Las torturas en las diferentes Inquisiciones europeas
Comenzando por la Inquisición española hay que decir que estaban rigurosamente reglada la tortura, fue utilizada en casos muy extremos y en una proporción muy baja un 2 % como máximo con unos 15 minutos en cada sesión. Los inquisidores disponían de un reglamento donde se indicaba lo que se podía hacer y lo que no. Quién se excedía era destituido, este fue el resultado de un estudio realizado de 7.000 casos sobre la Inquisición en Valencia. Se daba el caso de reos en las cárceles civiles que blasfemaban para ser automáticamente ser trasladados a las cárceles inquisitoriales por sus mejores garantías procesales y mejor condición de las cárceles. El comportamiento de la Inquisición española es calificado en comparación con otras como “Impecable” mirando las circunstancias que rodeaban las otras inquisiciones.
En Inglaterra era permitido torturar o ejecutar o descuartizar a una persona por el simple hecho de dañar unos jardines públicos o en Alemania se podía llegar en las torturas a perder los ojos; en Francia era permitido torturar y despellejar vivo al acusado. En la “terrorífica” España nunca se practicó este tipo de torturas ya que, por ejemplo, estaba prohibido torturar a las mujeres embarazadas o criando y a los niños menores de 11 años. Aunque ya se ha mencionado lo reglada que es.
En España cuando Isabel la Católica es coronada reina de Castilla y su marido Fernando rey consorte, la situación de los judíos era multiforme. Unos permanecían en su fe, otros se habían convertido al cristianismo y ostentaban posiciones muy influyentes, añadiendo los falsos conversos que seguían judaizando. La decisión que llevó a la expulsión no surgió de sentimientos antisemitas, sino a fin de preservar la unidad de la fe que se veía amenazada por los judaizantes,
En cambio, como he dicho anteriormente los países que se unieron al cisma de Lutero vivieron unas características muy diferentes de lo que supuso la Inquisición Española, ya que no hubo un tribunal como tal que investigaba con garantías procesales y con derecho a la defensa sino un sistema de represión, tortura y ejecución; aspecto que es muy desconocido, tratado y concebido como un mar de libertades, respeto y de derechos, es decir una imagen totalmente falsificada.
Comencemos por Lutero y Calvino
La imagen que se suele dar de Lutero es bastante idílica pero afortunadamente ya surgen historiadores que tratan la figura del autor de la ruptura del cristianismo en su lugar sin ningún maquillaje.
Una de las características desconocidas de Lutero es su antisemitismo patológico aquí tenemos unas frases sacadas de sus escritos titulados:
Sobre los judíos y sus mentiras
“Los judíos son hijos del Diablo”
“Hay que impedir que los judíos destruyan a la sociedad cristiana y específicamente a la alemana”
“Hay que destruir sus casas”
“Son estos judíos seres muy desesperados, malos, venenosos y diabólicos hasta la médula, y en estos mil cuatrocientos años han sido nuestra desgracia, peste y desventura, y siguen siéndolo… “
“Son venenosas, duras, vengativas y pérfidas serpientes; asesinos e hijos del demonio que muerden y envenenan en secreto, no pudiéndolo hacer abiertamente.”
“Los judíos son un pueblo abyecto y despreciable, es decir, no un pueblo de Dios… Están manchados con las heces del diablo en las que se revuelcan como cerdos.”
“Yo les arrancaría la lengua de la garganta… Los judíos, en una palabra, no deben ser tolerados… No se les debe mostrar ninguna piedad ni misericordia.”
“Hay que destruir y desmantelar de la misma manera sus casas, porque en ellas hacen las mismas cosas que en sus sinagogas. Métaseles, pues, en un cobertizo o en un establo, como a los gitanos”.
“Hay que quitarles todos sus libros de oraciones y los textos talmúdicos en los que se enseñan tales idolatrías, mentiras, maldiciones y blasfemias”
“Para resumirlo, estimados príncipes y nobles que tenéis judíos entre vuestras posesiones, si mi consejo no os es suficiente, buscad otro mejor para que vosotros y todos nosotros, seamos libres de esta insoportable carga diabólica”.
“¿Quién les impide a los judíos volver a Judea? Nadie. Les proveeremos todas las provisiones para el viaje, para vernos por fin libres de ese repulsivo gusano. Para nosotros, ellos son una grave carga, la calamidad de nuestra existencia. Son una peste enclavada en nuestras tierras”
También mostró un odio especial a lo católico: “Si tuviera a todos los franciscanos católicos en una casa le prendería fuego”
Otra característica que hay que señalar es que Lutero denunciaba la avaricia y la opulencia de la Curia Vaticana y del papado, en cambio cuando se consumó el cisma las posesiones de la iglesia católica pasaron a los principales reformadores y a los principales protectores de Lutero los príncipes alemanes. Un hecho de gran trascendencia ocurrió en Alemania y es la revuelta del campesinado protestando por el aumento de impuestos ya que ellos tomaban como modelo a Lutero por criticar al Papa por la venta de indulgencias aludiendo que eran impuestos encubiertos del emperador Carlos I y del Papa. En esta situación Lutero los traicionó uniéndose a los príncipes alemanes ― sus protectores ― ordenando una matanza donde murieron 100.000 campesinos.
