Nace Francisco Javier Clavijero (9 de septiembre de 1731)

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Francisco Javier Clavijero Echegaray, fue un jesuita nacido en el Virreinato de Nueva España. Muchos pensaran, leyendo lo de Nueva España, en Méjico y poco más, pero el hecho es que cuando nació Clavijero, dicho virreinato era una institución política en la que estaban incluidos territorios tan dispares, como Venezuela, Centroamérica, Filipinas o gran parte del oeste y centro de los Estados Unidos. Una extensión que no logró conservar después de su independencia.

Vio la luz por la primera vez en la ciudad de Veracruz, en el seno de una familia donde el padre había nacido en España y la madre nacida también en Veracruz, pero de familia de origen guipuzcoano. Su padre era funcionario al servicio del Reino de España y su cargo hizo que la infancia de Clavijero se desarrollara en diversos puntos de la geografía novohispana, pero siempre gravitando en las provincias de Puebla y Mixteca, en el actual Méjico, lo que contribuyó a un contacto estrecho con las etnias locales.

Era  el tercero de once hermanos y en lugar de intentar hacer carrera en la administración, como su padre, su familia le orientó hacia la carrera eclesiástica y tanto sus estudios primarios como los superiores los desarrolló en instituciones gobernadas por la Compañía de Jesús y este hecho marcó su futuro. En 1748, con dieciocho años, ingresó como novicio en el Colegio jesuita de Tepotzotlán. Ahí era obligatorio el aprendizaje de la lengua indígena náhuatl. Esto para un criollo elitista, acostumbrado a moverse en un ambiente cien por cien español, fue algo insólito, y según parece sus comienzos no le resultaron agradable, pero enseguida se adaptó y sus superiores informaron favorablemente de sus progresos.

En 1754, terminó sus estudios y fue ordenado sacerdote. Ya en aquel momento, sus inquietudes por trabajar le hicieron solicitar su traslado hacia las misiones en California, pero sus superiores no aceptaron sus propuestas y hasta el momento de su exilio en 1764, estuvo trabajando en la docencia en Ciudad de Méjico, en el Colegio de San Gregorio, institución dedicada a la educación de la población indígena, en la ciudad de Puebla, también en una institución centrada en la población autóctona. Durante esta época, compaginó su labor docente con estudios particulares de la documentación reunida por Carlos de Sigüenza y Góngora, consistente tanto en documentos españoles contemporáneos de la conquista, como de la época mezquita.

El 27 de febrero de 1767, Carlos III decretó el destierro de los jesuitas de todo territorio bajo su mando, y dicha orden fue ejecutada el 25 de junio del mismo año en el Virreinato de Nueva España. Clavijero partió con muy pocas cosas y después de diversas vicisitudes, acabó en Bolonia, ciudad que en aquella época se encontraba en los Estados Pontificios, ya que los jesuitas no reconocían más autoridad que la del Papa de Roma. Ahí se inició la segunda etapa de su vida.

En Italia Clavijero se encontró con un ambiente que le era extraño, donde imperaban las ideas centro europeas que consideraban a los indígenas americanos, como mucho como un eslabón intermedio entre simios y seres humanos. Autores como el alemán Cornelius de Pauw, el francés Georges Louis Leclerc, William Robertson (historiador escocés), habían convencido a la intelectualidad de la Ilustración, de que los no europeos pertenecían a otra categoría humana. Clavijero, acostumbrado a la filosofía española, donde consideraban a todos los pertenecientes al Reino, como iguales súbditos con idénticos derechos y deberes, quedó chocado por estas ideas.

Clavijero no era indígena ni por sus venas corría la menor gota de sangre mezquita, pero se consideraba ante todo Novohispano, y estaba impregnado por la filosofía del gobierno español y orgulloso de su pasado y del de sus conciudadanos. Además tenía mucho tiempo libre, pues nunca le fue encomendada tarea específica alguna en Bolonia y dedicó todas sus energías a luchar contra las racistas ideas de Centroeuropa.

Hasta su muerte en 1787, redactó diversos estudios, pero destacan entre ellos su “Historia Antigua de México” y la “Historia de la antigua o baja California”. Ambas obras basadas en la documentación estudiada durante su periodo docente en Méjico.

Su obra fue publicada originariamente en toscano y posteriormente en ingles y alemán. Tuvo amplio eco entre los intelectuales europeos pero poco impacto en la manera de gobernar de los imperios ingleses y alemanes. En el siglo XIX, su obra fue recuperada por los intelectuales mejicanos y se considera a Clavijero como poco menos que el padre de la Ilustración Americana.

Clavijero fue un producto de la obra de formacion dirigida por España. Ya hemos mencionado que formando parte de su educación, aprendió la lengua local de la provincia donde impartió clases. Su obra es en gran parte posible gracias a la recopilación de trabajos anteriores de otros españoles interesados en el pasado americano. Su interés por los indígenas se debió a que el gobierno español alentaba la creación de escuelas y universidades que formaran a los indígenas y él personalmente se vio involucrado en este proceso.

Nada de esto ocurría en el mundo anglosajón, francés o alemán, donde se proclamaba que el resto de razas eran inferiores y en el mejor de los casos, solo válidos para trabajos inferiores. Filosofías que acabaron prácticamente con todas las etnias locales en EEUU o Australia y dejaron países con déficits crónicos.

Manuel de Francisco Fabre

Francisco Javier Clavijero – Wikipedia, la enciclopedia libre

Francisco Xavier Clavijero (1731-1787) (ilce.edu.mx)

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