
«El Divino Impaciente» es una obra de teatro en verso con un prólogo, tres actos y un epílogo, escrita por José María Pemán que fue estrenada el 27 de septiembre de 1933 en el teatro Infanta Beatriz de Madrid siendo sus intérpretes: Alfonso Muñoz (Francisco Javier), Ricardo Calvo Agostí (Ignacio de Loyola), Guillermo Marín, Rosario Iglesias, Társila Criado, Josefina Santaularia y cuya crítica apareció en el número del 28 de febrero del diario ABC.

La obra alcanzó un gran éxito de crítica y público, tanto en España como en Europa e Hispanoamérica. En 1934, cuatro compañías lo representaban simultáneamente. Ese año se vendieron 100.000 ejemplares del libro. “El Divino Impaciente” recibió el Premio «Espinosa Cortina», que la Real Academia Española concede cada cinco años a la mejor comedia del quinquenio. Obtuvo un éxito tan apoteósico como el de Electra de Pérez Galdós o el de A.M.D.G. de Ramón Pérez de Ayala, obra que le lanzó al estrellato de la fama literaria.
LA OBRA

El origen de la obra fue una conversación con el padre benedictino Rafael Alcocer que estaba en Cádiz dando una conferencia. Hablaron sobre el teatro religioso de autores como Claudel, Maritain o Henri Gheon. Desde muy joven Pemán adquirió la costumbre de enviar ejemplares dedicados de sus libros recién publicados a personalidades que podían ayudarlo. De esta manera conoció a Ángel Herrera Oria, que le permitió escribir en El Debate. Manuel Herrera Oria, empresario teatral, se ofreció a Pemán para ayudarle a montar cualquier obra que el escritor realizara sobre temática religiosa. Eran años de persecución religiosa en España. En parte, debido al ambiente político-religioso de aquel entonces

En ella se recrea la vida de san Francisco Javier, comenzando en su estancia en París, donde conoció a san Ignacio de Loyola, y luego la acción continúa en Roma, después en la residencia de los jesuitas y, por último, con su labor misionera en China. el autor nos sitúa en diversos momentos de la vida del santo: París antes de entregarse a Dios; Roma donde ya jesuita, recibe el encargo de ir como misionero a las Indias bajo el amparo del rey de Portugal; Lisboa frente al rey, antes de su viaje; Malaca, Macassar o Funay predicando el Evangelio. San Francisco Javier recibió el sobrenombre de Apóstol de las Indias. Recorrió más de 120.000 km (tres veces el diámetro de la tierra) y bautizó a miles de personas.
San Ignacio recurre a una paráfrasis de la frase bíblica: “Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la salvará”.
(Ignacio): El dolor de tu alma ardiente, Javier: me da pena verla arder sin que dé luz ni calor. Eres arroyo baldío que, por la peña desierta, va desatado y bravío. ¡Mientras se despeña el río se está secando la huerta!.
(Javier): No vive, Ignacio, infecundo quien busca fama.
(Ignacio): ¡Qué abismo disimulado y profundo! ¡Qué importa ganar el mundo si te pierdes a ti mismo?

El autor la escribió como respuesta a la disolución legal de la Compañía de Jesús y al laicismo que trataba de instaurarse bajo el nuevo régimen democrático de la Segunda República. La obra, ya convertida en pieza de repertorio, inauguró la temporada en los teatros madrileños el 8 de abril de 1939 tras la liberación por parte de las tropas franquistas. Hasta la década de los sesenta, siguieron haciéndose representaciones tanto en España como en América. Desde entonces es, salvo algunas representaciones puntuales, una obra poco escenificada. Además de su temática religiosa, otra de las razones de su poca continuidad en el tiempo es su larga duración, de más de tres horas, lo que hace casi obligada su abreviación para poder ser representada.
TVE en la emisión del 7 de abril de 1966 de Estudio 1 ofreció una representación de la misma 7 de abril de 1966, en blanco y negro y con la dirección y realización de Cayetano Luca de Tena y los actores Manuel Dicenta, Julio Núñez, Ricardo Merino, Carlos Villafranca, Rafael Navarro, Carmen de la Maza, Ángel Terrón y Mauricio Lapeña en el reparto. Presentaba la historia de un español, Francisco Javier, que durante su estancia en el colegio de Santa Bárbara en París destaca por su carácter jactancioso y altivo, suscitando a menudo disputas con sus compañeros. Otro español, Ignacio de Loyola, descubre en Francisco extraordinarias dotes de pureza y logra convencerlo para que dedique su vida a la lucha espiritual.

