El Cuartel del Simancas

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Cuartel de Simancas

            “Comandante “Cervera” a comandante militar Asturias.-Toda la dotación rinde emocionado tributo admiración gesta heroica guarnición Gijón, digna continuación historia verdadera España, en la que Simancas, Zapadores, Coto aparecerán ante nuestras juventudes como dignos émulos de Sagunto y Numancia. ¡Viva España! ¡Gloria y honra al Ejército!” (Salvador Moreno-Comandante Destructor “Almirante Cervera- 21 de agosto de 1936)

            De todos son conocidas las gestas del Alcázar de Toledo, Cuartel de la Montaña (Madrid), Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza (Jaén). Pocos, muy pocos, sin embargo, conocen lo que ocurrió en Gijón durante julio y agosto de 1936: la gesta del Cuartel del Simancas. Sirvan estas líneas para ilustrar tal acontecimiento heroico, y como homenaje a los que entregaron su vida en tan gloriosa hazaña, particularmente al teniente de navío Juan Riva Suardíaz.

Revolución de Octubre de 1934

            Tras la Revolución de Octubre de 1934, hecho criminal organizado por los dirigentes del PSOE, principalmente Largo Caballero e Indalecio Prieto, la Segunda República quedó mortalmente herida. Esta Revolución fue particularmente violenta en Asturias, donde el Ejército se tuvo que emplear a fondo para su extinción. Llegaron a morir cerca de 2.000 personas. El clima político y social quedó extraordinariamente marcado en Asturias. El Ejército, en general, veía la situación como un polvorín.

La Motorizada

            Este polvorín estalló el 18 de julio de 1936, tras el asesinato de José Calvo Sotelo ocurrido cinco días antes. Las circunstancias, especialmente graves, del suceso criminal fue el detonante del estallido. Calvo Sotelo había sido asesinado por los guardias de asalto, policía de la Segunda República, que además eran escoltas de “La Motorizada” creada por Indalecio Prieto. Una gran, e importante, parte del Ejército tomó la decisión de alzarse frente al gobierno, ante la inacción , por no decir complicidad, de las autoridades frente al asesinato, el pillaje y la situación de caos.

            En el Principado de Asturias el Alzamiento Militar tuvo dos focos, Oviedo y Gijón. En la capital el responsable fue el coronel Aranda que, prácticamente tuvo la adhesión general del Ejército y la Guardia Civil. Sin embargo, en Gijón no ocurrió lo mismo. El coronel Antonio Pinilla Barceló, responsable del Alzamiento, no consiguió ese objetivo. Le faltó la cohesión y la argucia del coronel Antonio Aranda. Este que había estado reunido con Pinilla, el sábado 18 de julio en Gijón, fue capaz de escabullirse, engañar y volver a Oviedo, para tomarla militarmente a lo largo del día 19.

            En Gijón, empero, la toma militar fracasó. Pinilla únicamente consiguió la incorporación a su bando del Regimiento n.º 8 de Ingenieros Zapadores, así como una serie de militares de distintas armas que entraron en el Cuartel del “Regimiento Infantería de Montaña n.º 40 Simancas”. Esta entrada se produjo en la madrugada del domingo 19 de julio. Así mismo, tras el intento frustrado de la ocupación marcial de la ciudad, durante el día 20, varios guardias civiles, participantes en la acción, se refugiaron con el Simancas.

Gil Robles,

            El Regimiento Simancas era heredero del Batallón de Cazadores “El Distinguido”, creado el 1 de septiembre de 1571, como “Tercio Viejo de la Armada del Mar Océano de Infantería Napolitana”.  Tenía su ubicación en el antiguo Colegio de la Compañía de Jesús, disuelta por la Segunda República, y convertido por un breve periodo en el Instituto Jovellanos. Gil Robles, en su etapa de Ministro de la Guerra en el año 1935, decide su transformación en cuartel de alojamiento del Simancas. El Regimiento de Zapadores n.º 8 ocupaba el cuartel de “El Coto”, a poca distancia del anterior. Fue en estos dos cuarteles donde se organizó y realizó la heroica resistencia.

Acorazado Almirante Cervera

            A partir del 20 de julio y hasta el 21 de agosto de 1936, menos de 500 soldados, incluidos jefes y oficiales, sostuvieron una épica defensa de sus cuarteles. Enfrente tuvieron a miles de milicianos, muchos de ellos procedentes de las cuencas mineras, que ya poseían la experiencia de la  Revolución de Octubre del 34. Estas milicias contaron con carros blindados de la época, así como con el apoyo de la aviación republicana. La lucha fue tremendamente desigual, contando los sitiados con el único auxilio del Acorazado Almirante Cervera, intermitentemente, a partir del 29 de Julio. Este, situado en la costa de Gijón, cañoneaba los objetivos que las transmisiones de los dos cuarteles le señalaban. La aviación del bando republicano continuaba sus bombardeos, mientras que la del bando sublevado, esporádicamente, lanzaba desde el aire alimentos y provisiones.

Cuartel de Simancas

            La resistencia frente al asedio fue numantina. El 14 de agosto, como represalia por la misma, 116 detenidos por las autoridades republicanas  fueron asesinados a manos de los milicianos en la ciudad de Gijón. Dos días después, el 16 de agosto, caía sin rendición el cuartel de  “El Coto”, trasladándose los restos del Regimiento de Zapadores al Simancas. Allí continuaron la batalla hasta su final. Este se produjo el 21 de agosto, en el que se combatió cuerpo a cuerpo hasta la muerte del coronel Pinilla. Los combatientes del Simancas murieron heroicamente, sin saber lo que estaba pasando en el resto de España, pues sus comunicaciones habían sido cortadas días antes.

Levantamiento del cerco de Oviedo

            Aunque los héroes murieron por un ideal, su sacrificio no fue vano. Gracias a su epopeya, distrajeron todas las fuerzas republicanas hacia Gijón. El coronel Antonio Aranda conseguía pertrecharse bien, y resistir el asedio de Oviedo. Este fue levantado merced a la Columna Gallega que entró en la capital el 17 de octubre. Es a partir de entonces cuando Oviedo queda en conexión con el resto de la España alzada. Finalmente, Gijón fue el último reducto del Frente Norte de la Guerra Civil, que cayó el 21 de octubre de 1937, con la entrada de la IV Brigada Navarra en la ciudad del Cantábrico. La Guerra se decantaba del lado del bando alzado.

            El que esto escribe defiende la permanencia del Monumento a los Héroes del Simancas, erigido en la fachada del Colegio de la Inmaculada, Compañía de Jesús, en 1958 y obra del arquitecto Luis Moya y el escultor Manuel Álvarez Laviada. ¿Será respetado el recuerdo de los héroes?

Francisco Iglesias Guisasola

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