EL 9 de noviembre de 1940, en plena desierto cultural, según los detractores del régimen que venció en la guerra civil de 1936 y en la ciudad de Barcelona, donde, según las mismas fuentes, había un boicot total a la cultura, tuvo lugar el estreno mundial de Concierto de Aranjuez. Una obra universal para guitarra y orquesta que fue un hito en la cultura musical mundial. Su autor era Joaquín Rodrigo Vidre, nacido en Sagunto el 22 de noviembre de 1901, también conocido como el Maestro Rodrigo. Un genial compositor musical español.
Joaquín Rodrigo, fue uno de los raros genios españoles que tuvieron reconocimiento durante su vida. Hijo menor de diez hermanos, contrajo la difteria a los tres años y perdió prácticamente la vista. Según sus mismas palabras, ello le llevo a centrarse en la música desde muy joven. Su familia eran terratenientes y comerciantes. Tenían una posición acomodada y podían dispensar a su hijo ciego una instrucción adecuada a sus posibilidades.
Su formación se realizó en dos planos distintos. En el plano musical, ya a los ocho años se le envió a Valencia donde estudiaba solfeo, armonía, composición, violín y piano. Tuvo los mejores maestros disponibles en el momento, como Francisco Antich, Enrique Gomá y Eduardo Chavarri. Pero Rodrigo tenía también inquietudes literarias. El problema residía en que no podía leer debido a su ceguera. Su familia resolvió la cuestión, asignándole un empleado con el único objetivo de acompañar a Rodrigo y leer lo que él deseara. Este compito recayó sobre Rafael Ibáñez, que no solo fue su compañero si no posteriormente su amigo, secretario y copista. Copista musical, lo que dice mucho en favor de Rafael.
Las inquietudes de Rodrigo no eran solo musicales y a través de Rafael pudo acceder a las obras maestras de la literatura española, así como obras filosóficas, ensayos, y estudios monográficos sobre los más variados temas. Este bagaje cultural tuvo gran influencia en su obra musical.
Con solo diecinueve años, Joaquín Rodrigo era ya un pianista con experiencia. Pero no solo se limitaba a seguir las líneas clásicas, sino que estaba familiarizado con las corrientes vanguardistas del mundo del arte. Con veinticuatro años compone sus primeras obras en forma de esbozos para violín y piano. En 1927, se va a Paris para inscribirse en la École Normale de Musique, donde estudió durante cinco años, con Paul Dukas. Allí conoce a Manuel de Falla, Maurice Ravel, Darius Milhaud, Arthur Honegger, Ígor Stravinski.
En esta época conoce a su futura mujer, Victoria Kamhi. Victoria era una pianista turca de origen sefardí. Se casaron en Valencia en 1933. Victoria tuvo una influencia enorme en su obra. Se convirtió en su compañera inseparable y su colaboradora más fiel. Siempre detrás de un gran hombre hay una gran mujer.
Continuó sus estudios de música en Francia en el Conservatorio de París de la Sorbona, pero debía mantener una familia y el trabajo para un músico no era fácil en el ambiente prebélico en la Europa de finales de los años treinta. En 1939, su mujer sufre un aborto y el decide pasar a la España de Franco al finalizar la guerra. Pero lo hacía en la más absoluta pobreza, pero con un autentico tesoro en su maleta. El borrador manuscrito de su obra más universal, el Concierto de Aranjuez. Dicha obra fue estrenada en Barcelona en 1940 y a partir de ahí su vida dio un giro y su fama no paró de crecer.
No es este el lugar adecuado para hacer una descripción de los logros y reconocimientos que cosechó durante su vida, hasta su fallecimiento en 1999, apenas dos años después de su esposa Victoria Kamhi.
Hay algunas cosas que nos gustaría resaltar de la obra de Rodrigo, que no tiene nada que ver con su obra musical. Una es el epitafio que hizo gravar en la tumba de Victoria, “En ella depositó su confianza el corazón de su marido”. Es un fragmento del Antiguo Testamento, en el Libro de los Proverbios.
Otra es una serie de frases, que su hija recogió y publicó en el Archivo de la Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo. Recojamos unas cuantas.
“Mi esposa Victoria, mi fiel compañera y colaboradora, ha sido mi inspiración, me ha dado impulso, fe en mí mismo e inmenso amor, ha dedicado toda su existencia a la mía y ha sido la luz de mis ojos”.
“La ceguera me dio más vida interior.”
“La música es mi ilusión, mi encanto y mi alegría. Soy un enamorado de la música, que definiría como la máxima poesía de la que dispone el mundo.”
“Creo que lo que sobrevive de nosotros es aquello que es superior. Para los que nos dedicamos a una labor de creación, resultaría especialmente amargo, especialmente triste, admitir que todo acaba con la muerte.”
“Mi vaso es pequeño, pero bebo en mi vaso.”
Joaquín Rodrigo, un músico español universal, una gran persona, un atento esposo.
Manuel de Francisco Fabre
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