Entre otras representaciones destacadas fueron la representada en 1950 en el Teatro Calderón de la calle Atocha, y en el Lope de Vega en 1960. Las últimas representaciones conocidas de El divino impaciente son una en la mezquita catedral de Córdoba por la compañía de teatro universitario Loyola Teatro el viernes 22 de noviembre del 2019 y otra en el Teatro Gayarre de Pamplona en el 2006 con el título “Javier, el divino impaciente”.
EL AUTOR

José María Pemán y Pemartín fue un jurista y escritor español que cultivó todos los géneros literarios, destacando como periodista, dramaturgo y poeta, además de notable orador. Entre otros reconocimientos recibió el de caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro.
Fue académico de la Real Academia Española, de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y de la Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras de Cádiz. Fue asimismo Miembro de la Asamblea Nacional Consultiva, Diputado de las Cortes por Cádiz y Procurador de las Cortes Españolas.
José María Pemán nació en Cádiz el 8 de mayo de 1897, en el número 12 de la calle Isabel la Católica, en el seno de una familia de la alta sociedad de Cádiz, hijo de Juan Gualberto Pemán y Maestre y de María Pemartín y Carrera Laborde Aramburu, de entronque jerezano y tuvo un hermano mayor que él de nombre César.

Recibió de los marianistas educación católica en el colegio del Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz comenzando el bachillerato en el año 1907 sacando un gran número de sobresalientes y notables. Más tarde, el joven Pemán estableció contacto con los jesuitas a través de la congregación mariana de La Inmaculada y San Luis Gonzaga, conocida como Los Luises y la impronta que dejaron los jesuitas en la conciencia del joven Pemán fue profunda y se reflejaría en su obra literaria.

Hizo el servicio militar en Cádiz, en el cuartel de artillería de La Bomba, junto al parque Genovés. Estudió Derecho en Sevilla, y obtuvo en 1921 el doctorado en Derecho en la Universidad Central de Madrid con la tesis Ensayo sobre las ideas filosófico-jurídicas de La República de Platón con mención «cum laude». Durante dos años trabajó como penalista. Mientras estudiaba la carrera de Leyes acudía a última hora de cada tarde a la bien surtida biblioteca del Casino Gaditano. Allí, en el regalo y delicia de aquellas horas que constituían la única evasión a su disciplinada vida de estudio, se encontró con la Biblioteca de Autores Españoles de Rivadeneyra que le permitió acceder a los grandes clásicos.

Su primer poema conocido es el Nocturno a Margarita, escrito a los catorce años y en mayo de 1915 ganó en Sevilla el Premio Reina Victoria con un poema a la Virgen María «Postrado ante tu imagen bendecida», en versos endecasílabos. Obtuvo el primer premio en su ciudad natal, cantando en su centenario al beato fray Diego José de Cádiz. En los Juegos Florales de Sanlúcar de Barrameda (1922) obtuvo la «flor natural» con una composición titulada El Viático, que se hizo muy famosa y con lo que comenzaría su carrera de escritor. Por estos méritos, a los veintitrés años fue elegido académico de número de la Real Academia Hispanoamericana, en la que leyó un discurso de ingreso sobre La poesía hispano-americana.

