¡Oh patria, cuántos hechos, cuántos nombres,
cuántos sucesos y victorias grandes,
cuántos ilustres y temidos hombres
de mar y tierra, en Indias, Francia y Flandes.
(Lope de Vega, canto IV, La Dragontea)
1598.
Hoy Lope de Vega es un hombre feliz: acaba de publicarse en Valencia su Dragontea, un poema épico de diez cantos en el que narra el enfrentamiento entre los piratas Richard Hawkins y Francis Drake en el continente americano, el sonante bulle en faltriquera, el respetable lo lisonjea por la calle y esta noche ha quedado con cierta dama a la que poder susurrarle los versos más bellos.
En cuanto a su nueva obra, en esta ocasión, y faltando a su costumbre, el Fénix de los Ingenios se ha alejado de la comedia, tan del gusto del vulgo y que tanta fama le reporta, para adentrarse en un género rígido en sus formas y una temática elevada y heroica, muy al estilo de La Araucana de don Alonso de Ercilla, Colón de las Indias del Parnaso, sin duda el poema épico más importante de las letras españolas del Renacimiento, y cuya influencia ha hecho notar en esta obra, como en el Canto II, en la descripción del puerto inglés antes de la partida de Drake:
Húndese el puerto de contento y grita:
éste calafatea, aquél enjarcia,
cuál lastra, carga, sube, pone y quita
la vela nueva o la defensa marcia.
Éste el bizcocho, el agua solicita,
repara el árbol o la rota jarcia;
aquél, salada carne guarda en partes,
para el viernes mejor que para el martes.
Y mientras camina por el mentidero de San Felipe, Lope se congratula con la promesa de un nuevo éxito artístico y una certeza: que esta no será la última batalla entre españoles e ingleses que merezca un buen poema.
ANTECEDENTES
El dominio de América enfrentó a España y Gran Bretaña durante siglos, lo que llevó a tres guerras de contención en trescientos años, resultando la cuarta definitiva con la participación española, indirecta pero decisiva, durante la Guerra de Independencia de las 13 Colonias.
Centrándonos en el siglo XVI, la guerra de las Armadas (1585-1604) tuvo varios frentes: en Europa, en los océanos y en el continente americano.
La guerra comenzó en 1585, cuando en octubre Drake navegó por la costa oeste ibérica, saqueando Vigo y Santiago de Cabo Verde, además de intentar hacer lo mismo en La Palma; luego cruzó a las Indias, capturando Santo Domingo y Cartagena de Indias, por cuya devolución exigió a las autoridades españolas el pago de un rescate y San Agustín, en la Florida.
En febrero de 1587 María I de Escocia fue ejecutada y en abril Drake atacó la flota amarrada en la bahía de Cádiz, desembarcó en el Algarve destruyendo varias fortalezas, atacó la flota de Álvaro de Bazán amarrada en Lisboa, y poniendo rumbo a las islas Azores capturó la carraca portuguesa San Felipe, cargada de riquezas.
En agosto de 1588 España planeó la invasión de Inglaterra con la Armada Invencible, pero las condiciones climatológicas adversas, la mala cartografía y la imprecisión llevaron la operación al fracaso.
En 1589 las fuerzas inglesas, bajo el mando de Francis Drake y John Norreys, atacaron La Coruña, de donde fueron rechazadas, y siguieron hacia Lisboa, donde fracasaron en su intento de provocar un levantamiento portugués.
El fracaso de la Contraarmada inglesa, que desplegó más de 150 naves de distintos tipos y perdió más de 40 navíos entre hundimientos y capturas durante el desarrollo de sus operaciones, causó grandes pérdidas financieras en el tesoro isabelino, y permitió a Felipe reconstruir la flota española del Atlántico, que volvió rápidamente a tener supremacía.
A partir de 1590, la mejora de las escoltas y la inteligencia frustraron la mayoría de los ataques corsarios a la Flota de Indias: las expediciones bucaneras de Martin Frobisher y John Hawkins resultaron un fracaso y el navío Revenge fue apresado cerca de las Azores en la batalla de Flores (1591).
En 1592 Pedro de Zubiaur dispersó un convoy inglés de 40 buques incendiando la nave capitana y capturando otros tres barcos, y al año siguiente, en la batalla de Blaye, derrotó a una flota de seis buques ingleses.
Sería en junio de 1594 cuando la Dainty, barco corsario comandado por Richard Hawkins, hijo de John Hawkins y sobrino de William Hawkins, se adentraría en la Bahía de San Mateo, en la costa del actual Ecuador…
Y como al puerto, de traición remota,
iba la recua y gente con la plata,
donde espera la española flota,
rompe, derriba, corta y desbarata.
Ni el nombre de Filipo le alborota,
ni del respeto de las armas trata:
desquicia, saca, carga, roba, corre,
y huyendo llega al mar que le socorre
(Lope de Vega)
BELTRÁN CASTRO Y DE LAS CUEVAS
Pocos datos existen de Beltrán Castro y de la Cueva antes de 1594. Hijo de Pedro Fernández de Castro, quinto conde de Lemos y marqués de Sarria, participó en 1580 en la anexión de Portugal con el cargo de capitán y que con apenas 22 años fue destinado a las Indias, donde el virrey del Perú le mandaría dar caza al temido corsario Richard Hawkins.