Calvino afirmó que «quien no quiere matar a los católicos es un traidor porque salva al lobo y deja indefensas a las ovejas», él personalmente mandó a 500 personas a la hoguera entre ellos al español Miguel Servet.
La “Inquisición” Inglesa
Cuando el rey Enrique VIII en 1534 se auto proclamó cabeza de la iglesia se abrió un proceso de persecución y aniquilación de la Iglesia Católica en un espacio de tres siglos fueron condenados a muerte 264.000 personas; el obispo san John Fisher y santo Tomás Moro son dos casos representativos por fidelidad a la iglesia católica fueron ejecutados; el rey Enrique VIII impuso la adhesión a la iglesia Anglicana en tres décadas ejecutó a 20.000 personas, los bienes de la Iglesia católica fueron expropiados e incorporados a la corona y administrados a las élites inglesas fieles al rey. En 1585 el parlamento inglés dio un ultimátum a los sacerdotes católicos de 40 días para que abandonasen Inglaterra bajo pena de muerte. La reina Isabel I de Inglaterra practicó la caza de católicos ejecutando a 1.000 personas. También fueron perseguidos los calvinistas, anabaptistas, luteranos, cuáqueros.
En Francia la noche del 23 al 24 de agosto del 1572 se llevó a cabo la matanza de Hugonotes (protestantes), el hecho comenzó en París, pero se extendió por muchas ciudades se le llamó la Noche de San Bartolomé fueron asesinadas unas 20.000 personas.
En 1535 fueron asesinados 18 frailes cartujos descuartizados y expuestos en la Plaza de Tibur en Londres.
En 1537 una serie de católicos irlandeses se rebelaron pidiendo sus derechos de libertad religiosa. Fueron ejecutados 216 personas previamente se les sacaba a tirones los dedos, les quemaban los cuerpos con hierros ardiendo y les quebraron las piernas y se les cortó la lengua.
Brujería e Inquisición
Otro hecho totalmente falsificado y relacionado con la inquisición española en lugar de enfocarse a sus lugares más indicados como fue Alemania, Francia, Inglaterra, etc. ya que en España fue una cosa residual donde la inquisición declaró que la brujería era producto de la fantasía y la superstición. En el norte de Europa en 1486 con la publicación del libro: “Malleus Maleficarum”(Martillo de Brujas). Este libro causó en el norte de Europa una psicosis; se culpaba a las brujas de la mayor parte de los males, incluido el mal tiempo; pero la Inquisición española declaró que ese libro era falso, En 1538 la Inquisición española alerta de nuevo a sus tribunales de que no deben hacer caso a semejante libro. la Inquisición se ocupó relativamente poco de los asuntos de brujería y que aplicó sentencias benignas (para la época). Por ejemplo, en el tribunal de Santiago de Compostela no llega al siete por ciento el número de causas relacionadas con la brujería, y de ellas todas, excepto dos, fueron sancionadas con una simple abjuración. Los tribunales de Toledo y de Cuenca no pronunciaron ninguna sentencia de muerte por brujería en los 307 procesos que iniciaron por ese tema, y en muy pocos se aplicó la tortura (en 1591 el tribunal de Toledo no condenó a muerte a una mujer que confesó el asesinato ritual de varios niños, más recibió a cambio doscientos azotes, no sabemos si por bruja o por mentirosa.
Aquí mostramos una instrucción de la Inquisición a sus tribunales para cómo actuar ante las personas que se acusaban de brujería: «Que no procede en estos casos por solo la forma de ser brujos y hacer los dichos daños, si no testifican de haberlos visto hacer algunos daños, porque muchas veces lo que dicen han visto y hecho les sucede en sueños y juzgan se hallaron en cuerpo y lo vieron e hicieron con los que testifican y les figura el demonio cuerpos fantasiosos de aquellos que dicen vieron sin haberlos visto ni hallándose allí para que hagan esos daños de inflamar en peligro a los que no tienen culpa».
De las ejecuciones por brujería en España, solo el 10% se deben a la Inquisición, el 90% restante fue obra de los tribunales civiles. Lo que vemos en todo momento es que, a pesar de la crueldad de los tribunales inquisitoriales, teniendo en cuenta el funcionamiento general de la justicia de la época, la Inquisición era más sensata y misericordiosa que los tribunales civiles .Se calcula que hubo cerca de 100.000 causas de brujería en Europa, de las cuales, la mitad, o sea, unas 50.000 personas acabaron en la hoguera. Pero, como podemos ver, la intensidad de las persecuciones varió mucho de país a país. Estos son los datos más actuales del ajusticiamiento de la brujería:
Observaciones: Aquí van incluidas las ejecuciones llevadas a cabo por los tribunales civiles y por la inquisición. En España la Inquisición ejecutó a muerte a solo 27 “brujas” que no eran sólo acusadas de brujería sino de delitos graves como asesinatos.
