Un personaje verdaderamente polifacético y prolífico fue don José Echegaray y Eizaguirre, nacido en Madrid el 19 de abril de 1832 y fallecido en la Villa y Corte el 14 de septiembre de 1916, con 84 años de edad, quejándose de no poder morirse pues “si he de escribir mi Enciclopedia elemental de Física matemática, necesito por lo menos 25 años”. Su extensísima obra no dejó de producirse incluso en la vejez, como lo demuestra sus casi treinta tomos de Física matemática, junto con ese comentario de lamento.
Siendo su padre médico de profesión, anduvo durante su infancia y juventud por Murcia, en cuyo Instituto de Segunda Enseñanza ― donde comenzó su afición a las matemáticas ― se graduò de bachiller. En 1848, ingresado en la primitiva Escuela de Ingenieros, con veinte años obtuvo el título de ingeniero de caminos, canales y puertos con el número uno de su promoción. Tuvo que incorporarse a su primer trabajo en Almería y luego a Granada. En aquellos años de juventud leía a Goethe, Homero, Balzac y a matemáticos como Gauss o Lagrange.
En 1854 comenzó a dar clases en la escuela de Ingenieros, en las asignaturas de matemáticas, estereotomía, hidráulica, geometría descriptiva, calculo diferencial y física. De 1858 a 1860 fue, asimismo, profesor de la Escuela de Ayudantes de Obras Públicas. Ante tal cúmulo de sabiduría no resulta extraño que, con treinta y dos años, fuese elegido miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, ingresando con un discurso sumamente polémico por su aspereza e incluso agresividad, a cuyas críticas contestó sin ambages de ninguna clase y en similar tono.
Durante su vida como académico y profesor publicó numerosas obras y trabajos sobre física y matemáticas. Su relación seria excesivamente extensa, de ahí que se nombre únicamente “La Historia de las Matemáticas puras en nuestra España”, “Introducción a la geometría superior”, “Teoría matemática de la luz”, “Observaciones y teorías sobre la afinidad química, y hasta “Ciencia Popular; vulgarización científica” aparecida en 1905.
El mundo de la política también conoció del talento y esfuerzo de Echegaray. Director General de Obras Públicas con el gobierno del Partido Radical de Ruiz Zorrilla, Ministro de Fomento en 1870, de Hacienda en 1872, para con el golpe de Pavía llegar a un gobierno de concentración del cual participó nuestro personaje como Ministro de Hacienda, dándole al Banco de España el carácter de banco nacional y el monopolio de la emisión de billetes. El fervor republicano que mantenía en aquellos años feneció en 1905 cuando, reinando Alfonso XIII, regresó al ministerio de Hacienda, para, incluso, recibir el nombramiento de senador vitalicio y presidente del Consejo de Instrucción Pública.
Había iniciado su actividad literaria en 1865, con la obra teatral “La hija natural”, que no llegó a estrenarse en esa época. Fueron 67 las piezas teatrales, la mitad de ellas en verso, que estrenó, con gran éxito de público y menosprecio de la crítica, que las consideraba carentes de valores literarios. Sin embargo, en 1896 fue elegido miembro de la Real Academia Española, con el sillón “e” minúscula, y en 1904 compartió con el poeta provenzal Frederic Mistral el Premio Nobel de Literatura, primer español en recibir tan reconocida distinción. El premio le fue entregado en Madrid, el 18 de marzo de 1905, por el rey Alfonso XIII y la comisión sueca organizadora. La concesión del Nobel de Literatura escandalizó a las vanguardias literarias. Así Clarín una veces le critica severamente y en otras le alaba, aunque no puede decirse lo mismo de la opinión de doña Emilia Pardo Bazán. Echegaray a pesar de ello gozaba de un gran prestigio como dramaturgo, triunfando sus obras incluso en Londres, en Estocolmo o en Berlín.
Su fértil obra, su gran capacidad intelectual, su labor científica y académica tuvieron un gran reconocimiento en vida; fue presidente del Ateneo de Madrid (1898-1899) y de la Asociación de Escritores y Artistas españoles durante el periodo 1903 a 1908; dos veces presidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1894–1896 y 1901–1916); primer presidente de la Sociedad Española de Física y Química, creada en 1903; catedrático de Física matemática de la Universidad Central de Madrid (1905); presidente de la sección de Matemáticas de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias (1908); y primer presidente de la Sociedad Matemática Española (1911). En 1907, a propuesta de Ramón y Cajal, la Academia de Ciencias creó la Medalla Echegaray y se le concedió al propio José Echegaray la primera de ellas.
No es indebido mencionar varias adaptaciones de obras literarias al cine, de las cuales únicamente podría contemplarse “El Gran Galeote”, de Rafael Gil. Del resto, desaparecidas, solamente se tiene constancia por las referencias periodísticas.
Casado don Josè en 1857 con Ana Perfecta Estrada Sánchez, tuvieron un hijo, Manuel Echegaray Estrada, reposando sus restos reposan en el Cementerio Sacramental de San Isidro, Madrid.
José Echegaray, así pues, dejó su vida repleta de esfuerzo y trabajo, un Premio Nobel que no está en muchas bibliotecas particulares y su imagen sí ilustraba los billetes de las antiguas mil pesetas, por allá el año 1971.
Francisco Gilet.