La expresión “tanto monta” nos retrotrae al gran Alejandro y su anécdota ante el nudo gordiano. Llegado el gran Alejandro, rey de Macedonia, Hegemón de Grecia, Faraón de Egipto, Gran rey de Media y Persia, según el historiador Quinto Curcio, al templo de Gordio se le anunció que, desatar un yugo atado por un nudo muy intrincado indicadaba que quien lo lograse sería señor de Asia. Alejandro no se lo pensó dos veces, cogió su espada y cortó el nudo, al tiempo que exclamaba que tanto daba desatar como cortar. El “tanto monta” con el yugo, pasó pues a la historia.
Seguramente debió ser el maestro Antonio de Nebrija quien le sugirió al rey Fernando II de Aragón, conocido desde 1494 como el Católico, ese yugo y sus nudos rotos junto al mote “tanto monta”, como su divisa personal. En alguna medida, dado que las guerras de Italia comenzaron en 1495, la elección de tal divisa asimilaba las intenciones expansionistas del reino de Aragón hacia el Oriente con la empresa del hijo del gran Filipo de Macedonia.
El símbolo del yugo, nudos rotos y el lema “tanto da (monta) cortar como desatar” eran, pues, el emblema del rey Católico, el cual puede contemplarse en la techumbre de alguna estancia del palacio de los Reyes Católicos en la Aljaferia de Zaragoza. Desde octubre de 1469 estaban casados Isabel y Fernando en boda casi secreta en Valladolid, en la casa de Juan Vivero. Al emblema fernandino, se le unió el haz de flechas, de número variable, atado con una cuerda, símbolo de Isabel I de Castilla y León. Con él se exhorta a los nobles a dejar sus rencillas y estar unidos, pues el haz de flechas es fuerte, mientras una flecha sola se quiebra fácilmente. Así pues, nos hallamos ya con la doble divisa de los Reyes Católicos: a un lado las flechas, al otro el yugo, los nudos rotos y el lema “tanto monta”, sin más.
Con tales elementos, se cumplía con la costumbre que florecía en el siglo XV de incorporar juegos galantes a las divisas, escudos de armas o escudos heráldicos. De un lado la Y, inicial que por aquel tiempo incluía el nombre de Isabel, representada en el yugo, y la F, inicial del nombre Fernando. Era un modo señorial y afectuoso de recordarse mutuamente ambos esposos en sus propias divisas.
Pero, el “Tanto monta” no tenía continuidad ni se remataba con referencia alguna al mando de Isabel en el gobierno de los reinos hispanos. Ello se reflejó en la Concordia de Segovia en cuyo documento, objeto de atención en algún momento futuro, se plasmó cómo y en qué condiciones deberían gobernar un reino común dos reyes con territorios distintos e independientes. Téngase en cuenta que Isabel no podía reinar en Aragón, feudo exclusivo por ley de monarcas varones.
No cabe duda de que el contenido de dicha Concordia se cumplió fielmente por ambos reyes. Así en el medallón que se halla en la fachada de la universidad de Salamanca puede contemplarse a Fernando con su yugo e Isabel con sus flechas. Mientras que el lema “tanto monta” lo encontramos, con el yugo, en los pendones de la Banda de la Capilla Real de Granada. Así mismo, algunos escudos de villas y ciudades contienen el yugo y las flechas, como recordatorio de la unificación de las coronas castellano leonesa y aragonesa bajo el reinado de Isabel y Fernando. Incluso, todavía perduran ambos símbolos en el escudo de Puerto Rico, con las iniciales de Fernando e Isabel, en letra gótica, timbradas de corona abierta.
Resulta un tanto curiosa la persecución que, en nuestros días, está sufriendo la divisa real, siendo retirada de las fachadas de algunos edificios históricos, al tiempo que se rememora mentalmente el indebido “tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”, pura invención de épocas modernas. Los dos reyes no eran tan ingenuos para expresar en una frase la filosofía de su política real, sino que, galantes esposos colocaron en su escudo, en sus pendones, sus respectivas iniciales con algo más de hondura que un simple juego cortesano.
Francisco Gilet