Recién cumplido el Mes de la Herencia Hispana, que instituyó el presidente useño Lyndon B. Johnson, y que se celebra todos los años del 15 de septiembre al 15 de octubre, es bueno recordar el gran legado que dejó la Monarquía Hispánica a la república de Norteamérica. Ese magnífico legado daría para varios libros, pero aquí nos centraremos en las trece catedrales, entre las casi 200 que hay hoy en los EE. UU., que construyeron los españoles a partir de los primeros evangelizadores desde principios del siglo XVI, y que han llegado hasta nuestros días.
La catedral de Monterrey, California, tiene su origen en la capilla de la Misión de San Carlos Borromeo, fundada por el fraile franciscano, evangelizador de California, San Junípero Serra, en 1770, en lo que hoy es Carmel-by-the-Sea. Tras la destrucción de la iglesia primigenia, por un cañonazo, en 1.789, fue reconstruida entre los años 1781 y 1794, siendo la catedral en servicio más antigua de los Estados Unidos, además de la más pequeña.
Varias de las catedrales useñas están situadas en territorio portorriqueño, que contra su voluntad, tras la guerra contra España de 1898, fue incorporado al imperio de la república norteamericana. Es el caso de la catedral de la isla, en el Viejo San Juan, que, además, es el santuario de su patrona, la Virgen de la Providencia. Comenzada a construir el mismo año de la fundación de la ciudad, 1521, en madera, techo de paja y tapias de piedra, fue destruida por una tormenta, y reedificada en 1529, siendo elevada a la dignidad de basílica por San Pablo VI, en 1978.
La catedral más antigua es la de San Fernando, en la localidad tejana de San Antonio. Fue construida, a impulsos de la guarnición del Presidio de San Antonio, en donde habitaba numerosa población proveniente de las Islas Canarias, entre los años 1738 y 1750. Precisamente el origen canario de buena parte de su feligresía determinó el que el templo se acogiera a la advocación de la Virgen de la Candelaria, patrona de aquel archipiélago español.
Hispana es también la catedral de la ciudad de San Agustín, en Texas, erigida entre los años 1793 y 1797, si bien, la iglesia original es de mediados del siglo XVI, siendo así, la parroquia más antigua de Estados Unidos. De hecho, San Agustín es la ciudad levantada por europeos en aquel país más antigua y donde más tiempo ondeó la bandera de la Monarquía Hispánica (321 años), al ser fundada, en 1.565, por el asturiano Pedro Menéndez de Avilés. El 8 de septiembre de ese año, el padre Francisco López de Mendoza, ofreció misa, por primera vez, en el territorio estadounidense, casi 300 años antes de que Florida ― cuyo lema es “In God we trust”, o sea, “En Dios confiamos” —, se convirtiera en el 27º estado de la Unión.
Apenas cinco años de la fundación de la villa de San Agustín, en Laredo (Texas), en 1755, se construyó una pequeña capilla que, en 1778, se convirtió formalmente en la parroquia del lugar. En 1866, se levantó sobre el mismo emplazamiento una nueva iglesia, inaugurada en 1872, y que pasó a ser la catedral de la diócesis homónima, por decisión del Papa San Juan Pablo II, en el año 2000.
En cuanto a la iglesia titular de la archidiócesis de Santa Fe, en Nuevo México, San Francisco de Asís, si bien se construyó en la segunda mitad del siglo XIX, su origen se remonta a la iglesia construida en 1626, que se perdió en 1680. La catedral está dedicada a la advocación de Nuestra Señora la Conquistadora, que fue llevada a su actual emplazamiento, a inicios del siglo XVI, por un misionero español.
Los orígenes de la actual catedral de la localidad de Arizona, Tucson, se remontan a la capilla del Presidio Real, fundado en 1775, construido por españoles procedentes de otra fortaleza distante 100 kilómetros al sur, para defenderse de los ataques de los indios apaches. Tras un periodo en que cayó en desuso, durante el siglo XIX, el obispo de Tucson y arzobispo de Santa Fe, Monseñor Peter Bourgade, ordenó su reconstrucción, en 1897.
Volvemos a Puerto Rico, para hablar de la sede de la diócesis de Arecibo, construida hacia el final del XVIII, sobre las ruinas de una iglesia, levantada en el siglo XVII, y que había sido destruida por un terremoto, en 1787. Posteriormente, hubo que acometer diversas reconstrucciones, al verse afectado el templo por más movimientos telúricos.
También portorriqueña es la catedral de la Diócesis de Caguas, que tiene por nombre el Dulce Nombre de Jesús, y que ocupa el solar de una pequeña ermita, erigida en el siglo XVII, y que primeramente estuvo dedicada a San Sebastián del Barrero. Tras desperfectos ocasionados por el huracán San Felipe y que dañaron seriamente su estructura, se decidió demoler el templo y construir uno nuevo, que adquirió la dignidad de catedral, en 1964.
Fue el Papa Benedicto XVI quien designó como catedral el templo titular de la joven diócesis de Fajardo ― Huamaco, en Puerto Rico ―, que remonta sus orígenes a una parroquia fundada en 1765.
Nuestra Señora de la Candelaria es la patrona de la catedral portorriqueña de la diócesis de Mayagüez, que originalmente fue una iglesia de madera, de 1763, en la ciudad fundada tres años antes, por los españoles Faustino Martínez de Matos, Juan de Silva y Juan de Aponte, gracias a una donación de estos. Apenas dos décadas después, se sustituyó la madera por mampostería. El nuevo edificio se vio afectado por el terremoto de San Fermín, de 1918, al que siguió un maremoto. Fue restaurado y, en 1976, se instituyó la diócesis homónima y la iglesia pasó a ser su catedral.
En 1670, se construyó una pequeña ermita que, tras la fundación de la ciudad de Ponce, en Puerto Rico, en 1629, pasó a convertirse en la parroquia de la localidad. El terremoto de 1918 también afectó al templo, que, tras sucesivas restauraciones, se convirtió en catedral de la diócesis.
La actual basílica – catedral de San Luis, en Nueva Orleans, debe su nombre al Rey de Francia San Luis, pues no hay que olvidar que la Luisiana pasó durante breve tiempo, y en virtud de pactos de Familia entre las dos ramas borbónicas, a dominio francés. Fue construida entre 1789 y 1794, perteneciendo en aquella época aquel inmenso territorio a la Monarquía Hispánica, en concreto, a la Nueva España, y siendo gobernado desde la Capitanía de Cuba. Si bien, la iglesia original donde luego se construiría la actual catedral fue levantada en 1718, precisamente durante el dominio francés, si bien, ese templo fue destruido por un incendio, en 1788.
Jesús Caraballo