
La Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (CAMPSA) fue una empresa petrolífera española creada a partir de la Ley del Monopolio de Petróleos de 1927. Su función era administrar la concesión del monopolio estatal de petróleos, según el Real Decreto Ley del 28 de junio de 1927 promovido por el ministro de Hacienda durante la dictadura de Primo de Rivera, José Calvo Sotelo. En el año 1977 el Estado asumió el 50% del control accionario.

Siete Hermanas
En 1917 se empieza a debatir la idea de que España debía controlar los recursos energéticos. En ese tiempo el mercado energético español estaba controlado por las Siete Hermanas, que eran siete empresas petroleras que dominaban el sector a principios de la década de 1960, compañías como la Shell, de capital inglés, y Standard Oil, de capital estadounidense. La situación económica y política internacional surgida de la Primera Guerra Mundial permite al gobierno de la Dictadura de Primo de Rivera expropiar a las empresas extranjeras y crear una empresa bajo control español y con presencia del estado. Primo de Rivera impulsó una política de protección industrial que pretendía reforzar la industria española, pieza clave para este objetivo fue el control de los recursos energéticos y, principalmente, el petróleo y sus derivados. Campsa tenía como objetivo ser el centro y motor de un conglomerado industrial nacional que impulsaría la industria petroquímica y química controlando el sector energético.

José Calvo Sotelo, siendo el ministro de Hacienda del gobierno, fue el encargado de realizar la creación de Campsa. En una carta que envió al rey Alfonso XIII le expuso las necesidades de la creación de la empresa petrolífera diciendo: El petróleo es un factor industrial básico; es así mismo, elemento sustantivo para la defensa nacional …/… El petróleo en España está monopolizado de hecho por dos grandes trust industriales, la Standard Oil y la Shell, que desde 1925 se reparten amigablemente los beneficios del mercado español.
El 28 de junio de 1927 sale el Real Decreto que publica el concurso público de la gestión del monopolio creado que sería adjudicado por la Administración del Estado. Esta adjudicación recae en cuatro grandes bancos, el Banco de Vizcaya, el Banco Hispano Americano, Banesto y el Banco Urquijo, manteniendo la totalidad del capital en manos españolas y reservándose el estado un mínimo de un 30%. Campsa nace el 17 de octubre de 1927 y su creación tiene una gran influencia en el progreso industrial español y, principalmente, en la industria refinadora.

La Shell y la Standard Oil, controlaban el 80% del mercado mundial del petróleo lo que llevó a que se iniciara y mantuviera una campaña diplomática contra el gobierno español y que se produjera un boicot en la venta de crudo a España. La recién nacida URSS era el único estado que estaba al margen de dichos actos, con lo que España negoció la adquisición de petróleo soviético. El proceso de desestabilización, impulsado por Estados Unidos y Reino Unido, acabó contribuyendo al derrocamiento de la Dictadura de Primo de Rivera en enero de 1930.
Durante el período de la Segunda República la actividad de CAMPSA se centró en la comercialización del petróleo y sus derivados, para lo cual llegó a levantar 16 áreas de almacenamiento y otros 34 puntos menores de almacenamiento. Sin embargo, prácticamente no desarrolló actividades de exploración de yacimientos petrolíferos en suelo español ni tampoco adquirió yacimientos en el extranjero.

Cuando el 17 de julio de 1936 estalló la Guerra Civil, al igual que ocurrió con otras instituciones CAMPSA quedó dividida entre los dos bandos y durante la contienda llegaron a operar dos estructuras empresariales de forma separada. En la zona republicana la compañía controló inicialmente la mayor parte de las reservas de petróleo que existían en España en el momento de empezar la contienda. Sin embargo, desde muy pronto la empresa se vio con serias dificultades para la obtención de petróleo debido al Pacto de No Intervención promovido por las autoridades de Londres y París. A pesar de esta circunstancia, la República lograría obtener sus suministros a través de la Unión Soviética y Rumanía. Paralelamente, en la zona franquista la CAMPSA firmaría, en noviembre de 1936, un acuerdo con la norteamericana Texaco que le garantizaba el suministro de petróleo. El presidente de Texaco, el pro-nazi Torkild Rieber, jugó un papel clave en las negociaciones. Durante el transcurso de la contienda algunas de las instalaciones de CAMPSA se vieron gravemente afectadas por las acciones militares, los bombardeos, etc.

