Pedro de Zubiare nació en Puebla de Bolíbar, un municipio de Vizcaya, de escasa entidad pero muy antiguo. El origen etimológico procede de “bolu ibar”, que significa en euskera, vega del molino. De la misma localidad era el líder de la independencia de algunos países sudamericanos, Simón Bolibar, pero la trayectoria de Zubiare fue totalmente distinta.
No se sabe a ciencia cierta cual fue la fecha de su nacimiento, pero ocurrió entre 1540 y 1541. Su familia se dedicaba al comercio marítimo y en su seno habían varios maestres, aunque poco se sabe de ellos. Era el segundo hijo del matrimonio formado por Martín de Cenarruzabeitia y Teresa de Ibarguren. Por tanto su hermano mayor iba a llevarse el grueso de la herencia y a él le tocaba el oscuro destino del servicio a la Iglesia o la subordinación a los intereses de su hermano. También había la opción militar, pero Pedro optó por la del servicio a la Corona dentro de la Armada pero desde una óptica particular. Parece que consiguió financiación para armar diversas naves de las que se servia en su comercio particular en el Cantábrico y con América.
No ha quedado registro documental de esta actividad, pero debía ser bien conocido en su entorno, ya que en 1568, con solo 28 años de edad, Felipe II le encarga el transporte de caudales destinado al Duque de Alba. Para la operación, arma dos zabras a su coste y parte de Bilbao. Las zabras eran embarcaciones de pequeño tonelaje, como máximo 300 toneladas, propulsadas únicamente a vela, con una tripulación media de 40 hombres, podía aparejarse para el transporte o para la lucha contra los corsarios, ya que eran rápidas y fácilmente maniobrables. Fue la embarcación preferida de Zubiare.
Durante la travesía del Canal de La Mancha, tropezó con una flota holandesa de más de cuarenta naves. No era cuestión de hacerse el valiente sino hábil marino y como tal consiguió evadir al enemigo y refugiarse en un puerto inglés, ya que en aquel momento, el Reino Unido era sino aliado, al menos neutral. En su refugio se le acabó la buena suerte. La reina Isabel I, se enteró que en un puerto de sus dominios, se encontraban dos embarcaciones, cargadas de dinero y con la excusa de que el Duque de Alba había confiscado bienes de súbditos ingleses en los Países Bajos, confiscó el dinero, las embarcaciones y puso bajo arresto a oficiales y tripulación.
El arresto duró más de un año, durante el cual, Pedro no perdió el tiempo ya que aprendió el inglés y estableció algunos contactos, sin olvidar que mantuvo a su costo a la tripulación arrestada. Cuando fue liberado, paso a los Países Bajos, bajo las ordenes directas del Duque de Alba, que informó favorablemente de él a Felipe II. Tanto los informes como su aprendizaje de la lengua y cultura inglesa, fue fundamental en su posterior carrera.
Gracias a los conocimientos adquiridos mientras estuvo retenido en Inglaterra y que además estaba implicado en las pérdidas que le habían provocado las correrías de Drake y Raleigh, fue comisionado en 1572 por la Casa de Contratación para negociar el cobro de los bienes capturados por Drake y en 1580 por las de Raleigh. No consiguió que la reina Isabel I devolviera mucho dinero, pero si aprovechó la ocasión para tejer una red de espías que le permitieron a Felipe II estar al corriente de las intenciones británicas.
En 1582, fue apresado en la residencia particular en Londres del embajador Bernardino de Mendoza acusado de participar en la organización de atentado contra Guillermo de Orange en el mismo año. Pasó un año en Inglaterra y después fue trasladado a Holanda donde estuvo preso dos años y fue incluso torturado. Finalmente, liberado, pasó a las ordenes directas de Farnesio, que le encargó el rescate de los marinos prisioneros en Inglaterra. Para ello armó unas urcas, siempre a su costa, y se presentó en el puerto de Darmounth en 1590. Ahí consiguió reunir a más de cien prisioneros y los embarcó. El problema fue que durante la inspección final, los ingleses descubrieron que los cañones que portaban sus urcas procedían del saqueo de galeazas perdidas en Calais. Corría el riesgo de perder toda la artillería y ser detenido de nuevo pero ya tenía experiencia en prisiones inglesas y no deseaba repetir. Salió sin permiso y consiguió llegar a La Coruña a pesar del acoso de cinco galeones que fueron enviados para capturarle.
Uno de los episodios de la guerra anglo-española (1585-1604), fue la tentativa de dominar las costas francesas de la Bretaña. Las fuerzas navales fueron puestas bajo el mando de Diego Brochero y con Zubiare de segundo. Brochero procedía del Mediterráneo y pretendía organizar una flota a base de galeras, que eran navíos mas manejables y que no dependían del viento, pero que requerían de un fuerte apoyo logístico y no eran las adecuadas para el Océano Atlántico. Las discrepancias con Zubiare, que era partidario de las zabras o de sus parientes cercanos, los filibotes, fueron bastante fuertes. En ambos casos, zabras y filibotes, eran barcos, ligeros, de altos mástiles, estrechos y veloces. Se demostró que tenía razón cuando en 1593, en la Batalla de Blaye, consiguió derrotar a una fuerza de más de 80 navíos franceses e ingleses, cuando contaba con menos de 20 buques compuestos por zabras y filibotes.
Zubiare tenía más de 53 años y empezaba a ser mayorcito para este tipo de aventuras, sin embargo Felipe III pensó en él cuando se organizó una expedición de apoyo a los nobles irlandeses descontentos con el dominio inglés. En 1601 participó en el desembarco en Kinsale, pero la operación no tuvo éxito y la corona española exigió responsabilidades, siendo procesado y condenado a dos años de destierro.
Su salud esta resentida de su vida aventurera y del periodo que estuvo preso bajo ingleses y holandeses, pero esto no le impidió volver al servicio en 1605. Su misión era transportar las tropas del Tercio de Infantería del maestre Pedro Sarmiento con ocho galeones y dos fragatas desde Lisboa a Flandes.
En el Canal de La Mancha se encontró con una flota holandesa de más de 80 barcos al mando del almirante Hawtian. Desde el puerto de Dunkerke le enviaron cuatro galeones de apoyo, pero dada la desproporción numérica, Zubiare decidió ir al puerto de Dover. Para dar tiempo a escapar a los buques que transportaban las tropas, se enfrentó él solo a la avanzadilla de la flota enemiga, compuesta por 18 barcos. No solo consiguió frenarlos, sino que hundió a varios de ellos y desarboló a otros. Finalmente, estando herido él mismo, ordenó retroceder, pero había logrado su objetivo. El Tercio embarcado consiguió llegar a Dover.
Sus heridas eran sumamente graves y ya no se recuperó. Falleció el 2 o el 3, según otras fuentes, de agosto de 1605. Había solicitado ser enterrado en su tierra natal y así fue hecho. Fue embalsamado y años después repatriado a España, donde fue enterrado primero en Rentería y más tarde en Irún.
Manuel de Francisco Fabre
https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_de_Zubiaur
https://www.todoababor.es/historia/pedro-de-zubiaur-mision-rescate/h
http://navengantedelmardepapel.blogspot.com/2017/03/pedro-zubiaur-marino-vizcaino-y-oficial.html