Heredó una «finca de recreo», Cerro Nuevo, con viñedo en Jerez de la Frontera adonde se retiraba a escribir. Contrajo matrimonio el 8 de marzo de 1922 con Carmen Domecq Rivero Núñez de Villavicencio y González, de familia prócer jerezana. Se conocieron, ella a lomos de un caballo blanco y él a la grupa de un corcel «torcido y maltrecho». Era un mozo gallardo, guapo, bien plantado, que llevaba una vida intensa. Fruto de ese matrimonio serían sus nueve hijos. Sobre los hijos diría: Un hijo es una pregunta que le hacemos al destino.

Aun sin tener una vocación política expresa, pero debido al éxito de sus participaciones de oratoria en público y las relaciones sociales que conllevan haber tenido un padre político, Pemán comenzó su trayectoria formal en la política que le forzaba a pasar largas temporadas en Madrid, donde llegó incluso a participar en la redacción del borrador de Constitución de Primo de Rivera. A la caída de Primo de Rivera, Pemán se mostró inquieto por su futuro político. En aquel año 1930, no se sabía hasta qué punto se pedirían responsabilidades a los colaboracionistas del antiguo régimen que se reagruparon en la Unión Monárquica Nacional, bajo la jefatura del conde de Guadalhorce, en la que se integraron Ramiro de Maeztu, los exministros José Calvo Sotelo y Antonio Goicoechea, José Antonio Primo de Rivera y José M.ª Pemán, entre otros.
En agosto de 1932 se produjo el fallido golpe de Estado conocido como la Sanjurjada. A pesar de que la policía conocía su activismo de «afirmación derechista», la complicidad de Pemán no pudo probarse, aunque huyó a Gibraltar. En represalia las autoridades republicanas procedieron de forma preferente contra la aristocracia monárquica: 145 jefes y oficiales fueron detenidos y deportados a Villa Cisneros en la colonia española del Sahara Occidental y sus más destacados órganos de prensa, el diario ABC y la revista Acción Española fueron suspendidos.

Las Cortes Constituyentes españolas reconocieron el 9 de diciembre de 1931 el derecho al voto de la mujer. La primera vez que pudo ejercerse fue en las elecciones generales de noviembre de 1933. Pemán fundó y dirigió la revista especializada Ellas que apareció el 29 de mayo de 1932. Criticada como «católica, fascista y antisemita», la revista fue lanzada para captar para la derecha el voto del nuevo estamento electoral (femenino), considerado poco maduro
En febrero de 1933 Antonio Goicoechea fundaba Renovación Española, en el que se integraría Pemán, un partido con apoyos importantes entre la aristocracia y el caciquismo rural, que orientó sus esfuerzos hacia el derribo del régimen republicano y la construcción de un nuevo orden político católico, basado en la monarquía autoritaria y corporativa. Este partido se desgajó de Acción Popular (liderado por Gil Robles y Ángel Herrera Oria) y subvencionó en sus primeros meses a la naciente Falange Española (pacto de El Escorial, agosto de 1933 y 1934).

Pemán había contenido su cólera hasta el asesinato de Calvo Sotelo frente a la puerta del Humilladero de Nuestra Señora de la Soledad: «España tiene desde ayer un mártir. De esto no hay nada que decir. ¡Hay mucho que hacer! ¡Y por Dios y por Santiago que se hará!» Sobrevino poco después el golpe militar de julio de 1936. Pemán, que se sabía resguardado en el campo, se puso desde un primer momento a las órdenes del comandante insurrecto marqués de Casa Arizón, que sería conocido más tarde como «el salvador de Jerez». Desde el inicio de la guerra civil española Pemán se comprometió apasionadamente con los golpistas, como tantos otros autores reconocidos y sería considerado como el «Poeta alférez, que siente, canta y vive la nueva Epopeya Nacional».