La historia del corsario comenzó cuando su padre John Hawkins le entregó a su hijo su flota: la Dainty , un galeón de unas 500 toneladas armado con 30 cañones que había sido bautizado por la misma Reina; el Fantasy , un patache de dos velas muy ligero y destinado a la vigilancia, y una nao de pertrechos de un centenar de toneles y ocho cañones…. Toda una pequeña flota con la que este corsario se lanzó contra las colonias españolas en América.
Deja la ociosa cama el mozo honroso,
previene sus soldados y navíos
y, por salir al mar tempestuoso,
deja de su mujer los tiernos ríos.
Soñándose del mundo victorioso
con verdes años y robustos bríos,
para vengar la de San Juan de Lúa
parte alegre del puerto de Plemúa (Plymouth).
(Lope de Vega)
La expedición de Hawkins zarpó del puerto de Plymouth el 24 de mayo de 1593, siendo sus primeras víctimas cuatro barcos mercantes por cuyo rescate obtuvieron 25.000 ducados. En uno de estos ataques s secuestró después por la fuerza a un avezado piloto español que más tarde sería clave en su derrota: Alonso Pérez Bueno.
Cuando al virrey de Perú, García Hurtado de Mendoza, le llegaron noticias de los ataques de Hawkins, puso inmediatamente en marcha el plan que se había previsto cuatro años antes con los saqueos de otros corsarios ingleses en las costas del Pacífico: preparar cinco galeones de 500 toneladas, con entre 25 y 30 cañones cada uno, y cinco buques de apoyo más.
Comandado por Beltrán Castro, la expedición partió de El Callao el 24 de mayo de 1594, mientras el virrey trataba de avisar al istmo de Panamá y virreinato de Nueva España de la presencia del inglés.
DIARIO DE UNA CAPTURA PIRATA
3 de junio de 1594. Llega a Lima el mensaje de que la Dainty ha sido avistada cerca de Arica, en dirección a las costas de Perú, y Hurtado de Mendoza manda un esquife para avisar a Beltrán.
5 de junio. La noticia llega a Beltrán, mientras Alonso Pérez, el piloto español secuestrado, conduce a la Dainty hasta El Callao, sede en aquellos momentos de la recién nacida Armada del Mar del Sur, sin que el corsario inglés se percate del engaño.
Madrugada del 5 de junio. La nave inglesa es avistada por Beltrán. En ese momento se desata una tormenta que desmantela las arboladuras de dos galeones y el pirata pudo huir a toda prisa, debiendo deshacerse de todo el botín obtenido en las jornadas anteriores para ganar velocidad y llegar pronto a la isla de Lobos y Huanchaco.
Alonso Pérez es abandonado en estas tierras. Por su parte, Richard Hawkins continúa su marcha con la confianza de haber despistado a Beltrán de Castro, cuando descubre que no es así: sin perder de vista la costa, los españoles los están persiguiendo.
30 de junio. Hawkins ordena lanzar un ataque por sorpresa y a la desesperada, pero es rechazado. La tripulación de 120 marinos se encuentra herida, las naves acribilladas por el fuego. La cubierta se encuentra cubierta de serrín para evitar patinazos con la sangre que se había derramado. Todos en la Dainty comprenden que la rendición es irremediable.
allí no mata al otro a la venida,
y mátale después de recudida.
Volviéndole a buscar de largo trecho;
aquí veréis al uno abierto el pecho,
al otro la cabeza dividida;
allá tendido un cuerpo, ya sin brazos,
acá deshecho el otro en mil pedazos
2 de julio. Beltrán manda lanzar una salva de cañonazos, invitando a Hawkins a rendirse. Este se niega.
Tras dejar el barco pirata desarbolado y sin posibilidad de maniobrar, los españoles se lanzan al abordaje para luchar cuerpo a cuerpo. Superados, el Dainty iza finalmente la bandera blanca. Más de 30 piratas yacían muertos sobre la cubierta y otros tantos heridos. Richard Hawkins tiene dos balazos
Arde el bauprés, mesana, árbol, trinquetes,
como si fueran débiles tomizas,
coronas, aparejos, chafaldetes,
velas, escotas, brazas, trozas, trizas.
brandales, racamentas, gallardetes,
brïoles y aflechates son cenizas,
amantillas, bolinas y cajetas.
Beltrán de Castro apresa al capitán y a los 90 supervivientes, reparan las vías de agua del Dainty y lo ponen a remolque con rumbo a Panamá.
14 de septiembre. La expedición llega a Lima. Hurtado de Mendoza, a pesar de ser de madrugada, ordena el repique de las campanas y la celebración de una misa especial en la iglesia de San Agustín.
Richard Hawkins es paseado por las calles, luego es arrestado por la Inquisición y enviado a un calabozo.
Volviéndole a buscar de largo trecho
aquí veréis al uno abierto el pecho
al otro la cabeza dividida.
(Lope de Vega, la Dragontea)
Al final Hawkins fue enviado a España, donde se le encarceló durante siete años en prisiones de Sevilla y Madrid, hasta que en 1602 regresó a Inglaterra. Allí sería nombrado caballero, pero nunca más se le ocurrió embarcar en una nave ni echarse al mar.
Ricardo Aller Hernández
Fuertes y duros nuestros marinos lucharon por España frente a la traidora Albion que no dudó en utilizar piratas contra la armada española.
Lope de Vega, narró maravillosamente el enfrentamiento con los piratas