Primera misa en Guatemala

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Ermita en Salcajá

Este año se cumple el quinto centenario de la primera misa celebrada en Guatemala. En concreto, el 7 de febrero de 1524, día de Pentecostés, el párroco pacense Juan Godínez, ofició el Santo Sacrificio de la Misa, en una pequeña ermita erigida el día anterior, en Salcajá, donde acababan de llegar los españoles, al mando de don Pedro de Alvarado. Fray Domingo de Juarros, dominico nacido en Antigua Guatemala (1752), se refiere a este hecho, en su “Compendio de la Historia de la Ciudad de Guatemala”.

Ni siquiera se había establecido aún el Cabildo. Al poco, el Adelantado marcha a emprender otros descubrimientos, dejando al mando del pequeño asentamiento, a su teniente Juan de León Cardona. De todo ello quedaría fiel constancia, posteriormente, en los “Títulos de la Casa Ixquin Nehaib, Señora del Territorio de Otzoyá”, conservado en el Juzgado Privativo de Tierras, a partir de mediados del XVIII.

Popol Vuh

Salcajá aparece citado en el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, que en la transcripción del texto quiché realizada a principios del siglo XVIII por el fraile dominico Francisco Ximénez, se le nombra como Saccahá, cuya etimología procede de sac –“blanco”- y caja (“agua amarga”), es decir, lo que vendría a significar “agua blanca amarga”.

Juan Godínez, nacido en Badajoz, era hijo de Ruy Díez Godínez y de Mayor Morales de Toro. El 8 de enero de 1524 presentó una probanza de méritos, ante el Ayuntamiento de la antigua capital de Guatemala, para acreditar que se encontraba en el país maya desde 1524.

La Conquistadora

La ermita que acogió esa primera misa en tierras guatemaltecas conserva el estandarte de la Virgen Inmaculada, que había acompañado a los españoles en su dominio del país, conociéndosela popularmente como La Conquistadora, al atribuírsele su intercesión en las distintas batallas que se libraron.

De hecho, los estandartes de la Virgen, habituales en las batallas de los españoles en las Indias, a menudo despertaban el terror entre los nativos, contribuyendo a su derrota, como refiere, entre otros, el gran cronista de la conquista del imperio azteca, Bernal Díaz del Castillo: “preguntando en cierta ocasión Moctezuma a sus guerreros cómo no habían podido vencer a unos pocos castellanos, siendo ellos tantos, le respondieron que no aprovechaban sus flechas ni buen pelear, porque una Gran Tegleciguata de Castilla venía delante de ellos y les ponía temor» (Historia de los sucesos de la Conquista de la Nueva España).  

Otras crónicas nativas, como la antes mencionada “Títulos de la Casa Ixquin Nehaib, Señora del Territorio de Otzoyá”, del 1550, describen extraordinarios sucesos de parecida naturaleza así: “Y luego fue uno del pueblo de Aj Xepach, indio capitán hecho águila, con tres mil indios, a pelear con los españoles. A media noche fueron los indios, y el capitán hecho águila de los indios llegó a querer matar al Adelantado Tunaduú, y no pudo matarlo porque lo defendía una niña muy blanca; ellos harto querían entrar, y así que veían a esta niña, luego caían en tierra y no se podían levantar del suelo. Luego venían muchos pájaros sin pies, y estos pájaros tenían rodeada a esta niña, y querían los indios matar a la niña y estos pájaros sin pies la defendían y les quitaban la vista. Estos indios que nunca pudieron matar a Tunadiú ni a la niña se volvieron y tornaron a enviar a otro indio capitán hecho rayo llamado Izkín Ajpalotz Utzaqij´aljá, llamado Nejaib´ y este fue a donde estaban los españoles hechos rayo a querer matar al Adelantado, y así que …caía en tierra…».

Jesús Caraballo

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