Cañonera Diego Velázquez (13 de junio de 1898)

Si te gusta, compártelo:
Juan de Carranza y Reguera

Una de las poco conocidas acciones de la guerra de Cuba contra los EEUU, fue la intervención de la cañonera “Diego Velázquez” a la altura de Cienfuegos.

Poco después de la rebelión cubana, el Ministerio de Ultramar autoriza la compra de 7 cañonero a los astilleros ingleses  J.G. Thomson & Co. La Diego Velázquez pertenecía a este lote. El 8 de octubre de 1895 parte rumbo a las Antillas, y fue destinada a Cienfuegos al mando del teniente de navío Juan de Carranza y Reguera. El buque desplazaba 200 toneladas. Y estaba armado con 2 cañones Nordenfelt de 57 m/m y 2 cañones revolver de 37 m/m.

El 13 de junio de 1898 divisó un vapor y pensado que era el Purisima Concepcion que intentaba romper el bloqueo, se acercó a reconocerlo, encontrándose con la desagradable sorpresa que el navio en cuestión que se acercaba a la desembocadura del rio San Juan, era el crucero auxiliar norteamericano Yankee, que desplazaba 6.800 toneladas y estaba armado con 10 cañones de 127 m/m y 6 de 57 m/m, tenia una velocidad de 14,5 nudos y tripulado por 15 oficiales y 267 hombres. Al mando estaba el capitán Willard Brownson, que ya se frotaba las manos con la presa que venía venir.

A pesar de la enorme disparidad de fuerza, Carranza se enfrentó al crucero norteamericano, maniobrado con tal destreza que siempre mostró el menor blanco posible al enemigo, utilizó la mayor parte de sus cañones, mientras se lo impedía al norteamericano. Realizó 193 disparos contra el enemigo, causando pequeños incendios e impidió disparara en alguno momento, además de las posibles bajas, que son desconocidas. El cañonero recibió varios impactos, causándole seis heridos, el contramaestre don José Cacho Torres, quien murió posteriormente, el cabo de mar de primera Eustaquio Bilbao, los marineros Antonio Ferrer, Antonio González, y contusos los artilleros Francisco González y Ángel Bermudose. Regresó a Cienfuegos una hora después de haber salido.

No se contentó con esto. Después de dejar a los heridos en tierra, el comandante Carranza se dispuso a salir de nuevo, esta vez acompañado por las lanchas cañoneras Lince y Cometa, para evitar un desembarco desde el buque enemigo, como se pensaba por parte española. Tras algunos intercambios de disparos, el crucero norteamericano se retiró de nuevo virando 16 cuadras (180º) y alejándose a toda máquina, con un pequeño incendio a bordo y un herido. En declaraciones posteriores el capitán del crucero americano escribió en su informe que se había enfrentado al cañonero torpedero Galicia de mayor porte.

Desde que Antonio Barceló inventara las lanchas cañoneras, hemos visto en la historia naval que pequeños David son capaces de frenar a enormes Goliat.

Al finalizar la contienda, el Diego Velázquez marchó hasta la colonia francesa de la isla Martinica, de camino hacia la Península, pero terminó por ser vendido allí a la República de Venezuela, en cuya marina sirvió largos años con el nombre de Miranda.

Sirvan estas líneas para recordar las pequeñas gestas que nuestros marinos fueron capaces de hacer.

Manuel de Francisco Fabre

https://todoavante.es/index.php?title=Diego_Vel%C3%A1zquez_haza%C3%B1a_1898

https://es.wikipedia.org/wiki/Diego_Vel%C3%A1zquez_(1895)

Si te gusta, compártelo:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *