En 1521 Magallanes había cruzado el océano Pacifico y su tripulación conocía la extensión y forma de cruzar dicho océano, pero la noticia solo se conocería en España en septiembre de 1522, cuando Juan Sebastián Elcano, llegaba a Sevilla con la nave sobreviviente de la expedición. Esto significa que cuando Gil Gonzalez se embarcó, el 26 de enero de 1522, en el Golfo de Panamá, no tenía la menor idea de que se podía encontrar ni de la extensión de las costas a descubrir.
Veamos la situación en el mapa. Gil Gonzalez había cruzado el istmo de Panamá a pie y por lo tanto los barcos con que había cruzado en Atlántico, se encontraban en el otro lado. En la costa donde se encontraba, no había ni puertos ni ninguna civilización con la tecnología necesaria para construir un navío oceánico. Gil había traído consigo, técnicos con los conocimientos para realizar esta construcción, pero estaba falto de casi todos los elementos de construir. No disponía de herrajes, ni de material para calafatear, ni de herramientas aptas para la labor.
¿Qué hizo entonces? ¿Rendirse? En modo alguno. Sabía que no podría cruzar el Pacifico si no habían tierras en el camino y no disponía de esa información, pero lo que podía hacer era explorar las costas y adentrarse algunas millas mar adentro. Para ello, según los registros que nos han llegado, construyó cuatro bergantines para lanzarse a la ventura. ¿Pero qué significaba un bergantín a principios del siglo XVI? Pues eran barquitos de alrededor de 20 metros de eslora, con propulsión mixta y sin cubierta. Propulsion mixta quiere decir que tenia 10 remeros por banda y un solo palo con vela latina. Sin cubierta es sinónimo de que no hay forma de protegerse de la lluvia ni de fuerte oleaje. En resumen, tecnología para navegar en el Mediterraneo, pero no para afrontar el Pacifico.
Aun así, consiguió explorar la costa hasta el actual El Salvador y descubrió las islas de las Perlas en el golfo de Panamá. Durante el periplo se encontró con diversos caciques locales, el más conocido de los cuales fue Nicarao, autor de las famosas once preguntas que le hizo al conquistador. No tenemos tiempo en esta breve reseña para desarrollar este encuentro, que es una muestra de la forma en que nuestros antepasados afrontaban los contactos con los indígenas. A pesar de la leyenda negra, no era la espada lo que primero se presentaba, sino que se intentaba dialogar con los nativos.
Sirvan estos cortos párrafos, para celebrar el inicio de la primera exploración náutica del océano Pacifico. Como no, protagonistas, los españoles.
Manuel de Francisco Fabre
https://en.wikipedia.org/wiki/Gil_González_Dávila
https://www.elnuevodiario.com.ni/especiales/44697-encuentro-cacique-conquistador/