(Del libro “Un día, una historia”, de Jaime Retena, promovido por la Fundación Villacisneros)
Tropas cristianas de Castilla y del Reino de Portugal libran la batalla más importante del último periodo de la Reconquista, la del Río Salado (1340).
Una nueva tribu bereber, los Benimerines, se habían apoderado de todo el Magreb. Llamados por el Reino de Granada, éstos pasaron por el Estrecho con un poderoso ejército de miles de hombres ante los cuales nada pudo hacer la flota aragonesa.
Temiendo un nuevo auge musulmán, las tropas castellanas y portuguesas fueron a su encuentro. El río Salado dividía dos creencias y dos maneras de entender la vida. El resultado de la cruenta batalla que allí se libró fue una contundente victoria castellana-portuguesa. Desde entonces, nunca otro ejército musulmán pudo invadir la península ibérica.
Para dar las gracias por dicha victoria, Alfonso XI ordena la construcción de una fortaleza que protegiese la iglesia que mando reconstruir y que posteriormente sería el Monasterio de Guadalupe, hoy Patrimonio de la Humanidad.
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También, el 30 de octubre de 1956, fallece el novelista Pío Baroja.