Corría finales del año 1919, cuando en la ciudad de Punta Arenas y en la Armada de Chile se hacían eco a las últimas palabras del Padre de la Patria, General Bernardo O’Higgins Riquelme, en su lecho de moribundo: Magallanes… Magallanes…
En octubre de 1920 se cumplían cuatrocientos años desde que el famoso navegante y explorador portugués Hernando de Magallanes, conduciendo una flota de cinco naves que había zarpado de Sevilla en agosto de 1519, con rumbo al sudoeste, con el apoyo del emperador Carlos I de España, se internó con tres naves en el estrecho que hoy lleva su nombre. Una había sido destruida por un temporal y otra desertó y regresó a España. Con las tres restantes llegó Magallanes al gran océano, al que llamó Pacífico por la aparente calma de sus aguas, y continuó rumbo al noroeste en busca de la línea ecuatorial.
Era la oportunidad, para Chile, de invitar a la Corona española y su armada para celebrar el cuarto centenario del descubrimiento del estrecho de Magallanes y así demostrar al mundo nuestra soberanía sobre el estrecho, desde el océano Atlántico al océano Pacífico y desde la costa continental a la costa insular de Tierra del Fuego.
La idea fue aprobada por el Gobierno, constituyéndose diferentes comisiones: política, diplomática y social.
En julio de 1920 fue nombrada la misión especial encargada de invitar a Su Majestad el rey don Alfonso XIII y al Gobierno de España a dichas fiestas conmemorativas. Encabezaba la misión el Embajador Plenipotenciario de Chile, don José Florencio Valdés Cuevas. Sus otros integrantes eran el Agregado Naval a la misión especial, Capitán de Fragata don Carlos Jouanne de la Motte du Portail; el Adicto civil de Chile, señor José F. Valdés Ossa; y el Secretario de la misión, señor Santiago Ossa Armstrong. La entrevista se realizó en el palacio Miramar, en San Sebastián, el 29 se septiembre de 1920.
En esa época, en Europa se vivía todavía la desmovilización de las fuerzas armadas que habían actuado en la Primera Guerra Mundial y por este motivo al Rey le preocupaba mandar a su buque principal, el acorazado España, a una misión tan lejana y larga de más de
60 días; proponía enviar otro barco menor; lo que habría restado brillo a las fiestas programadas.
El marqués de Lema, Ministro de Estado, mandó llamar al comandante Jouanne para discutir el itinerario. Este le elaboró otro que redujo prácticamente a la mitad el tiempo considerado por la armada española. Este nuevo itinerario fue aprobado por Su Majestad, autorizando el viaje del acorazado España y en su representación presidió la misión el príncipe don Fernando de Baviera.
En conversación con respecto al
viaje, Su Majestad le pregunta al comandante Jouanne si habría peligro para el
buque en los canales. Este le responde que la única parte peligrosa estaba en
el canal de Chacao y que creía que no expondrían el buque haciéndolo pasar por
ahí, pues dando la vuelta por la isla Grande de Chiloé y, saliendo por el golfo
de Corcovado, aunque era más largo, se evitaba todo peligro.
Terminada la misión en España, el Embajador don José Florencio Valdés Cuevas viaja a París y el comandante Jouanne a Inglaterra, para asumir el cargo de Adicto Naval de Chile, y en diciembre de 1920 es además nombrado Attaché Naval a la Liga de las Naciones.
En carta del comandante Jouanne, fechada en Londres el 22 de enero de 1921, dirigida al Embajador don José Florencio Valdés Cuevas, en París, le comenta muy complacido por las atenciones que el príncipe don Fernando de Baviera recibió en Chile. En otro párrafo le dice: «sobre el accidente del ‘España’ nada he sabido; sólo supe que en el canal Chacao, en el paso Lagartija, varios buques habían tocado fondo, entre ellos el ‘Imperial’, pero por felicidad sin ninguna consecuencia y se debía a rodados que las mareas y grandes corrientes producen en esos parajes, especialmente en las cercanías de ciertas islas de constitución sedimentosa».
Con fecha 21 de junio de 1921 se celebraba en Londres el 26° aniversario de la Sociedad de Beneficencia Ibero-‐Americana, en el Connaught Rooms. Esta manifestación era presidida por el Rey de España. Cual no sería la sorpresa del comandante Jouanne al ver que el propio Rey se le acerca y le dice: «Comandante, mucho me he acordado de Ud. Por no haber seguido su consejo hemos estado en un tris de perder nuestro mejor buque».
Este simpático gesto del rey Alfonso XIII, de sencillez e hidalguía, nunca lo olvidó el Almirante Jouanne.
Al Capitán de navío señor Ismael Huerta Lira, comandante del crucero Ministro Zenteno, le fue encomendada la comisión de rectificar cartas en el canal de Chacao en la zona dónde se había varado el acorazado España, actuando como oficial hidrógrafo el teniente Sr. Juan Agustín Rodríguez Sepúlveda; desde entonces el lugar quedó demarcado en las cartas de navegación como «bajo España».
Para el año 2020, cuando se cumplan quinientos años del descubrimiento del estrecho de Magallanes, a las actuales generaciones de guardiamarinas y cadetes navales les corresponderá decidir, junto con los ciudadanos de Punta Arenas, celebrar un centenario más de esta efeméride; confirmando nuestra soberanía en esa importante puerta de ingreso al océano Pacífico.
Este artículo fue escrito por Jorge Jouanne Bustos (fallecido en 2017) hace ya unos 30 años, publicado en la Revista Naval en Valparaíso, Chile.
Texto y fotografías facilitadas por su hermano Carlos a España en la Historia.