A penas dos años más tarde de la promulgación de las «Leyes Nuevas” a favor de los indígenas americanos, el rey Carlos I quiso dejar claro que no era una vana declaración de intenciones, sino que su voluntad se encontraba a favor de sus súbditos oriundos de América y en contra de los abusos que sobre ellos se ejercieran de manos de los conquistadores. Con el fin de aplicar de forma clara las nuevas leyes, creo uno de los cargos oficiales de mayor prestigio en los dominios de ultramar: El Virrey del Perú.
Con este encargo, desembarcó Blasco Núñez Vela en Nombre de Dios, una localidad que se encuentra en el actual Panamá y que en aquella época era el puerto de origen y destino de las flotas que comunicaban América y España. Iba acompañado por cuatro oidores y provisto de amplios poderes para enfrentarse a los conquistadores que habían empezado a crear un sistema feudal que no era del agrado del rey ni acorde con los nuevos tiempos.
Para el nuevo cargo, Carlos I eligió un hombre de su entera confianza y con un currículo muy destacado. El perfil de Blasco era el de un militar con gran experiencia en las guerras europeas y que posteriormente había demostrado una extraordinaria capacidad de organización al implementar la Flota de Indias, que con gran éxito consiguió asegurar el comercio y comunicación entre los nuevos territorios y la metrópolis. Con los medios de la época, no era una tarea sencilla.
Sin embargo, la tarea a la cual se enfrentaba era más propia de un diplomático que la de un militar. Los hombres que en su tiempo gobernaban las tierras conquistadas por Pizarro estaban acostumbrados a detentar un mando absoluto y habían soportado penalidades sin cuento para llegar a la situación social en la que se encontraban. Un documento de la época que narra una de las reuniones que se mantuvieron describe a los participantes como trasgos salidos del infierno. Al que no le faltaba un ojo, le faltaba un brazo o una pierna y todos exhibían atroces cicatrices. No eran hombres a los cuales se les podía someter con las armas fácilmente.
Blasco no supo acometer la tarea desde el lado diplomático e intentó seguir las instrucciones del rey mediante la fuerza. El resultado fue un enfrentamiento armado, en el cual resultó muerto. Sin embargo no fue su labor inútil. Gonzalo Pizarro, su oponente principal, le enterró con todos los honores, ello no fue óbice para que fuera ejecutado por el nuevo enviado por el rey, Pedro de la Gasca y que su sucesor en el cargo de virrey, Francisco de Toledo, creara las bases para el mantenimiento de la institución hasta el 1820.Blasco Nunez Vela, primer Virrey del Peur .
Manuel de Francisco
Bibliografía: