En mi tierra se cultivaba un lenguaje llamado panocho, lenguaje de soflamas carnavalescas, que imitando el habla regional, la ridiculizaba con acopios de deformaciones y disparates grotescos, me indignaba por eso este panocho. Tal indignación engendró mi ansia de reivindicar el lenguaje de mi tierra, que no era, ni es otra cosa que un castellano claro, flexible y musical, matizado con algunos provincialismos de carácter árabe, catalán y aragonés. En toda la región murciana y en parte de la de Albacete, Alicante y Almería, tierras linderas, se habla tanto por la gente fina, como por la gente del pueblo, tal como yo hablo en mis Aires Murcianos. (Vicente Medina, 1933)
Si usted visita Murcia le conviene conocer una pijá de palabricas esturreás para entender y hacerse entender, así, a pajera abierta:
Que una chispa es un poco, una chispica un poco menos y una chispa de ná es menos que una chispica pero más que una miaja o una gelepa, porque argo es argo, o argo es más que na.
Que en Murcia hace calor, aunque por aquí se dice que hace fosca, o que cae una solanera. Y aunque llueve poco, cuando hay nubes está nublo, y a veces un llampo ilumina el cielo antes de caer chuzos de punta.
¡Acho, caire cace!
En Murcia la gente es tranquila, pero también los hay con azogue que cuando hay que hacer algo rápido lo hacen rubiculao y luego lo celebran con una Estrella de Levante bebiéndola a gallete, o con un chambi de chocolate.
Y si se pasa usted por la llamada Huerta de Europa, debe saber que en el bancal (huerto) se puede hacer un caballón para plantar crillas (patatas), que de las alcanzabas nacen las panochas (mazorca de maíz), que nos pirran los alcaciles (alcachofas), que a los zagales le gustan los pésoles (guisantes), que hay limoneros en cada picoesquina y que tenemos buenos albercoques, ñoras (pimientos) y bajocas (judías verdes).
Entavía no es tarde, entavía quean’er airie una gelepa d’ayer,
andurreamos hincia er orvío,
hincia er mareo d’un mañá sin raijos
sin saber chienes somos y d’ande venimos
(Entavía no es tarde», Javier L. García)
SANTUARIO DE LA VERA CRUZ
Es un castillo de estilo renacentista y fachada barroca, aunque su origen es islámico, entre los siglos XII-XIII. Así, Al-Yacut señala la existencia del hisn de Caravaca: un punto fortificado que centralizaba el control de los campos circundantes y la defensa de la población.
Alfonso X donó el castillo a la Orden del Temple tras finalizar la revuelta mudéjar de 1264-1266. Fue la única encomienda de la orden en el reino de Murcia, y de él dependían el castillo de Cehegín y el castillo de Bullas. Al desaparecer la orden el castillo pasó a manos de la Orden de Santiago.
En su interior fue levantada la Basílica de la Santísima y Vera Cruz en el siglo XVII, lo que ha podido conservar los restos del castillo.
El castillo fue utilizado también para fines militares en la Guerra de Sucesión y en la de la Independencia.
Su estructura más importante es la torre del homenaje, la llamada Torre Chacona, que pone en contacto el recinto exterior con el inferior.
CASTILLO DE LORCA
Fortaleza de origen medieval construida entre los siglos IX y XV. Sus estructuras defensivas y su localización sobre un cerro convirtieron a la ciudad y a su castillo en un punto inexpugnable del sureste peninsular, siendo uno de los más grandes de España.
Durante la época islámica su interior quedó compartimentado en dos mitades por el llamado muro del Espaldón. En la parte occidental quedó la alcazaba y en el sector oriental la medina, quedando extramuros los arrabales y zocos situados en la ladera del cerro.
Con la conquista de Lorca por el infante Alfonso de Castilla (futuro Alfonso X) en 1244, la fortaleza se convirtió en un enclave estratégico de primera magnitud al constituir la avanzadilla frente al reino nazarí. Durante más de 250 años, el Castillo de Lorca vigiló la frontera entre el reino cristiano de Murcia y el musulmán de Granada.
