Agustín de Betancourt y Molina

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Agustin de Betancourt y Molina nació el 1 de febrero de 1758 en el Puerto de la Cruz (Tenerife). Fue caballero de la Orden de Calatrava, teniente coronel de los Reales Ejércitos, inventor e ingeniero civil al servicio de España y  de Rusia. Falleció en San Petersburgo (Rusia), el 14 de julio de 1824.

En 1778 presentó su primer diseño, consistente en una máquina epicilíndrica para el hilado de la seda, y su hermana, María de Betancourt, presentaría también a la Sociedad Económica de La Laguna una Memoria sobre la forma de obtener el color carmesí, siendo muy probablemente la primera memoria científica firmada por una mujer en Canarias.

En 1783 se le encargó la inspección del Canal Imperial de Aragón y de las minas de Almadén sobre cuyo estado redactó tres detalladas memorias.

Este mismo año, el 29 de noviembre, elevó un globo aerostático en la Casa de Campo con la asistencia del rey.

A partir de 1785 llevó a cabo numerosas investigaciones técnicas entre las que destaca su Memoria sobre la purificación del carbón piedra, y comenzó a realizar estudios sobre hidráulica y mecánica, así como a diseñar y adquirir máquinas por encargo del ministro Floridablanca.

Durante su estancia en  París organizó un grupo de españoles con el que hizo la mejor colección de memorias, planos y documentos relacionados con la ingeniería civil de toda Europa, con la que, trasladada a Madrid en el verano de 1791, acabaría constituyendo la base del Real Gabinete de Máquinas: 270 modelos, 359 planos y 99 memorias, que fueron expuestos por primera vez en público el 1 de abril de 1792 en el palacio del Buen Retiro de Madrid.

Además de sus trabajos de investigación y recopilación llevados a cabo en París, que contaron con la ayuda de científicos e ingenieros franceses, Betancourt llevó a cabo en Inglaterra labores de espionaje industrial al servicio de España. En su viaje a aquel país, en noviembre de 1788, visitó Birmingham para conocer al inventor Watt y a su socio, el constructor de maquinaria Boulton, que se negó a mostrarle sus prototipos. No obstante, en Londres pudo observar fugazmente una de dichas máquinas; suficiente para la perspicacia de Betancourt. 

A su regreso a París comenzó a trabajar en el diseño de estas nuevas máquinas de vapor, y un año más tarde, en diciembre de 1789, presentó a la Academia de Ciencias francesa su Mémoire sur une machine à vapeur à double effet. En el propio texto anunciaba la próxima presentación a la misma Academia de una Mémoire sur la force expansive de la vapeur de l’eau, que fue aprobada por ésta el 4 de septiembre y publicada a finales del año 1790.

Pero Betancourt no se limitó a las memorias, y en 1790 presentaba la primera máquina para suministrar energía a unos molinos en la isla de los Cisnes, en el Sena. Y En 1792 diseñó un modelo de telar mecánico.

De nuevo en España, en 1797, escribió su estudio sobre la manera de fundir y barrenar cañones de hierro y la Memoria sobre la draga mecánica para desaguar terrenos pantanosos, que finalmente acabaría construyendo en Kronstadt (Rusia) en 1812. En 1798 instaló un telégrafo óptico que comunicaba Madrid y Cádiz; organizó un cuerpo de ingenieros [¿ferroviarios?]; en 1802 fue promotor de la Escuela de Caminos.

Sin embargo, en 1803 Betancourt se enfrentó a Godoy por la regulación del río Genil y acabó marchando otra vez a Francia, donde publicó el “ensayo sobre la composición de las máquinas”. Pero su patriotismo le hizo abandonar el territorio francés, encaminándolo a Rusia, donde fue nombrado director del Instituto de Ingenieros y acometió la construcción de importantes infraestructuras, urbanizó varias ciudades, entre ellas San Petersburgo, y construyó los primeros buques de paletas, que en 1821 comenzaron a navegar por el Volga.

Y en España no lo conoce nadie.

Cesáreo Jarabo

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2 thoughts on “Agustín de Betancourt y Molina”

  1. En este artículo no se habla de Agustín de Betancourt y Castro sino de su hijo Agustín de Betancourt Molina que es el conocido Ingeniero de Caminos.

    1. Muchas gracias por la aclaración. Me siento sumamente satisfecho por tener lectores como usted. Lamento profundísimamente mi error, pero como digo, su notificación compensa con creces mi lamento. Corrijo. Gracias

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