Yo no sé si el amable lector encontró en su libro de texto alguna referencia a este personaje y a la efemérides que aquí se recuerda, pero yo os aseguro que en ninguno de los libros que acompañaron mi adolescencia se encontraba nada de ello. Pasemos pues a homenajear a nuestros ilustres antepasados con estas humildes líneas.

Nos encontramos en el comienzo del otoño de 1616, no es época propicia para navegar en galera por un Mediterráneo que tiene mal carácter durante las borrascas otoñales, pero aquí vemos a  ocho bajeles españoles adentrándose en las aguas del mar de Marmara. Para los despistados señales que dicho mar se encuentra a 2500 kilómetros de las costas españolas, o sea en el mar Mediterráneo, pero en la otra punta. ¿Qué buscaban aquellas naves en tal alejado mar? Si vemos el mapa veremos que para entrar hay que pasar por el estrecho de Dardanelos que, aparte de estrecho, tiene unos sesenta kilómetros de largo y, una vez franqueado el obstáculo, se cruza el mar de Marmara, para pasados unos 200 kilómetros se llega a Estambul, capital del Imperio Otomano en 1616. Ahora vemos cual era el objetivo de los bajeles de nuestra historia.

En 1606, el III Duque de Osuna, Pedro Tellez Girón, había sido nombrado virrey de Nápoles. La batalla de Lepanto en 1571, había detenido el avance de las aspiraciones del Imperio Otomano, pero continuaba su agresividad, que hacia peligrosa la navegación comercial en el Mediterráneo Oriental. Para resolver el problema, el Duque de Osuna creó una de las flotillas más eficaces de aquellos tiempos para combatir a los musulmanes.

Dicha flotilla se encontraba al mando de Octavio de Aragón en 1616, quien recibió la orden de aprovechar el principio del otoño para realizar un último ataque a las costas turcas. Lo orden era genérica y no especificaba los objetivos concretos. Octavio se aprovechó de la ambigüedad de la orden y no se le ocurrió otra cosa que atacar la mismísima capital del imperio enemigo.

Como hemos explicado, Estambul se encuentra protegido de forma natural por un largo estrecho y un mar interior rodeado por costas bajo control del enemigo, donde es difícil pasar desapercibido. No se conoce muy bien como Octavio de Aragón consiguió atravesar todos los obstáculos sin ser detectado. En algunas crónicas se habla que hizo pasar sus galeras como naves otomanas, pero nos parece difícil que nueve naves de guerra pudieran cambiar su fisonomía. Probablemente la clave de su éxito fue la pericia marinera y un sistema de espionaje muy engrasado. También debía disponer de pilotos o conocedores de las aguas enemigas.

El caso es la madrugada del 16 de octubre de 1616, sus barcos estaban frente a las defensas de Estambul y lanzaron una doble andanada sobre sus baluartes. Después, no quedaba más que salir corriendo para escapar.

La acción tenia mas de efecto propagandístico que militar. Los daños causados al enemigo fueron mínimos pero el agravio fue mayúsculo y los otomanos inmediatamente lanzaron toda una escuadra compuesta por treinta velas, en su persecución. Las naves otomanas consiguieron llegar al estrecho de los Dardanelos antes que Octavio de Aragón, pero una vez la astucia y el saber hacer marinero se impusieron, consiguiendo atravesar el cerco. La escuadra turca, creyendo que huían se lanzaron hacia Sicilia, pero las intenciones de Octavio eran otras. Había recibido órdenes de entorpecer el comercio marítimo y en lugar de volver a su base, se dirigió hacia Alejandría y en sus inmediaciones apresó a diez buques de transporte enemigos de los llamados “caramuzales”, regresando posteriormente a su base en Nápoles.

Esta es a rasgos trazos el episodio del ataque a Estambul en el siglo XVII de una fuerza naval, mandada por Octavio de Aragón, militar de origen aragonés, nacido en Palermo y al servicio de la Corona Española.

Manuel de Francisco Fabre

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