La denominada Invasión española de Inglaterra de 1597 fue el intento de invasión anfibia de la isla de Britania por parte del Imperio español.
En 1585, el Tratado de Nonsuch había supuesto la entrada de Inglaterra en favor de los protestantes de las Provincias Unidas, rebeldes a Felipe II de España.
Esto supuso el inicio de una guerra contra España que duraría hasta 1604.
Tras el saqueo de Cádiz de 1596, el rey Felipe II tomó en consideración la defensa de la península y en vengar el ultraje enviando una armada para invadir Inglaterra en 1597, contando con la ventaja de tener puertos en la orilla francesa del Canal de la Mancha.
Fruto de la intervención de Felipe II en la guerra de religión de Francia en apoyo de la Liga Católica, Felipe II estableció guarniciones costeras como las de Blavet en 1590 y Calais en 1596, que tenían un valor estratégico añadido porque permitían amenazar a Inglaterra al ser bases para la flota.
Por su parte, Inglaterra también intervino en Francia, pero en apoyo del rey Enrique IV de Francia, por el tratado de Greenwich del año 1591…
Dos años después del Ataque de Carlos de Amésquita (1595), en 1597, mientras la flota inglesa, 20 barcos con 2000 hombres, buscaba a la flota de Indias en las islas terceiras, o si no las encontraba, para seguir hasta las Indias, cosa que intentó al no encontrar a la flota de Indias, en una tercera expedición contra la flota de Indias que acabó en fracaso.
Felipe II volvió a enviar una nueva flota de invasión contra Inglaterra, saliendo de Coruña bajo el mando de Juan del Águila, como maestre de campo general, y Martín de Padilla, como comandante de las tropas invasoras, con destino a Falmouth, punto de destino de la invasión, un poco más numerosa que su precursora de 1588.
Esta vez, partieron de Coruña y Ferrol 108 naves, más otras que se unirían y que salían desde otros puertos.
El recuento del Adelantado de Castilla del 1 de Octubre da como resultado: 136 navíos de 34.080 toneladas, 24 carabelas, 160 buques, 8.634 soldados, 4.000 marineros, 12.634 hombres, y 300 caballos.
Incluida en estas tropas estaba la escuadra de andalucía de 32 navíos, llevaba a dos tercios de infantería, el de Nápoles y el de Lombardía, éstos eran la élite de los tercios españoles, hombres que prácticamente no perdían batalla alguna, estando la flota bajo el Almirante Diego Brochero.
Junto con esta flota, iba otra a Bretaña en Francia con mil hombres, que estaba bajo dominio español (hasta el acuerdo de 1598, cuando Felipe II decide abdicar, y prepara un tratado de paz con Francia, en el que entrega Bretaña a Francia para cerrar frentes de guerra a su descendiente Felipe III.
El 17 de octubre de 1597, tras tres días de navegación en buen tiempo, llega la flota al Canal de la Mancha, tras avanzar hacia las costas inglesas sin encontrar oposición, donde se dio un fuerte temporal y se dio la orden de dispersar la flota, si bien en esta ocasión no se produjeron los catastróficos resultados de 1588.
Aun así, siete barcos llegaron a tierra en las proximidades de Falmouth, desembarcando a 400 soldados de élite que se atrincheraron esperando refuerzos para marchar sobre Londres.
Tras dos días de espera en los que las milicias inglesas no se atrevieron a hostigarlos, recibieron la órden de embarcar, pues la flota se había dispersado irremediablemente, regresando a España sin ningún contratiempo.
Tras la vuelta de la flota inglesa, que había partido hacía tiempo para tratar de capturar la flota de Indias española, fracasando una vez más, se abrió una investigación por haber dejado indefensa la costa inglesa y poniendo a la capital en serio peligro, y fueron numerosas las acusaciones de traición abriéndose un juicio contra algunos mandos acusados de estar a sueldo del rey de España…
La Guerra Anglo-Española (1585–1604) fue un conflicto entre los reinos de Inglaterra, gobernada por Isabel I de Inglaterra, y de España, donde reinaba Felipe II.
La guerra comenzó con victorias inglesas como la de Cádiz en 1587, y la pérdida de la Armada Invencible en 1588, pero diversas victorias españolas como la de la Contraarmada en 1589, así como la enorme mejora en la escolta de las flotas de Indias y la rápida recuperación de España ante las pérdidas, acabaron por debilitar definitivamente a Inglaterra y desembocaron en la firma de un tratado de paz favorable a España en Londres en 1604.
Fuentes: La Factoría Histórica