No es aventurado afirmar que la música clásica nació en Italia, si bien, posteriormente, se extendió por los palacios alemanes, rusos, franceses y españoles. Es una consideración aceptada por los musicólogos e historiadores que tal tipo de música surge de las tradiciones litúrgicas y seculares de Europa. Con un trasfondo histórico aproximado a la música de la antigua Grecia o Roma, el canto gregoriano puede estimarse un arranque de lo que en el siglo XVI y XVII vendrá en calificarse como música clásica, estimando al compositor como un profesional del oficio musical.
Nos hallamos, una vez más, al hablar de música clásica, con las raíces europeas, al ser su nobleza, su aristocracia, sus monarcas quienes impulsaron, mediante mecenazgos y encargos, la evolución de la notación musical, la polifonía y la armonía. Ello permite el nacimiento de la ópera, de la sonata, del concierto o de la sinfonía, de la mano de los grandes compositores del siglo XV, XVI y XVII, Bach, Hayden, Vivaldi, Haendel, sin olvidar a Mozart, Beethoven o Tchaikovsky. Sin embargo, tales grandes compositores no pueden hacernos olvidar la excelencia musical que surge en la España del siglo XVI.
Estamos refiriéndonos al desarrollo del estilo polifónico coral, con compositores como Mateo Flecha, el dramaturgo Juan de Encina y el gran organista Antonio de Cabezón. Es preciso aludir a la fuerza que significó en la música española el cancionero, cuya producción la hallamos impresa en libretos como el Cancionero de Palacio o el de Medinaceli
La gobernanza del Imperio español por parte de Carlos I, permitió los intercambios de compositores y músicos españoles con colegas holandeses e italianos. Es el tiempo de Francisco Guerrero, Tomas Luis Victoria, así como los renacentistas con sus composiciones instrumentales como Luis de Milán o Vicente Espinel, autor de añadir una quinta cuerda a la guitarra.
Los villancicos, las coplas y la música vocal religiosa pueden considerarse la semilla de la cual florecerá la música clásica española. A mediados del siglo XVII, con Lope de Vega y otros autores, hay un intento de crear la ópera en España, como “La selva del amor” con música de Filippo Piccinini y texto del Ingenio o “La púrpura de la rosa” del compositor Juan Hidalgo.
Tenemos que adentrarnos en el siglo XVII para hallar el género español por excelencia, la Zarzuela. “El laurel de Apolo” de 1657, “Los celos de las estrellas” de 1672, tienen una temática mitológica. Será a principios del siguiente siglo cuando se produzca una aproximación a los estilos italianos con José de Nebra, influenciado por Scatlatti o Brunetti, entre otros. Tampoco hay que dejar de mencionar la música colonial o virreinal, con óperas como “San Ignacio de Loyola” mencionada en otros artículos.
Es la guitarra el instrumento que domina el escenario musical español, mientras el violín de Jesús de Monasterio y Pablo Sarasate llena las plateas europeas.
El siglo XIX contemplará el sinfonismo de Tomàs Bretón, Francisco Asenjo y Federico Chueca. Todos ellos con la compañía de Isaac Albéniz, Enrique Granados, Joaquín Turina, Oscar Espla y el gran Manuel de Falla. La guerra civil provocó el parón en la producción y composición musical, produciéndose únicamente himnos guerreros y marchas militares. Fueron los años 40 los que vieron surgir la Orquesta Nacional Española, el Instituto Español de Musicología y grandes reformas de los Conservatorios provinciales. La música se convirtió en una asignatura, se investigaron las raíces museísticas españolas y brota el “musico de estos años”, Joaquín Rodrigo, quién, con su Concierto de Aranjuez eleva la guitarra española a la categoría de mito. Guitarristas como Narciso Yepes, Andrés Segovia, Paco de Lucia, y tantos otros, difunden por todo occidente la esencia musical española. Mientras tanto Carmelo Bernaola iba componiendo sus más de 300 obras tanto de música clásica como popular, como el himno del Athletic Club, siendo integrante con Luis de Pablos de la llamada Generación del 51, en la cual también encontramos a Antón García Abril, Cristóbal Halffter, Manuel Blancafort, Manuel Carra.
Cerrar esta aproximación a la música clásica española nos conduce a mencionar a Miguel Fleta, a Plácido Domingo, a Monserrat Caballe, a Teresa Berganza y a tantos otros cantantes e interpretes españoles que han acreditado su arte por todo el universo musical.
Francisco Gilet