

El 12 de junio de 1539, se firmó un complicado contrato entre el virrey de México, Antonio de Mendoza, el obispo de México, el franciscano virrey de México, Antonio de Mendoza y el impresor alemán Jacobo Cromberger. El contrato estipulaba que Cromberger debía financiar la instalación de una imprenta en la ciudad de México, pero quien debía encargarse físicamente de la puesta en marcha del proyecto fuera el italiano Giovanni Pauli de Bresca, que a la sazón trabajaba en los talleres de Cromberger en Sevilla. La empresa, como se ve, era un proyecto internacional muy de acuerdo con la realidad del Imperio Español bajo Carlos I.

Giovani se naturalizó como español y cambió su nombre a Juan Pablos, no pensaba volver a ninguna península ni a la suya natal ni a la española. Se había embarcado con mujer e hijos y lo que deseaba era progresar en aquella nueva sociedad, aunque su jefe, Cromberger, se lo puso muy difícil. Una imprenta no solo consta en la prensa, sino también en todo el equipo auxiliar que permite su trabajo. En este caso, le escatimó los tipos y los moldes para rehacerlos. Con esto pretendía, no arriesgar demasiado dinero y, por otro lado, evitar que su antiguo empleado se instalara por su cuenta.

Sin embargo, el obispo de México estaba realmente interesado en el proyecto y le dio todo el apoyo posible, empezando por poner a su disposición un lugar donde pudiera vivir y trabajar. No fue una chabola para habitar ni un cobertizo para trabajar, fue una verdadera casa-taller que todavía existe hoy en la esquina de las calles Moneda y Licenciado Primo Verdad, en la Ciudad de México. El interés del obispo estaba en las dificultades con que se encontraba para evangelizar a todo un imperio. Los misioneros franciscanos se encontraban con el problema de tener que utilizar notas manuscritas propias o bien importar pesados libros desde la Península, libros que costaban una fortuna puestos en América al tener que competir espacio en abarrotadas bodegas de las naos que cruzaban el Atlántico, con artículos de primera necesidad.
No es casualidad que el primer ejemplar impreso en América fuera un libro religioso, cuyo extenso titulo “Breve y mas compendiosa doctrina christiana en lengua mexicana y castellana que contiene las cosas necesarias de nuestra santa fe catholica para el aprovechamiento de los indios naturales y salvación de sus ánimas”. No se conserva ningún ejemplar completo y por tanto no sabemos a qué lengua “mexicana” se refería el titulo, pero no deja de sorprender que fuera bilingüe y que una de los idiomas utilizados fuera autóctono.

No solo se imprimieron libros religiosos si no también edictos gubernamentales y noticias de última hora, como “La Relación del espantable terremoto que agora nuevamente ha acontecido en la ciudad de Guatemala”, publicado en 1541.
Los dominicos fueron también clientes asiduos de la imprenta de Juan Pablos, escribiendo y ordenando imprimir diversos volúmenes. A continuación una breve lista de las obras impresas en el siglo XVI en Méjico.
BERNARDO DE ALBURQUERQUE, Doctrina christiana en lengua zapoteca, hacia 1560.
PEDRO DE CORDOBA, Doctrina christana para instrucción e información de los indios por manera de historia, en 1544.
BENITO HERNANDEZ, Doctrina christiana en lengua mixteca, en 1550.
DOMINGO DE LA ANUNCIACION, Doctrina christiana en lengua mexicana. En 1565
JUAN DE ALCAZAR, Doctrina christiana en lengua zapoteca.

PEDRO DE FERIA, Doctrina christiana en lengua castellana y zapoteca, en 1567.
PEDRO ALFONSO DE BETANZOS, Doctrina christiana en lengua de Guatemala, en1570.
DOMINGO GRIJELMO, Doctrina christiana en lengua zapoteca, hacia 1550.
DOMINGO DE SANTA MARIA, Doctrina christiana en lengua mixteca, hacia 1550.
BENITO HERNANDEZ, Doctrina christiana en lengua mixteca, en 1567.
Resaltamos la cantidad de obras que se imprimieron en lenguas autóctonas.

Retomando la historia de la primera imprenta en el Nuevo Mundo, cuando Juan Cromberger, murió, el taller sufrió un duro golpe, ya que los herederos del impresor, perdieron interés en la instalación americana y dejaron de enviar los materiales necesarios para el taller. Papel de calidad, tinta y tipos, no llegaban a México. Juan Pablos estuvo a punto de tener que cerrar el taller, pero gracias a la ayuda de la administración española y a las órdenes religiosas, pudo conseguir nuevos suministros y relanzar el proyecto. Llegó a contratar nuevos oficiales y ayudantes que fueron traídos de la Península a su costa.

Hasta este momento, Juan Pablos había actuado en régimen de monopolio, pero a partir de 1560 finaliza su contrato y una serie de emprendedores se instalan en la América Hispánica. Antonio de Espinosa en 1560, Pedro Ocharte entre 1563 y 1592; Pedro Balli 1574 y 1600; Antonio Ricardo entre 1576.
Todavía se puede leer hoy en internet artículos afirmando que la imprenta no llegó a América debido a que la Iglesia Católica estaba en contra y el Estado español quería mantener bajo la ignorancia a los americanos.
Justo para dar una pincelada de información, aquí os dejo la fecha de las primeras imprentas instaladas en América.
1539 Primera imprenta en Méjico por Juan Pablos.
1576 Primera imprenta instalada en Lima (Perú) por Antonio Ricardo.
1626 Primera imprenta instalada en Cuenca (Ecuador).
1638 Primera imprenta instalada en los Estados Unidos de América, en Cambridge (Massachusetts). Noventa y nueve años más tarde que los españoles.
No parece que la civilización inglesa tuviera mucha prisa por educar a los americanos

Manuel de Francisco Fabre