
Por motivos políticos, y no en busca de la verdad, se vuelve a criticar y a pedir que se asuman errores en la gran gesta española, el Descubrimiento del Nuevo Mundo.
Ahora se concreta en México.
Intentaré aportar un poco de luz al tema.
Centrémonos en dos etapas, la del México precolombino y la de su conquista por Hernán Cortés.

México estaba dominado por los aztecas, que habían llegado en el siglo XI, sometiendo a los toltecas, a los mayas y a otros pueblos indígenas. Practicaban sacrificios humanos y canibalismo ritual. Estudiosos del tema nos indican que entre 20.000 y 100.000 víctimas anuales eran sacrificadas a los dioses de Tenochtitlan, Quetzacoalt, Huitzlipochtli, Xilon, etc.
Chichén Itzá, séptima maravilla del mundo, puede ser un ejemplo para ilustrarnos de lo que acaecía en el templo de Kukulkán. Recordemos que dicho templo tiene 25 metros de altura, por 55,5 metros de anchura, en cada una de sus cuatro lados. Una escalinata, en cada cara, de 91 peldaños, más uno superior, nos da 365 que son los días del año.

El templo de Kukulkán preside todo al conjunto. Los gobernantes y los sacerdotes aztecas de Moctezuma organizaban sacrificios humanos en los templos de México.
Centrémonos en lo vivido en dicho templo: Una procesión de jóvenes — mitad chicos y mitad chiquillas vírgenes en las que acababa de florecer la rosa roja de la vida— subían la escalera, cogidos a una cuerda blanca de algodón y ataviados con vestidos blancos bordados de múltiples colores, al son de la flauta y el aroma de los incensarios de copal, hasta llegar a lo más alto del templo. Los sacerdotes los esperaban para ofrecerles en sacrificio a sus dioses. Sujetos, uno a uno, encima del altar de piedra eran inmolados por el sumo sacerdote, que, clavando en su pecho un cuchillo de lava vidriosa —obsidiana—, sacaba su corazón, aún palpitante, ofreciéndole a sus dioses y mostrándolo al pueblo. Los familiares de las víctimas, impotentes ante tal dantesco espectáculo, no podían entender el porqué de tal barbarie. Triste, espeluznante, incomprensible.

Unos crímenes que sufrían las familias todos los años, sumados a los impuestos abusivos que sólo favorecían a Moctezuma y a su clase dirigente. El pueblo quería rebelarse por ello.
Hernán Cortés llegó a México con 500 hombres. Resulta increíble que con tan pocos individuos pudiera conquistar tan extenso territorio.
Hernán Cortés fue muy inteligente y supo aprovechar el ambiente hostil del pueblo hacía sus autoridades. El mismo pueblo mexicano se puso de parte del conquistador español. Informaron y lucharon junto a los españoles para acabar con Moctezuma, sus gobernantes y sus sacerdotes, que exigían más y más víctimas.
Hubo muertos. En todos los enfrentamientos los hay. En España los sufrimos con los iberos, los celtas, los romanos, los visigodos, los árabes, etc. ¿Tenemos que exigir disculpas, por ejemplo, a los italianos por haber Roma conquistado Hispania?
Hernán Cortés encontró su punto de apoyo en el pueblo mexicano, descontento por lo que sufría. Arquímedes matemático y físico griego nos enriqueció con, “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”. Hernán Cortés lo encontró.

Hubo víctimas en el bando de Moctezuma, las hubo en el de los mexicanos que lucharon contra su emperador y los hubo en el español.
Víctimas que debemos diferenciar entre las habidas en las contiendas y las acaecidas después. Estas últimas, que fueron la mayoría, se debieron a motivos naturales al unirse dos pueblos, el mesoamericano y el español. Los españoles estaban auto vacunados de las enfermedades padecidas en Europa. Enfermedades nuevas para los indígenas, que al contagiarse fallecían al no estar, su cuerpo, preparado para luchar contra esas nuevas enfermedades de Europa.
Hubo muchos muertos. La mayoría no lo fue por causa bélica. Fue motivado por la falta de defensas ante las nuevas enfermedades. Los españoles no son culpables de tales fallecimientos. Es la naturaleza del cuerpo humano lo que lo propició.

He conocido personas mayas. Por sus venas sólo corre sangre maya. Los españoles no acabaron con el pueblo mexicano. Conocemos, también, personas mexicanas que son descendientes de mexicanos y españoles. Por sus venas corre una nueva sangre. España no acabó con ningún pueblo ni raza.

Miguel Cabrera: De Español y Mestiza sale Castiza
España incorporó al Nuevo Mundo lo mejor que tenía; su cultura, su religión y su sangre.
Si hubo abusos, que seguro los hubo, lo fueron a nivel individual, no institucional.
España no colonizó. Creo nuevas naciones, enseñando el cristianismo, su lengua, su cultura. Levantaron catedrales, universidades, hospitales, etc. Dio a sus hijos, sus vidas, crearon una nueva raza que hoy puebla orgullosa muchas naciones hispanoamericanas.
España no tiene que pedir perdón por su gran obra civilizadora.
Los que ahora piden disculpas a España, deberían exigirlas a sus antepasados que, posiblemente, fueron los que, a nivel individual, no respetando las leyes españolas, abusaron de los indígenas.
Menos política y más verdad.

Juan Oliver Torrents