La decisiva investigación de Alonso de Salazar y Frías (1564 – 1636) hizo que la Inquisición desechara definitivamente la acusación de brujería, gracias al Santo Oficio se salvaron de la hoguera unas 10.000 personas es el caso de: “las brujas de Zugarramurdi”.
En medio de la histeria colectiva, el Santo Oficio abre una investigación seria y decide proclamar el indulto para todas las brujas, aunque hubieran confesado su culpa.
El inquisidor Alonso de Salazar Frías fue enviado a Navarra para realizar una investigación sobre los hechos. Durante ocho meses de trabajo interrogó a 1.802 presuntas brujas y comprobó con testigos la inexistencia de los imaginarios aquelarres. También sometió a examen médico a muchachas que decían haber fornicado con el demonio, descubriendo su virginidad, y mandó analizar ungüentos y pócimas maléficas, que resultaron ser inocuas. Realizó diversas pruebas y preparó un informe de cinco mil páginas, llegando a la conclusión de no haber descubierto “el menor indicio por el que inferir que se hubiera cometido un solo acto verdadero de brujería”, y recomendando reserva y silencio, “ya que no hubo brujas ni embrujamientos hasta que se habló y se escribió de ellos”.
Los informes de Alonso Salazar sobre la gran persecución de la brujería vasca de 1609 a 1614 son únicos en la historia de este fenómeno; ninguna otra fuente procesal recoge tan minuciosamente la persecución de las brujas. Alonso de Salazar Frías se basó en centenares de interrogatorios a las víctimas realizados, por primera vez en la historia europea, sin torturas ni forzamientos de ningún tipo. Aquellas confesiones voluntarias clamaban por su inocencia y fueron recogidas con detalle, por lo que sus testimonios suponen una fuente de primer orden en la historia sobre la Inquisición y la brujería en Europa.
El secreto en la Inquisición española
La Inquisición española, al contrario que las inquisiciones de otros países, utiliza el secreto como arma fundamental. No se informa al acusado de que está siendo investigado, no se revela la identidad de los denunciantes o testigos, no se permite a nadie involucrado hablar del proceso. Lo peor de todo es que el acusado, si finalmente va a juicio, a menudo debe confesar su delito o demostrar su inocencia ¡sin saber si quiera de qué se le acusa! lo cual puede crear situaciones verdaderamente surrealistas. Es también este secretismo el principal responsable de que la Inquisición haya podido ser difamada y desvirtuada enormemente, pues defender la falsedad de esas mentiras obligaría a explicar las verdades, y estas eran secretas. Sus minuciosos archivos eran igualmente secretos y no podían investigarse. Es solo en el siglo XX, cuando esos archivos han sido públicos, cuando los investigadores han podido descubrir al fin cuál era la verdad sobre la Inquisición española.
El 18 de abril de 1482, movido por las quejas elevadas ante la actuación de los inquisidores, el papa Sixto IV dicta una bula por la que les ordena “que publiquen y den a conocer los nombres, declaraciones y manifestaciones de los acusadores, de los denunciadores y de los promotores de todo aquel proceso inquisitorial, y también los testigos, que más tarde habían sido recibidos a jurar y declarar, y se abra todo el proceso a los acusados mismos y a sus procuradores y defensores“, negando validez a las declaraciones que no llenen tales requisitos. Fernando el Católico se limitó a ignorarlo y esta bula, como otras posteriores en el mismo sentido, no cambió las cosas. El Papa León X emite tres breves intentando de nuevo poner fin al secreto judicial, pero fallece dos años después sin haberlo conseguido. Así que el secreto procesal no es culpa de la Iglesia, que luchó por suprimirlo, sino imposición del rey.
Algo que en teoría debía ser la excepción, en la Inquisición era la norma. Y sin embargo, no deja de tener justificación, al menos si consideramos cual era la función de la Inquisición en España, preocupada de mantener la unidad de la fe en una monarquía llena de judíos, musulmanes e indígenas provenientes de religiones paganas, situación a la que ningún otro país europeo tuvo que enfrentarse.
Recordemos que la misión de los tribunales de la Inquisición no es la de castigar, como un tribunal normal, sino la de salvar almas.
La abolición definitiva de la Inquisición se produjo por un Real Decreto de 15 de julio de 1834 por iniciativa del liberal moderado Martínez de la Rosa
Manuel López Gómez
Orden Franciscana Secular