Mientras Europa está inmersa en la II Guerra Mundial, nace en España el Instituto Nacional de Industria (INI) el 30 de septiembre de 1941 para impulsar y financiar las industrias españolas. En este contexto, Campsa realiza un sondeo en Cantabria, lo que marca un hito en cuanto a exploración en la Península Ibérica. Al año siguiente, en 1942, se transfirieren las funciones del Monopolio al INI y se agrupan las participaciones del Estado en empresas dedicadas a los hidrocarburos. En noviembre de ese mismo año se crea la Empresa Nacional Calvo Sotelo (ENCASO), constituida como S.A., que inicia sus actividades en Puertollano y Levante, y se encarga del montaje de la Refinería de Cartagena.
En 1944 se construye el primer Centro de Investigación, ubicado en Madrid, con la intención de que España no dependiera del exterior en materia de suministros y tecnología. En esta época, el centro desarrolla proyectos vinculados con la destilación de pizarras y fabricación de fertilizantes. En los años siguientes evoluciona hacia la optimización de procesos a partir de los aceites de pizarras producidos por Puertollano. El centro experimenta notables ampliaciones y es equipado con la nueva estación de ensayo para lubricantes y carburantes y una refinería experimental. Progresivamente sus actividades se van diversificando, particularmente hacía la petroquímica.

La Guerra en Europa terminó el 2 de septiembre de 1945. Bajo la etapa franquista se mantuvo el régimen monopolístico instituido por Calvo Sotelo, aunque las relaciones entre CAMPSA y las autoridades no fueron idílicas. Entre los círculos falangistas se criticaba la falta de inversiones por parte de la compañía, que a la altura de 1946 no había construido ni una sola refinería. En el contexto de la posguerra y la autarquía existía una grave carencia de combustibles, por lo que surgieron diversas iniciativas del Instituto Nacional de Industria (INI) encaminadas a la obtención de hidrocarburos.
El 17 de julio de 1947, transcurridos los 20 años de duración del contrato entre el Estado y Campsa, se reorganizó el Monopolio de Petróleos mediante una nueva ley que devolvía al Estado la capacidad para otorgar concesiones destinadas a las actividades de hidrocarburos, mientras que aquellas que estaban relacionadas con la distribución y comercialización quedaban bajo la exclusiva competencia de CAMPSA. En esencia, la ley sustituía el antiguo arrendamiento por un régimen de desconcentración de servicios y reforzaba la intervención estatal.

En 1948 se constituye la sociedad REPESA (Refinería de Petróleos de Escombreras), creada para la instalación de una refinería en el Valle de Escombreras (Cartagena). Inauguradas en 1951, las instalaciones de REPESA cuentan con una planta de producción de lubricantes y asfaltos, una planta de cogeneración, instalaciones marinas en el puerto de Escombreras y un centro de investigación. La empresa también elaboró lubricantes bajo una marca propia, «Repsol», que se producía en una planta de Escombreras.

En 1957 REPESA participó junto a CAMPSA en la creación de la sociedad anónima Butano S.A. para la distribución del gas que se producía en su refinería, controlando CAMPSA un 50% de su capital. Se creó con la misión de abastecer gas butano puerta a puerta. El producto destaca por su fácil ubicación, su seguridad y su eficiente rendimiento y con el reparto la comodidad comienza a llegar a los hogares españoles.
El Gobierno decidió la constitución de esta sociedad al comprobar que CAMPSA no gestionaba adecuadamente la comercialización de unos gases, como el butano que se convirtieron en fundamentales para muchos hogares españoles durante muchas décadas. De ahí que se consideró la conveniencia de crear una empresa específica. REPESA también organizó su flota de transporte, compuesta por varios petroleros: en 1958 adquirió dos buques-tanque, a los que en 1959 se añadieron dos buques más.

A partir de la aprobación en 1958 de la Ley sobre el Régimen Jurídico de Investigación y Explotación de Hidrocarburos, CAMPSA modificó su estrategia investigadora y se asoció con empresas norteamericanas. Llegó a participar en la explotación del campo petrolífero de Ayoluengo a través de un consorcio, Amospain-Campsa, donde tenía una presencia del 50% de su accionariado. Este yacimiento, situado en la provincia de Burgos, había sido descubierto en 1964 y puesto en funcionamiento tres años después. Su producción, sin embargo, nunca llegó a alcanzar unos niveles elevados. Durante la década de 1960 también se produjo un importante desarrollo de la capacidad productora de combustibles, pues se inauguraron varias refinerías de petróleo a lo largo del país.

