
Combate naval de españoles y turcos. Pintura de Juan de la Corte. Museo Nacional del Prado de Madrid.
Año del Señor de 1525, mar Mediterráneo, frente a las costas de Alicante
El día ha amanecido sin una brisa aire y el sol reverbera sobre el Mediterráneo, que permanece quieto como un espejo bruñido. La nao flota encalmada, sin viento que la guíe ni corriente que la empuje. Desde la toldilla, Machín de Rentería observa con gesto serio las dieciocho embarcaciones berberiscas que se aproximan hacia ellos: galeras, galeotas, fustas… Y al frente, el temido Cachidiablo, enviado por Barbarroja desde Argel, comanda la incursión.
Machín ordena a sus hombres que se preparen para la inminente batalla. Las embarcaciones piratas ya están a tiro y al poco comienzan a resonar los disparos. Desde sus proas, los cañones de crujía comienzan a escupir fuego, el retumbar de la artillería sacude la madera, y el humo se mezcla con el salitre.
Fuego a babor, fuego a estribor. La defensa es tan férrea que cada barco berberisco que se aproxima se ve obligada a retroceder una y otra vez, hasta hacerles comprender que, a pesar de su superioridad numérica —dieciocho contra uno—, el abordaje es imposible.

Contra todo pronóstico, la nao española resiste, pero los muertos se acumulan en cubierta. No es hasta que cae la tarde, con el cielo teñido ya de púrpura, cuando una brisa leve acaricia las velas. Por fin los españoles comienzan a moverse, alejándose ligeramente de sus atacantes. Los berberiscos, frustrados, no la persiguen; saben que en mar abierto, con viento en popa, el galeón se convierte en cazador.

En la nao, los supervivientes se arremolinan en la cubierta: se recuentan los heridos, se hace balance de las pérdidas y se escuchan gracias a Dios por haberles ayudado. Y el Mediterráneo, testigo eterno, guarda silencio.
EL PERSONAJE
Machín de Uzanzu, también conocido como Machín de Rentería, Machino o Martín, nació en Rentería a finales del siglo XV o comienzos del siglo XVI. Las primeras noticias sobre su trayectoria como militar en las campañas de 1521 y 1523 contra los franceses, defendiendo la plaza fuerte de Fuenterrabía.
PIRATAS
Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
(José de Espronceda, La canción del pirata).
El pirateo en el Mediterráneo fue uno de los mayores problemas que se encontró el imperio español durante los siglos XVI y XVII.
<<Mención especial merece la República independiente de Salé, en la costa marroquí atlántica, configurada por moriscos expulsados de España y que tenían especial inquina. Refugios en Argel, Orán, Bujía… Rapiña y golpes de efecto de huestes profesionales para sembrar el caos y el espanto. Miles de embarcaciones cristianas sucumbieron ante aquella sombra alargada.
El mar convertido en un infierno, la incertidumbre en el horizonte y la muerte por bandera. El mercado de esclavos musulmán se llenaban de nuevas adquisiciones, los hombres fuertes pasaba a engrosar las galeras como galeotes y el suicidio, ante el panorama desalentador y la perdida de toda esperanza, se contemplaba entre las opciones menos mala. Incluso media Europa, la bañada por el Mar Mediterráneo, estaba sumida en el terror más absoluto ante la impunidad de aquellos corsarios. Y los más famosos fueron los hermanos Barbarroja, llamados así por el color de su barba.>> (Sonrisas en el camino)

Se conocían como berberiscos a los habitantes de la costa africana noroccidental, desde el actual Marruecos hasta Túnez, conocida como Berbería, la tierra de los bereberes, su población nativa. También se usaba el término sarracenos, que significaba “habitantes del desierto” y acabó usándose para los musulmanes en general; o mauros, en referencia a la antigua provincia romana de Mauritania, lo que derivó en la expresión “no hay moros en la costa” para indicar una situación tranquila por la ausencia de naves enemigas.
Los piratas berberiscos eran por lo general marineros que se ponían bajo la protección de un capitán que disponía de su propia nave para dedicarse al pillaje marítimo. Aunque algunos eran piratas en el sentido estricto del término, es decir, que no respondían ante nadie más que sí mismos, la propia naturaleza de su actividad hacía que la mayoría puedan definirse como corsarios que recibían permiso de las autoridades del lugar desde el que operaban para atacar las naves de países enemigos, generalmente a cambio de una parte del botín camuflada como impuesto o de un trato preferente en la compra de los productos y prisioneros.

Esto no solo les facilitaba enormemente los ataques, sino también la venta de los cautivos en los mercados de esclavos, la reparación de las naves y el abastecimiento de víveres y de armas. Muchos tenían incluso bases fijas: Argel en particular era famosa como el gran nido de piratas del Mediterráneo y como el mayor mercado de esclavos del norte de África. Sus objetivos preferentes eran las poblaciones de la costa y el miedo a los ataques hizo que amplias franjas del litoral ibérico y de las islas mediterráneas quedaran despobladas: a pesar de la construcción de torres de vigilancia para avistar barcos enemigos, las naves berberiscas solían ser relativamente pequeñas, por lo que era fácil ocultarlas en costas escarpadas.
Los abordajes a los navíos tenían como finalidad hacerse con la mercancía, mientras que los ataques a tierra firme eran generalmente expediciones de saqueo para capturar prisioneros, bien para pedir un rescate o para venderlos como esclavos en los mercados del norte de África.