Defensor católico del orden y del caudillaje, Pemán se comportaría como un falangista «mitad poeta, mitad monje». Convertido en misionero de la nueva situación, estaba convencido de que la guerra que comenzaba no era más que «el choque de dos entusiasmos». Dependiente de Nicolás Franco, fue nombrado presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza de la Junta Técnica del Estado, constituida el 1 de octubre de 1936 con sede en Burgos, ayudado por el pediatra Enrique Suñer Ordóñez como vicepresidente, por el auditor de guerra Eugenio Vegas Latapie como secretario y como consiliario, por el influyente catequista P. Juan Tusquets.
A imitación de Mussolini, en octubre de 1937 Franco creó el Consejo Nacional de FET y de las JONS. La lista de los cincuenta consejeros juramentados comienza por Pilar Primo de Rivera, Tomás Domínguez Arévalo, el general Gonzalo Queipo de Llano y José María Pemán. Tras el solemne juramento personal prestado a Franco ante un crucifijo de marfil incautado a profanadores del Ejército republicano, Pemán quedó convertido oficialmente en un jerarca del Movimiento Nacional, en la cúpula del nuevo régimen totalitario nacional-sindicalista.

Terminada la guerra, llegó el momento de los homenajes. Compuso un soneto a José Antonio en una corona junto a otros poetas significados en un volumen primoroso. Él mismo recibió un homenaje literario por su liderazgo poético de guerra en el libro Antología Poética del Alzamiento, que le fue dedicado. El 17 de julio de 1939 la ciudad de Cádiz y la Sociedad Gaditana de Fomento, con su ayuntamiento al frente, le tributaron un homenaje como uno de sus hijos más preclaros. Inmortalizados quedaron en el bronce del escultor Vassallo la cabeza, las manos y el lugar del nacimiento del vate. Por la tarde en el Gran Teatro Falla fue el homenaje nacional; cuarenta jóvenes hermosas procedentes de todas las provincias de España le hicieron entrega cada una de un artístico pergamino dedicado.

En 1943 Pemán decidió donar una nueva imagen de la Virgen a la Hermandad del Nazareno de Santa María de Cádiz que había quedado destruida en 1936. Pemán, muy vinculado a la Cofradía, encargó al también gaditano escultor Juan Luis Vassallo la hechura de la nueva Dolorosa, que se conserva hasta nuestros días. El 13 de julio de 1940, en la última de una serie de conferencias sobre José Calvo Sotelo, en un acto solemne celebrado con asistencia de Ramón Serrano Suñer en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Pemán pronunció un intencionado discurso jaleado por los asistentes monárquicos. Explicó a su manera que el auténtico artífice del Nuevo Estado español había sido José Calvo Sotelo y que José Antonio Primo de Rivera habría aportado simplemente los gestos, los símbolos y la retórica. Suscitó una reacción airada entre los dirigentes del Régimen y la indignación de Miguel Primo de Rivera, hermano de José Antonio, que dirigió una carta muy injuriosa al director de la Real Academia Española acusándolo de «desafección al régimen». Se le prohibió escribir en ABC durante dos años.

Se proponía una monarquía sobria que tenía que estar regida por el rey don Juan III, a lo que Franco se oponía sistemáticamente. Pemán presidió el Consejo Privado del Conde de Barcelona entre 1960 y 1964. Se consultaban, emitían comunicados y manifiestos y todos los años se reunían a almorzar en Villa Giralda. Pemán fue desactivado de sus funciones, según justificó su compañero el miembro del Opus Dei Rafael Calvo Serer, de forma poco clara. Seguiría dedicando sus esfuerzos a la causa monárquica procurando, mediante un prudente colaboracionismo con el franquismo, el acercamiento a modelos políticos occidentales. La causa juanista fracasó en julio de 1969 al ser instaurado por Franco el príncipe Juan Carlos como futuro rey. A los dos días de fallecer Franco, las Cortes procedieron a la solemne entronización de Juan Carlos I, ante una corona, un cetro y el mismo crucifijo de marfil. Pemán, a sus 78 años estaba presente en el acto.
Pemán trabajó todos los géneros literarios con su estilo inclasificable equidistante entre el clasicismo, el neopopularismo y el modernismo en un momento histórico en que su perfil político de escritor y su relevancia pública ejercieron por sistema como criterios de evaluación artística. En 1957 se le concede el premio March de Literatura; en 1959 se le nombra presidente de la Comisión Interprofesional de Autores; y en 1970 gana el premio Blasco Ibáñez de novela. Obtuvo el premio Espinosa Cortina, la máxima recompensa española para obras teatrales y el premio Mariano de Cavia, el máximo galardón para artículos periodísticos. En sus relaciones con el extranjero aplicó sabiamente la máxima «Conviene ser políglota para saber callar en siete idiomas». Cada año que pasaba Pemán esperaba desdeñoso la llamada de Estocolmo, que nunca llegó.
EL OCASO