…por saber que he de poblar los alcaçares et la villa de Lorca de christianos que yo gane de moros… et porque ayan mas et mas do et otorgo a todos los christianos vezinos et moradores en los alcaçares et en la villa de Lorca […] casas mayores y pobladas con sus cuerpos […] todas cosas pora siempre et jamas (Alfonso X)
Es a este rey al que se le debe la construcción de las torres Alfonsina, del Espolón y la de Guillén Pérez de Pina, hoy perdida, así como el refuerzo de los muros del castillo y la reconstrucción de los que se encontraran dañados. La intervención cristiana fue tal que apenas quedan vestigios del castillo musulmán, salvo en el muro del Espaldón y en algunos cimientos.
Una vez tomada Granada el castillo de Lorca cayó en desuso, hasta la Guerra de Independencia de España, cuando se revitalizó la fortaleza y se realizaron modificaciones que cambiaron por completo su aspecto medieval, como la batería que se construyó para batir con artillería la zona de Murviedro, o las caballerizas.
CASTILLO DE JUMILLA
En abril de 713 los árabes construyeron de una fortaleza árabe sobre antiguas ruinas romanas. Cinco siglos, en 1243, por el tratado de Alcaraz, Jumilla pasó a integrarse con el resto de la taifa de Murcia a la corona de Castilla.
El rey Alfonso X el Sabio regaló a Jumilla una imagen de la Virgen de Gracia, construyéndose una ermita, ahora en ruinas, sobre la antigua mezquita árabe.
En 1304, por la sentencia de Torrellas, Jumilla se adscribió al Reino de Valencia, aunque tras la Guerra de los dos Pedros Pedro I de Castilla conquistó el castillo para su corona el 27 de abril de 1358.
En 1461 el marqués de Villena hizo levantar la fortaleza prácticamente tal como la conocemos actualmente, con tres pisos, sótano y terraza, poniendo en ella su escudo de armas.
CASTILLO DE MONTEAGUDO
Situado a unos 5 kilómetros de la ciudad de Murcia, el castillo está enclavado en un puntal rocoso a 149 metros sobre el nivel del mar, dominando toda la huerta de Murcia.
Sus orígenes son islámicos, en torno al siglo XI. La inclusión de Orihuela en la taifa de Denia convirtió a Monteagudo en la vanguardia fortificada del primer reino musulmán de Murcia en su frontera noreste.
La etapa de mayor esplendor del castillo llegó en tiempos de Ibn Mardanis, el rey Lobo, en el siglo XII, cuando el castillo adquirió su disposición actual. Monteagudo pasó a formar un importante conjunto arquitectónico junto al alcázar de recreo llamado Qasr Ibn Sad, hoy llamado Castillejo de Monteagudo, y la fortificación de Larache, cuando Murcia se convirtió en el centro de la resistencia frente a los almohades.
El poeta Hazim al-Qartayanni glosó en algunos poemas la verticalidad de esta fortaleza, contrastando con la gran planicie de la Vega del Segura en su obra Qasida maqsura.
Vagué, oh amigo mío, por el Paraíso de la tierra
Y mi corazón no perdió su amor por ella.
¡Campamento de la felicidad Murcia,
Mansión de mi solaz y morada de mis placeres!
¡Oh Murcia mía! ¡Cuánta delicia y cuanta alegría
había en ti, entre arrayanes y bosquecillos!
Tras la incorporación del reino a la Corona de Castilla en 1243, Alfonso X el Sabio estableció allí su residencia. El castillo de Monteagudo, el Castillejo y la fortaleza de Larache constituyeron la concesión más importante de los repartimientos efectuados en la huerta de Murcia, el Real de Monteagudo, que fue entregado por el rey Sabio a su esposa Violante de Aragón.
En 1311, Fernando IV cedió a la diócesis de Cartagena los lugares que doña María de Molina tenía en el Reino de Murcia, como el Real de Monteagudo, produciéndose posteriormente la agregación al reino de Valencia del valle del Vinalopó y la vega baja del Segura, lo que convirtió al castillo de Monteagudo en el vigilante de la frontera.