En 1961, el Ministerio de Industria de España autorizó a las compañías Marathon Oil Company y Compañía Ibérica de Petróleos, S.A. (PETROLIBER) la formación de una sociedad anónima para construir y explotar una refinería de petróleos con una capacidad inicial de un millón doscientas mil toneladas anuales. CAMPSA, en mayo de 1964, en colaboración con Chevron y Texaco, inició el sondeo y el 2 de junio se alcanzó el primer descubrimiento español en Burgos, que alcanzó una producción de 85 barriles/día. La Sociedad Hispánica de Petróleos S.A. (Hispanoil) se constituye el 5 de mayo de 1965, con un capital inicial de diez millones de pesetas, siendo participada en un 50% por el Instituto Nacional de Industria (INI) y el resto por el grupo Fierro y la Compañía Ibérica de Petróleos, con el objetivo de realizar la exploración y producción de hidrocarburos fuera del territorio nacional. Hispanoil realiza su primera operación en la cuenca del Sirte, en el desierto Libio, un año más tarde. En 1966, la Empresa Nacional Calvo Sotelo de Combustibles Líquidos y Lubricantes (ENCASO) inaugura la Refinería de Puertollano (Ciudad Real), la primera situada en el interior de España, con 320 hectáreas y conectada por oleoducto al terminal marítimo de Málaga.

En 1968, entra en funcionamiento la refinería propiedad de Asfaltos Españoles (ASESA) de crudos pesados en Francolí (Tarragona), con 340 hectáreas, una planta petroquímica básica totalmente integrada, otra de cogeneración y un terminal marítimo propio. REPESA ve en la competición del motor el mejor banco de pruebas y a finales de 1968 pone la primera piedra de lo que hoy conocemos como la Escudería Repsol. En 1971 llega el definitivo relanzamiento en nuestro país del motociclismo deportivo. Ángel Nieto gana su primer Mundial en la categoría de 125cc. Por primera vez aparece el logotipo de Repsol, como marca de producto de REPESA, en el carenado de la Derbi. En septiembre de este año se resuelve el concurso público por el que se adjudica a Petróleos del Norte (Petronor) la instalación y explotación de la refinería localizada en Vizcaya, que entró en funcionamiento dos años más tarde. El 14 de mayo de 1971, se encomienda al Instituto Nacional de Industria (INI) el establecimiento de una refinería de crudos de petróleo en Tarragona y la creación de una Empresa Nacional. ENTASA (Empresa Nacional Petróleos de Tarragona) la refinería será oficialmente inaugurada por el Rey Juan Carlos el 19 de febrero de 1976. En agosto de 1975 se confirma la existencia del yacimiento Casablanca en la costa de Tarragona. Con 13.500 barriles/día, es considerado el yacimiento más importante encontrado en España.

El 11 de julio de 1980, se instala la estructura de la plataforma de explotación en Casablanca y se descubre el yacimiento Gaviota. Además, se realizan dos sondeos, Vizcaya B-1 y C-1, que dan resultado positivo en gas natural. En 1981 se crea el Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH), una entidad de Derecho Público adscrita al Ministerio de Industria y Energía, para favorecer la coherencia y la eficacia del Estado en la política energética. Agrupa las participaciones de PETROLIBER, HISPANOIL, CAMPSA, ENPETROL, ENIEPSA, ENAGAS y Butano S.A. Para esa época CAMPSA disponía de una plantilla formada por 9.571 trabajadores y de una amplia red de instalaciones que estaban dedicadas al almacenamiento, así como diversos elementos de transporte: buques-tanque, vagones cisterna y camiones cisterna.

En 1987 se crea Repsol por parte del Instituto Nacional de Hidrocarburos, siendo Campsa una de sus sociedades filiales. Debido a las exigencias antimonopolísticas impuestas por la Comunidad Económica Europea (actual Unión Europea), en enero de 1993 finalizó el monopolio estatal sobre el petróleo. Como consecuencia, la red comercial de CAMPSA —excluidos los aeropuertos— fue disuelta, y se distribuyeron sus activos entre las diversas petroleras que en aquel momento operaban en el mercado español en función de su cuota de presencia en el mismo: Repsol, Cepsa y BP (British Petroleum), principalmente. La propia CAMPSA desapareció como sociedad el 14 de enero de 1993.

Con los activos logísticos remanentes del monopolio se constituyó la Compañía Logística de Hidrocaburos (CLH), y la marca «Campsa» pasó a incorporarse a la compañía Repsol como una simple marca comercial de esta empresa. CLH, una de las principales compañías logísticas de hidrocarburos del mundo que nació tras la segregación de activos de Campsa, ha pasado a denominarse Exolum.

Con sede social en Madrid, cuenta con más de 2.300 profesionales y opera en ocho países (España, Reino Unido, Irlanda, Alemania, Holanda, Panamá, Ecuador y Omán), gestionando una red de oleoductos de más de 6.000 kilómetros, 68 terminales de almacenamiento y 45 instalaciones aeroportuarias, todo ello con una capacidad total de más de 11 millones de metros cúbicos. Nació Campsa, creció como CLH y ahora, en su madurez, es Exolum.

Jaime Mascaró Munar