absolutamente dado de lado (carta de Félix de Azara a C. A. Walckenaer, 25 de julio de 1805, reproducida en Viajes por la América meridional, pág 36).
Gustav Hartlaub editó en 1837 un índice de las especies de aves descritas por Azara. Varias especies le fueron dedicadas: el pájaro Synallaxis azarae por Alcide Dessalines d’Orbigny en 1835 y los roedores Dasyprocta azarae por Martin Lichtenstein en 1823, Akodon azarae Johann Fischer von Waldheim en 1829 y Ctenomys azarae por Michael Rogers Oldfield Thomas en 1903. También la «comadreja overa», una zarigüeya americana, recibió el nombre Didelphis azarae por Hershkovitz en 1969.
También se le ha dedicado una cresta en la Luna, la Dorsum Azara en 26° 42′ N y 19° 12′ O de unos 105 km de longitud. La ciudad de Azara en la provincia de Misiones fue nominada en su memoria por su trabajo en la región. En la Ciudad de Posadas (Misiones) la primera y centenaria Escuela N.º 1 lleva su nombre junto a una calle en el casco histórico de la ciudad.
En cuanto a España, la Diputación Provincial de Huesca otorga anualmente el Premio Félix de Azara, que consiste en un galardón, premios y becas a personas u organizaciones como reconocimiento a la conservación del espacio natural y del medio ambiente.
Ricardo Aller Hernández
BIBLIOGRAFÍA
*dbe.rah.es/biografias/7255/felix-de-azara-y-perera
*wikipedia.org/wiki/F%C3%A9lix_de_Azara
*Felix Azara, una vida ejempalr (Olivier Baunly, https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/06/41/08baulny.pdf
Es lamentable, y patético, que dedique tanto texto a asuntos anecdóticos y superfluos al tema y ninguno a plasmar las propias palabras de Azara sobre sus ideas de cambio en las especies animales. No menciona la idea particular de Azara que luego fue tomada por Darwin y que constituye la parte central de la obra del inglés: Que los cambios en las especies ocurren de manera accidental y luego se fijan si no operan desfavorablemente en relación al ambiente. ¿De que le sirve escribir un artículo sobre un científico si no especifica su aporte científico?
No lo conocía. Es impresionante que en su época desarrollará teorías sobre las especies. Sigue sorprendiéndome nuestra galería de hombres ilustres. Perfectamente narrado. Muy interesante