Dos meses antes de su muerte, el rey Juan Carlos I le concedió el collar de la Orden del Toisón de Oro, en cierto modo equivalente a un título nobiliario. El acto de imposición se celebró en el palacio de la Zarzuela, con asistencia de la familia real y familiares del escritor. Un muy quebrantado Pemán, fotografiado sostenido por Juan Carlos y su augusto padre, declaró recibir el premio sin mucha emoción «A mi edad, es difícil emocionarse», aunque con agradecimiento al Rey y al conde de Barcelona.

Sus últimos años los pasó muy quebrantado por una enfermedad neurodegenerativa que limitó grandemente su actividad. Murió cristianamente en su casa de Cádiz el 198 de julio de 1981, con un crucifijo entre las manos, a los 84 años, provocando en la ciudad una gran conmoción. Desde el mismo momento de su muerte, Pemán forma ya parte de los inmortales. Sus últimos gestos fueron para pedir que se leyera su poema «Al Cristo de la buena muerte». ¡Cristo de la Buena Muerte, el de la faz amorosa, tronchada como una rosa, sobre el blanco cuerpo inerte que en el madero reposa. ¿Quién pudo de tal manera darte esta noble y severa majestad llena de calma? No fue una mano: fue un alma la que talló tu madera. Fue, Señor, que el que tallaba tu figura, con tal celo y con tal ansia te amaba, que, a fuerza de amor, llevaba dentro del alma el modelo……
…… Señor, aunque no merezco que tu escuches mi quejido; por
la muerte que has sufrido, escucha lo que te ofrezco y escucha lo que te pido: A
ofrecerte, Señor, vengo mi ser, mi vida, mi amor, mi alegría, mi dolor;
cuanto puedo y cuanto tengo; cuanto me has dado, Señor. Y a cambio de esta alma
llena de amor que vengo a ofrecerte, dame una vida serena y una muerte santa y
buena. ¡Cristo de la Buena Muerte! Fue enterrado inicialmente junto a su esposa en el cementerio de Cádiz y
en la actualidad sus restos reposan en la cripta de la catedral de Cádiz, junto
a los de Manuel de Falla.
OBRAS
Su producción literaria es extensísima, trabajando todos los géneros literarios, pues su obra inundó librerías, teatros y cines con gran éxito. Era el número uno indiscutible en aquella época.
Lírica: Siete tomos de las obras completas, entre ellas, los poemarios De la vida sencilla, 1923, Señorita del mar, 1934, Las flores del bien, 1946, la Pasión según Pemán, 1997, A la rueda, rueda, 1929, Poesía sacra, 1940, El barrio de Santa Cruz, 1931, etc.

Narrativa: veintiocho novelas y cuentos. Romanza del fantasma y doña Juanita, 1927, Doña Sol, 1940, Mujeres, 1967, Cuentos para grandes y chicos, 1961, El Séneca, 1984, (48 capítulos para TV), su programa de mayor éxito, una serie en la que el personaje creado por Pemán e interpretado por Antonio Martelo Bejarano, derrochaba sentido común, gramática y buen humor aunque para algunos realizaba una crítica inútil.
Ensayos y artículos: Cientos de ensayos y artículos publicados en los principales periódicos y revistas. La historia de España contada con sencillez, 1939, Interpretaciones, sin tópicos, del alma andaluza, 1933, Elogio de la lengua castellana, 1946, Ocho ensayos religiosos, 1948, Cien artículos, 1957, etc.

