Se inaugura el transbordador sobre el Niágara (8 agosto 1916)

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Leonardo Torres Quevedo

Las cataratas del Niágara son famosas por muchos motivos. Situadas en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, ha sido durante mas de cien años, destino preferente de viajes turísticos e inspiración de famosas películas. Desde principios del siglo XIX, era objeto de viajes turísticos e incluso en 1801 uno de los hermanos de Napoleón (Jerome) lo visitó con su prometida. En 1855 se construyó un puente de madera que fue rehecho en 1886 en acero. Con la construcción de un ferrocarril, las visitas aumentaron y se planteó a principios del siglo XX, la construcción de una atracción totalmente turística. Se inició el estudio, se iniciaron los procedimientos de presentación de proyectos y ahí es donde entra el inventor español. Leonardo Torres Quevedo.

Si. El proyecto de Torres Quevedo, un español nacido en Santa Cruz de Iguña, Molledo, Cantabria, había ganado el concurso internacional para instalar un sistema de transporte elevado que permitiera admirar las cataratas desde el aire.

En aquella época, no estaba claro como instalar un artefacto aéreo para transporte de pasajeros, pero resulta que Torres Quevedo tenia la patente desde 1887 pero solo la había podido aplicar el transbordador del Monte Ulía en San Sebastián. El proyecto del Niágara dio el espaldarazo definitivo a su patente que hoy utilizan todos los transbordadores del mundo y eso que tuvo problemas administrativos desde el primer momento, ya que Canadá se negó a instalar las torres de soporte en su territorio y el transbordador se tuvo que instalar a varios kilómetros aguas abajo, donde hay un precioso remolino del rio, pero apenas se ven las cataratas. De todas formas la instalación funciona desde aquel lejano 8 de agosto de 1916, sin haber sufrido el menor incidente.

Torres Quevedo, no fue solo un inteligente ingeniero de caminos. Sus estudios abarcaron la aeronáutica, con el diseño del sistema trilobular para dirigibles que todavía hoy es la base de las naves que hoy en día se construyen, fundamentalmente en el campo de la publicidad aérea.

Más avanzado fue su desarrollo en el dominio del radio control con el TELEKINO. Este dispositivo fue nada menos que el antecesor del control de objetos móviles a distancia a través de las ondas de radio. Estamos hablando de 1906, cuando hizo su primera demostración de control remoto de un bote en el puerto de Bilbao. El reconocimiento mundial vino cien años más tarde cuando 2006, el telekino fue reconocido por la IEEE como «milestone», un ‘hito’ para la historia de la ingeniería a escala mundial.

Como espíritu inquieto, Torres Quevedo también trabajó en el campo de las maquinas analógicas de cálculo. Construyó una serie de ellas, una de ellas es El Ajedrecista, presentado en la feria de Paris de 1914 y considerado el primer videojuego de la historia. Pero no solo trabajo en el campo del puro entretenimiento, su Ajedrecista, le mostró el camino para diseñar y construir maquinas de cálculo. El “Aritmometro”, fue el primer ordenador en el sentido actual, pues era una maquina electromecánica capaz de realizar cálculos de forma autónoma utilizando como dispositivo de entrada de comandos una máquina de escribir, una unidad de cálculo y almacenamiento de datos y un dispositivo de salida compuesto por otra máquina de escribir.

Todos estos trabajos le llevaron a estudiar filosóficamente los procesos automáticos. Fue el primero que se atrevió a contradecir las afirmaciones de Descartes, el cual afirmó que un autómata, jamás sería capaz de mantener una conversación razonable. En su obra “Ensayos sobre automática”, afirmaba que Descartes se equivocaba al afirmar que un autómata, para responder razonablemente, debía hacer él mismo, un razonamiento, cuando en realidad solo debía seguir las instrucciones que su creador había previsto de antemano.

No se detuvo ahí y al final de su vida también desarrolló diversos inventos en el demonio de la pedagogía, siempre inventando artefactos automáticos aunque en este caso para ayudar a los docentes.

Torres Quevedo fue otro ejemplo de lo que puede hacerse en España solo poniendo empeño y esfuerzo, los pies en la tierra y sobre todo, sin intentar echar la culpa de sus propios errores a otros.

Manuel de Francisco Fabre

https://es.wikipedia.org/wiki/Leonardo_Torres_Quevedo

https://www.agenciasinc.es/Reportajes/Cien-anos-cruzando-el-Niagara-con-el-teleferico-de-un-genio-espanol

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