CASTILLO DE MULA
Mula, es villa de gran fortaleza et bien cercada, et el castiello della es como alcázar alto et fuerte bien torrado….(Alfonso X)
El castillo de los Fajardo o de los Vélez, en Mula, se encuentra en lo alto de la colina que resguarda la villa, aunque el castillo no fue creado pensando en la guerra, sino para demostrar la superioridad de la familia de los Vélez, una de las más importantes del siglo XVI.
Son muchas las fuentes documentales que nos hablan del primigenio castillo de Mula, de factura islámica. Se tiene constancia de que en el siglo XV la fortaleza poseía un albacar con una muralla hacia el norte, un primer murete que protegía los aljibes y un segundo que custodiaba el núcleo urbano.
En 1520 Pedro Fajardo y Chacón, adelantado del reino de Murcia y marqués de los Vélez, tuvo que hacer frente a un alzamiento, viéndose obligado a jurar los privilegios que Fernando III había dado a la villa tras su conquista en 1244. De este modo comenzó el largo pleito del concejo contra el régimen señorial del Marqués, que reaccionó con la construcción de una nueva fortaleza para asegurarse la sumisión de la localidad.
Pero el marqués se encontró con dos problemas a la hora de construir su castillo: la existencia de la fortaleza anterior y la negativa dictada por los Reyes Católicos y Carlos I de construir nuevas fortalezas en España. Según Nicolás Acero y Abad, el Marqués puso una lápida falsa que simulaba ser romana en la torre del homenaje, algo que le permitió su construcción:
Marchio Petrus Fagiardus Primus hanc turrin erexit, marcentenque arcem olim ab Antinino Augusto Pio structam reaedificavit, inmperante Carolo Caesare IIIII. Hispaniarum Rege domino suo.
La construcción del castillo actual data del año 1524, según la inscripción presente en otra lápida.
CASTILLO DE MORATALLA
El castillo-fortaleza de Moratalla se remonta al siglo IX, y fue un punto estratégico importante para la defensa del iqlim de Segura, en el distrito serrano de la Taifa de Murcia.
Cmo hecho histórico relevante ocurrido en el hisn de Muratalla podemos recordar la resistencia de Ibn Hilal frente a su primo el rey Lobo, en 1147. Casi un siglo más tarde el comendador mayor de Castilla, Pelay Pérez Correa, conquistó estas tierras en 1242.
Muratalla, Socouos, Bueycorto, Guta, Letur, Priego, Feriç, Abeiuela, Litur, Açnar, Abeneyçar… (Carta de confirmación de la propiedad por el Infante Don Alfonso, dada en Murcia a 7 de Julio de 1243)
Desde 1245 fue sede de la Encomienda de Santiago, cuyo primer comendador fue Lope Hernández.
En el siglo XV la Orden de Santiago reconstruyó el castillo, con un estilo gótico-militar levantino. Aparte de la torre del homenaje la fortaleza cuenta con otras torres: la Redonda, Blanca, La Magdalena, Quebrada o de los Limones y de Los Cuatro Vientos.
CASTILLO DE LA CONCEPCIÓN DE CARTAGENA
El castillo de la Concepción, o de Asdrúbal, tiene su origen entre el siglo XIII y XIV. Enclavada sobre el cerro del mismo nombre, tiene vestigios de una alcazaba musulmana del siglo XII, así como la linterna del castillo, que hacía las veces de faro.
Durante mucho tiempo se había atribuido la configuración actual del castillo al reinado de Enrique III de Castilla pero últimas investigaciones han adelantado su construcción a los tiempos de la Reconquista. Tras la conquista de Cartagena por el entonces infante Alfonso en 1245, este se dispuso a restaurar la antigua sede episcopal de la Diocesis Carthaginensis y a fortificar la ciudad donde antes se encontraba la alcazaba, convirtiendo a Cartagena en la única salida de la Corona de Castilla al mar Mediterráneo.
Con el tiempo el castillo perdió su función defensiva. Durante la dictadura de Primo de Rivera el recinto se convirtió en un gran parque público con jardines, estanques y animales, popularmente conocido como el «castillo de los Patos».
CASTILLO DE ALHAMA
En un cerro se levanta una fortaleza de origen islámico, de los siglos XI y XII, desde donde se controlaba todo el valle del Guadalentín.