Teatro: Sesenta y cuatro obras de teatro, interpretadas por los mejores artistas, entre ellas: Su obra cumbre, El divino impaciente, 1933, La casa, 1946, El gran cardenal, 1951, La herida luminosa, 1955, Los tres etcéteras de don Simón, 1958, El abogado del diablo, 1963, Felipe II. Las soledades del rey, 1968, etc.
Cine: Veinte películas, como guionista o asesor, con un rotundo éxito de público: Lola Montes, 1944, El amor brujo, 1944, El fantasma y doña Juanita, 1944, Locura de amor, 1948, La duquesa de Benamejí, 1949, Lola la Piconera, 1951, Congreso en Sevilla, 1955, La viudita naviera, 1961, Teresa de Jesús, 1961, Raphael en Raphael, 1975, etc.

Ópera y zarzuela: Hizo sus pinitos en el género lírico con la ópera La muerte de Carmen, con música de Ernesto Halffer, y la zarzuela Las viejas ricas, 1947. Revisó con Pablo Sorozábal Pan y toros y editó un disco con su propia voz recitando poemas, 1958. También compuso las letras de algunas canciones y del Himno de la Armada Española, 1940, de las Fuerzas aéreas, 1967, del Congreso Eucarístico Internacional, 1952, de la Acción Católica, 1961, y otros himnos. Entre ellos el Himno Nacional (que en aquellos años se cantaba) y que dice así: Viva España, alzad la frente, hijos del pueblo español, que vuelve a resurgir. Gloria a la Patria que supo seguir, sobre el azul del mar el caminar del sol. Gloria a la Patria que supo seguir, sobre el azul del mar el caminar del sol. ¡Triunfa España! Los yunques y las ruedas cantan al compás del himno de la fe. Juntos con ellos cantemos de pie la vida nueva y fuerte del trabajo y paz. Viva España, alzad la frente, hijos del pueblo español, que vuelve a resurgir. Gloria a la Patria que supo seguir, sobre el azul del mar el caminar del sol.

Dio numerosas conferencias, no solo en España sino en la América de habla española. Su obra inundó librerías, teatros y cines con gran éxito. En muchas ciudades y pueblos hay calles, placas, Instituciones, Centros Culturales, Institutos, colegios y bustos con su nombre. Son incontables los premios, galardones y homenajes que en vida se le concedieron y presumía de que la censura nunca había podido con él a pesar de no haber pagado ninguna bula.

En el Ayuntamiento de la ciudad de Sevilla había una placa de Pemán “por ayudar a restaurar la Monarquía”, 1995, nombrándole asimismo Doctor honoris causa de la Facultad de Filosofía, 1974. Desde 1952 presidió el Consejo de los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista de Cádiz. Hoy, lamentablemente, hasta el Ayuntamiento de su querida ciudad de Cádiz —y otras localidades—, le niega de forma torticera su talento como escritor, lo que representó en su momento, y está haciendo desaparecer todo vestigio de quien fuera Hijo Predilecto de Cádiz (1951) y uno de los mejores poetas y escritores de España arrancando sus placas, derribando sus bustos y quitando su nombre de calles e instituciones.
El patio de entrada de la que fue su casa natal en Cádiz estuvo presidido durante años por un busto del escritor, retirado en 2020 en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica por orden del Ayuntamiento de Cádiz, gobernado por Adelante Cádiz. En la fachada del inmueble también había una placa con una figura alegórica según la estética de la época y su busto en bajorrelieve en bronce, obra del escultor Juan Luis Vassallo, que fue finalmente retirada en junio de 2021. Lamentablemente, para muchos, José María Pemán es hoy, un poeta olvidado.

Jaime Mascaró Munar