En la España del siglo XVI, el interés por la cultura superaba todos los límites, y ello tuvo reflejo también en todos los campos; desde el porcentaje de alfabetización, que llevó a enseñar latín a los nuevos españoles, los naturales americanos o filipinos, hasta desarrollar admirablemente todos los ámbitos del conocimiento.
Y la Cátedra de cosmografía de Sevilla, que no es una cosa cualquiera, nació como un apéndice con vida propia de la Casa de Contratación, que ya por sí misma era un pozo de cultura, de generación, de ciencia.
Pero es que, para el nacimiento de la Cátedra tuvieron especial significación otros órganos de la Monarquía alejados físicamente de Sevilla, siendo que entre ellos destacan con luz propia tanto el Colegio Mayor de San Bartolomé como la Universidad de Salamanca, siendo que de ambos emana el espíritu de investigación teórica de la cosmografía, que ya no se limitaría a la práctica de los profesionales del mar.
Desde 1498, los profesionales de Salamanca atendieron con especial interés la experiencia de los navegantes y dieron lugar a estudios cosmográficos que popularizaron las ideas de Ptolomeo, que pasó a ser de referencia principal. Solo quienes conocían el sistema de Ptolomeo serían capaces de resolver los problemas planteados… Y Ptolomeo, por supuesto, jamás tuvo noticia de América. También señalaban la necesidad de crear un organismo especialmente encargado de los negocios del Nuevo Mundo; un organismo que fuese capaz de organizar la administración y el buen orden y desarrollo de las tareas transatlánticas.
Esa preocupación posibilitó que cinco años más tarde, en 1503, viese la luz algo que resultaría de vital importancia para la navegación. Mientras Cristóbal Colón estaba en el curso de su cuarto viaje, los Reyes Católicos ordenaban la fundación de la Casa de la Contratación de Sevilla, que si bien no nació como una institución científica, sí se convertiría, como consecuencia de los logros de las exploraciones castellanas, en el primer centro de ciencia aplicada de carácter cosmográfico, cartográfico y náutico de Europa.
Y fue esencial su desarrollo, no solo para el cumplimiento de las funciones que le eran asignadas, sino en el cumplimiento de las mismas, en la creación de lo que nos ocupa en este momento: La cátedra de cosmografía.
Pero antes de producirse su creación sería necesario que en el funcionamiento de la Casa de Contratación se diese lugar a la creación en 1508 de la figura de Piloto Mayor, o en 1519 la figura de Maestro de hacer cartas de navegar y fabricar instrumentos.
Esta conjunción no tardó en generar elementos que cubrían las necesidades de la navegación: cartas náuticas, astrolabios, cuadrantes, ballestillas, agujas de marear… y técnicas de navegación, tablas astronómicas, desarrollo del cálculo y acopio de observaciones y experiencias que enriquecían el conocimiento.
Sin embargo, si esas figuras fueron creadas en breve espacio de tiempo, la que nos ocupa, la Cátedra de Cosmografía, no vería la luz sino en 1552, y la figura de Cosmógrafo Mayor no lo haría sino en 1563, y para ese tiempo habían sido creadas instituciones como el Consejo de Indias o la Universidad de Cargadores a Indias; el primero en 1524 y la segunda en 1543. Posteriormente, ya en 1561 sería creada la Universidad de Mareantes y en 1582 la Academia de Matemáticas.
Instituciones todas de una envergadura de primer orden; columnas sobre las que descansaba todo el entramado administrativo, más que de la Marina, del concepto total de la Monarquía Hispánica.
Instituciones complementarias que tenían una fuerte base científica y daban lugar a que el Piloto Mayor, encargado de aprobar las cartas e instrumentos de navegación, resolviese sobre proyectos presentados por terceros, que adquirían el marchamo de la Casa y los habilitaba para que pudiesen ser objeto de transacción comercial. Funciones que recayeron en la cátedra de cosmografía.
Debemos hacer nuevamente referencia a la Cédula de 6 de agosto de 1503 por la que se creó la enseñanza náutica.
Juan de la Cosa fue el primer cartógrafo o maestro de hacer cartas de navegar de la Casa de Contratación, y a partir de 1508, cuando fue creado el Padrón Real y el puesto de Piloto Mayor, que quedaba facultado para la formación de nuevos pilotos y para realizar mapas de los descubrimientos.
Para 1552 se había desarrollado extraordinariamente la Casa de Contratación y necesitaba una reorganización que fuese capaz de dar respuesta a las cuestiones que la naturaleza de las cosas les presentaba. Y es que los pilotos eran conscientes de la multiplicidad de errores científicos que presentaban las cartas de marear.
La Cátedra de Cosmografía, que como la plaza de Piloto Mayor era provista mediante oposición, sería la encargada de corregir esas deficiencias, y Jerónimo de Chaves, hijo de Alonso de Chaves, que ese mismo año era nombrado piloto mayor de la Casa de Contratación, sería el primer catedrático de cosmografía, cuya misión sería impartir conocimientos de astronomía y geografía, cálculo de la latitud y manejo de instrumentos de navegación como el cuadrante, la ballestilla o el astrolabio.
A partir del primer momento, el Catedrático de la Casa siempre era un cosmógrafo acreditado con un dilatado conocimiento de la navegación y la cosmografía, debiendo dar mayor importancia al estudio de las ciencias exactas, conocimientos que debían ser propios de los pilotos, que debían seguir un periodo de formación que alcanzaba los tres años, durante los que se estudiaba la esfera de Sacrobosco, aritmética, las teorías de Purbachio, las tablas de Alfonso X, los libros de Euclides, trigonometría, triángulos esféricos, Cosmografía y navegación, el uso del astrolabio, procedimientos para hacer observaciones de los movimientos del sol, de la luna y de los planetas, así como materias de relojes y otras máquinas.
No obstante, se autorizó el examen de personas que no habían asistido a los cursos, siempre que demostrasen los conocimientos que tuviesen sobre la materia, y que habían sido adquiridos por la práctica.
Cesáreo Jarabo
BIBLIOGRAFÍA:
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