La fortaleza se divide en dos espacios diferenciados: uno político y militar y otro destinado a refugio y residencia de la población.
En el último tercio del siglo XIV el castillo y la villa de Alhama pasó a pertenecer como señorío a la familia Fajardo.
CASTILLO DE ALEDO
La fortaleza se sitúa en un impresionante espigón rocoso desde donde se controlan las vías de comunicación que enlazan la Meseta Central con la cuenca del Segura.
Según fuentes históricas, el castillo sirvió como enclave estratégico para el control del territorio en el año 896, en la expedición de emir Abd Allah, y en 1086 el noble castellano García Giménez tomó la villa, desde la cual hostigó a los almorávides, dominando por completo el valle del Guadalentín y controlando las vías de comunicación que conectan el sureste peninsular con la Meseta.
La inexpugnabilidad de Aledo quedó demostrada con el asedio que las tropas islámicas de 1088, que no consiguió expulsar a los castellanos hasta 1092, cuyos supervivientes fueron recatados por Alfonso VI.
Con el Pacto de Alcaraz de 1243 el castillo de Aledo fue de nuevo ocupado por tropas cristianas. En 1257, Alfonso X el Sabio entregó la villa a la Orden de Santiago, convirtiéndose en la cabeza de la encomienda que los caballeros de Uclés fundaron sobre el territorio.
Entre los siglos XIII y XIV, tras la conquista cristiana, se construyó la torre del homenaje y fue ejemplo de poderío y defensa del territorio, aunque perdió importancia estratégica con la conquista de Granada.
CASTILLO DE SAN JUAN
En 1579 se erigió sobre el promontorio de las Águilas una torre vigía, denominada de San Juan, para la defensa de la costa. Dicha torre sería muy similar a la cercana Torre de Cope y serviría para avisar a las tropas de Lorca de ataques enemigos.
La torre fue destruida por los berberiscos en 1643, siendo reconstruida en 1652 por el Concejo de Lorca.
En la época de Fernando VI, Sebastián Feringán, ingeniero director de las obras del Arsenal de Cartagena, denunció la ruina de la fortificación al marqués de la Ensenada , presentando un proyecto de construcción de un nuevo castillo. Las obras de la nueva fortaleza de San Juan de las Águilas se iniciarían poco después, concluyéndose en 1756.
CASTILLO DE LA ASOMADA
De origen árabe se construyó alrededor del siglo XII, época de máximo esplendor de la Taifa de Murcia. Estaba pensado como un edificio estratégico para el control del espacio y las comunicaciones entre la costa y el interior, aunque nunca llegó a terminarse.
Los arqueólogos atribuyen su construcción al Rey Lobo e incluso han identificado este castillo inconcluso como el posible panteón de los emires murcianos, aunque no se han encontrado restos de enterramientos.
CASTILLO DE BLANCA
Datado posiblemente en el siglo XII, y se atribuye su construcción al Rey Lobo. Identificable como un ḥiṣn, dominaba desde la altura la alquería de Blanca y la vía de comunicación entre los núcleos urbanos de Ḥiṣn Mulīna y Madinat Siyāsa (actuales Molina de Segura y Cieza, respectivamente) a través del Valle de Ricote.
En el siglo XIII se acometieron obras de ampliación en el contexto de la rebelión de Ibn Hud contra los almohades.
Con la conquista castellana, el castillo y la población pasaron en 1281 a la Orden de Santiago, aunque durante la invasión del reino de Murcia por el rey Jaime II de Aragón (1296-1304) se otorgaron a Bernardo de Sarriá. Tras el breve dominio aragonés, el castillo regresó a la orden militar.
En el contexto de la pugna entre Álvaro de Luna y Rodrigo Manrique por el título de Gran Maestre de Santiago, el castillo de Blanca sufrió un asedio en 1448 a manos de tropas favorables al segundo.
La expulsión de los moriscos de 1609 y la pacificación tras la conquista de Granada, la importancia del castillo decayó gradualmente.
Ricardo Aller Hernández
El castillo de Lorca y de Jumilla están muy bien conservados.
Bellos castillos tiene Murcia, algunos mejor conservados que otros, pero todos nos cuentan su historia.