Poesía creada y enviada por María Teresa García-Perla
Soñaba la Nao Victoria
ver de nuevo la Giralda,
alzarse la torre mora
junto a la iglesia cristiana.
Las maderas le dolían,
abombadas por el agua,
roto el mástil de trinquete,
rota la vela de gavia.
Pero su pena mayor
fue perder a sus hermanas:
Concepción y Trinidad,
que era la nao capitana,
y San Antonio y Santiago,
que eran naves muy galanas.
Victoria rezó a la Virgen,
la que su nombre llevaba,
a la que se encomendaron
a la vera de Santa Ana,
y a lo lejos divisó
las arenas de Bonanza…
lloraba el Guadalquivir
cuando a Sevilla llegaba.