A principios del siglo XX y en la localidad de Asheville, una ciudad estadounidense ubicada en el condado de Buncombe, en el oeste del estado de Carolina del Norte, muere un personaje poco conocido de nuestra historia reciente. Rafael Guastavino Moreno, un valenciano, al que se le debe el diseño de muchísimos edificios en Estados Unidos y no precisamente de poca importancia.
Rafael nació en Valencia, en 1842, en el seno de una familia con tradición musical, uno de sus abuelos era constructor de pianos. Su primera educación, se orientó hacia las artes musicales, pero a los 16 años, su vida toma un giro distinto y empieza a interesarse por la arquitectura. Con 19 años su familia lo envía a Barcelona y lo inscribe en la Escuela Especial de Maestro de Obras. Era esta, una carrera creada por la Academia de Nobles Artes a mediados del siglo XVIII, al mismo tiempo que los estudios de Arquitectura.
Desde la Edad Media, el Maestro de Obras era un contratista, que conseguía encargos y después organizaba todo el proyecto, desde el diseño, compra de materiales, contratación de mano de obra y ejecución. Cuando en el siglo VXII se organizaron los estudios y dieron las responsabilidades a los proyectos, el Maestro de Obras, pasó a ser una especie de “arquitecto de segunda clase”. Los arquitectos podían dedicarse a proyectos de interés público y gran envergadura, como palacios, iglesias, edificios públicos y a los maestros de obras, les dejaban todo lo que entraba dentro del ámbito privado, como viviendas colecticas, edificios agrícolas, obras industriales. Una consecuencia de ello, es que el aspecto actual del Ensanche de Barcelona, sea producto de la imaginación de los Maestros de Obras.
Volviendo a Guastavino, cuando llegó Barcelona, ya estaba casado y con dos hijos y se alojó en casa de su tío paterno, Ramon, que se dedicaba al comercio textil y tenia buena capacidad económica, pero no infinita. O sea que Rafael debía trabajar para mantener a su familia, mientras estudiaba.
No debía ser el único en la misma situación, ya que los estudios de Maestro de Obras, preveían esta posibilidad. Se daban en horario de tarde para dejar la mañana libre para que los estudiantes, también pudieran ser trabajadores. Al mismo tiempo que estudiaba para Maestro de Obras, hizo un curso en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado, pero no continuó, probablemente por problemas económicos. Cuando finalizó sus estudios, no solicitó su titulo, seguramente debido al costo de esta solicitud que eran de 1.000 reales de la época, correspondientes al salario de tres meses de un oficial de la construcción. No Gustavino, ni su tio estaban en condiciones de asumir el costo.
Sin embargo, encargos, no le faltaron, debido a los contactos familiares y ya en 1868, proyecta el primer de sus trabajos importantes que fue la Fabrica Textil Batllo. El diseño, consistente en bóvedas tabicadas a la catalana, sobre columnas metálicas, causó sensación y le dio gran publicidad. De hecho, este tipo de bóvedas se acabaría constituyendo en el eje central de su trabajo y seria conocida como la “construcción cohesiva” de Guastavino. Este tipo de diseño básico, resultaba más económico que el tradicional al requerir menos material y no precisar de encofrados. El proyecto fue del 1866 y aunque el año anterior ya había iniciado una obra para el comerciante de tejidos Miguel Buxeda, fue este el que le dio el espaldarazo y en 1872, ya había diseñado dos casa aisladas, seis de pisos y cuatro edificios industriales.
En 1871, muere su tío y simultáneamente una Real Orden suprime la enseñanza oficial de Maestro de Obras, y da una prorroga de un año a todos los que tuvieran los estudios o no se hubieran presentado a la reválida para pasar un examen de grado. Guastavino se presenta y obtiene el titulo en 1872.
A partir de este momento los encargos realizados se disparan. Entre 1877 y 1881, construye siete casas de pisos, once edificios industriales y un teatro. En 1878, patenta un sistema de bóvedas, al que denomina con un título poco claro: Construcción de techos abovedados de inter-estribos y descarga. Probablemente para no dejar margen a competidores. En 1881, marcha a Estados Unidos.
No están muy claras las razones que le llevaron a dejar un cómodo presente en Barcelona y lanzarse a un incierto futuro en un país del que desconocía hasta el idioma, pero el hecho es que aterrizó en un momento en el cual las autoridades, estaban buscando técnicas de construcción que fueran más resistentes a los incendios. Rafael tuvo que sortear muchos problemas, y uno de ellos fue la dificultad en encontrar materiales adecuados a sus diseños. En concreto, la calidad de los ladrillos americanos, dejaba mucho que desear y Rafael tuvo que importarlos de España para sus primeros proyectos. Después tuvo incluso que construir una fábrica en Massachusetts.
Seria largo de reseñar en este articulo, pero el caso es que de nuevo un español triunfó fuera de su país y aquí poco se ha dicho de él. Construyó edificios emblemáticos en su pais de adopción. Solo en Nueva York, son de su diseño, la Grand Central Terminal, el Great Hall de Ellis Island, varias zonas del Metro, zonas del puente de Queensboro, catedral de San Juan el Divino, Carnegie Hall, Museo Americano de Historia Natural, en Central Park Oeste, el Templo Emanuel, la iglesia de San Bartholomé, en la Quinta Avenida, el City Hall, Hospital Monte Sinaí.
Y no solo en Nueva York, también la Biblioteca Pública de Boston, el Museo Nacional de Historia Natural y Edificio de la Corte Suprema de Estados Unidos, ambos en Washington.
Rafael Guastavino supo aprovechar una centenaria técnica ya conocida en España, mejorándola y adaptándola a las nuevas necesidades de la sociedad americana.
Manuel de Francisco Fabre
Rafael Guastavino – Wikipedia, la enciclopedia libre
Aju 099 Rotaeche (sedhc.es)
cabovolo: Rafael Guastavino, el arquitecto valenciano que conquistó los techos de Nueva York
Rafael Guastavino Moreno | Real Academia de la Historia (rah.es)