Hayreddín Barbarroja
Con la expansión del Imperio Otomano, muchos capitanes corsarios se pusieron oficialmente a las órdenes del sultán como parte de su flota de guerra, recibiendo a cambio títulos y el control sobre ciudades y en ocasiones islas enteras: es el caso de uno de los más famosos de la historia, el temido Hayreddín Barbarroja, que en el siglo XVI se hizo amo y señor de Argel, capital histórica de la piratería berberisca, y fue nombrado almirante de la marina otomana.
BUGÍA
“Los de Túnez y aun de Turquía muchas vezes en Mallorcas y costa de Barçelona y aun de Valençia, hacen daño.>>( Iñigo Manrique, carta de 1514).

Aruch Barbarroja
En 1515 Aruch Barbarroja atacó Bugía (actual Béjaïa, Argelia), quemando sus naves y sitiando la plaza. Martín de Rentería, que se encontraba estacionado en Argel con cinco naos vizcaínas, acudiendo en ayuda de la plaza y permitiendo la llegada de auxilios de Mallorca, Valencia y Cerdeña.
Rentería efectuó desembarcos con su gente de mar, atacando los flancos de los sitiadores, clavándoles un clavo de hierro en el fogón de la pieza, lo que impedía dar fuego a la pólvora. Durante el combate murió Xaca Barbarroja , hermano de Aruch, y finalmente los turcos y berberiscos se vieron obligados a retirarse hacia el interior.
<<Martín de la Rentería sanó de unas heridas, y agora está en la cama con una lanzada. No lo merece por cierto; pero por ser tan esforzado como es, pónese en la delantera y a veces hállase no con mucha compañía.>> ( alcalde de Bugía en un escrito de 1515).
DIECIOCHO CONTRA UNO
<<…establecido Barbarroja en Argel envió al corsario Cachidiablo para que corriese la costa de España con 17 fustas u galeotas. Llegó a la costa de Valencia y robó a Chilches sin resistencia alguna, y luego a Badalona. Tomó también dos naves de trigo. Peleó junto a Alicante con el galeón de Machín de Rentería, mas lo pudiendo coger, por tener viento fresco en popa, se volvió a Argel…>>

En aquel tiempo, la nao de Machín se encontraba encalmada frente a las costas de Alicante cuando una flota berberisca de 18 naves, entre galeras, galeotas y fustas piratas les atacó con su artillería. Todas las embarcaciones enemigas iban a remo, lo que les permitía moverse con libertad en aquellas aguas tranquilas, mientras que la nao, buque de alto bordo se veía limitada en sus movimientos por la falta de viento. La nao, por su parte, era una embarcación más alta que la de sus oponentes, lo que les dificultaba un posible abordaje, además de tener más artillería.
<<Los moros rodearon a la nao española y la bombardearon con los cañones de crujía, que estaban situados a proa de las embarcaciones y de manejo más engorroso que las piezas a bordo de los buques de vela.
Pese a todo, los cañones moros eran muchos e hicieron una buena escabechina en la nao de Machín. Pero se conformaron con atacar desde lejos, porque no se atrevieron a abordar ya que quien se aproximaba recibía el castigo de la artillería superior de los españoles.>>

Los españoles soportaron con valor el fuego enemigo, aunque su esfuerzo les costó numerosas bajas. Viendo la dureza de los defensores, los berberiscos no se atrevieron a abordar la nao y al anochecer empieza a soplar una brisa que permite a Martín alejarse de sus atacantes.
Aquella gesta no pasó desapercibida a ojos del emperador, quien ya estaba satisfecho de Machín de Rentería por sus acciones anteriores. Por sus servicios contra los piratas berberiscos, Carlos I le otorgó el título de General del Mar Océano en 1529. Estando en Barcelona, le otorgó un escudo de armas, en el cual figuraba cinco galeras, siete galeotas, cinco fustas y un bergantín moros. La cédula tiene fecha de 6 de junio de 1529.
También fue premiado el hijo de Machín, Juan Pérez de Uranzu (o de Rentería), por haber rendido sobre Alicante a la nao francesa Perla, que era propiedad del barón de Saint Blancard, general de las galeras de Francia. Se le concedió por blasón una bandera con cruz blanca, que era la insignia de Blancard.

1534
El 18 de diciembre de 1534, el Emperador ordenó a Martin de Rentería preparar en la costa de Guipúzcoa y Vizcaya una armada de veinte zabras, de la que sería capitán principal, para acudir con ellas con la mayor presteza posible a unirse con otra armada, para la defensa de la costa contra las incursiones de Hizir Barbarroja.
Machín de Rentería falleció en 1540, dejando para la Historia el espíritu de los marinos vascos al servicio de la corona española y la defensa de las costas mediterráneas y cantábricas, enfrentando amenazas piratas con coraje y estrategia.

Ricardo Aller Hernández
FUENTES:
*La marina de Castilla desde su origen y pugna con la de Inglaterra hasta la refundición en la Armada española. Cesáreo Fernández Duro. 1894.
*https://es.wikipedia.org/wiki/Mach%C3%ADn_de_Renter%C3%ADa
*https://sonrisasenelcamino.es/martin-de-renteria-el-marino-espanol-que-vencio-a-barbarroja/
*https://historia.nationalgeographic.com.es/a/piratas-berberiscos-terror-mediterraneo_17081
*file:///C:/Users/rah95b/Downloads/el-ano-que-vinieron-los-turcos-1515-1255963%20(1).pdf
*https://marqalicante.com/contenido/publicaciones/pub_135.pdf
