ANTONIO MAURA, UN PRESIDENTE DE PROVINCIAS

Si te gusta, compártelo:
Estatua de Antonio Maura en Palma de Mallorca

Antonio Maura y Montaner, nació en Palma de Mallorca, el 2 de mayo de 1853. Fue estudiante en el instituto de enseñanza media de Palma, para trasladarse, en plena conmoción de La Gloriosa, en 1868 a Madrid para cursar la carrera de Derecho, aunque él parecía más interesado en una carrera de la rama de Ciencias.

Definitivamente optó por el Derecho, que vino a enmarcar el devenir de su vida, circulando por las aulas y pasillos de la Facultad recibiendo las mofas y risas de sus compañeros debido al acento mallorquín que adornaba su castellano. En esos tiempos estudiantiles hizo amistad con los hermanos Trifinio y Honorio Gamazo, hijos del abogado Germán Gamazo, diputado y ministro en su día. Al licenciarse en 1871, Maura entró a trabajar en el despacho de Gamazo integrándose dentro de su familia al casarse con la hermana de Germán, Constanza Gamazo, en 1878.

Con solamente 26 años, Antonio Maura, logró el acta de diputado en Cortes por la ciudad que le vio nacer, Palma de Mallorca, formando parte del Partido Liberal Fusionista, en aquellos tiempos liderado por Práxedes Mateo Sagasta. Siendo este presidente le nombró ministro de Ultramar, cargo que ejerció entre el 11 de diciembre de 1892 y el de marzo de 1894. Su relación como ministro con el presidente masón se interrumpió cuando Maura propuso un plan de reforma administrativa en Cuba, por la cual se daba mayo poder a la diputación y a los alcaldes. Dicha reforma no fue del agrado del presidente, lo cual provocó su dimisión como ministro. Sin embargo, el 4 de noviembre de 1894, el presidente Sagasta, formado nuevo gobierno, le nombró Ministro de Gracia y Justicia, cartera en cuyo ejercicio volvió a defender la reforma descentralizadora para Cuba, con la finalidad de paralizar los movimientos independentistas cubanos. El 23 de marzo de 1895, volvió a cesar en su cargo ministerial, integrándose en la oposición, para contemplar en 1898 la división del partido entre un grupo pro-Gamazo y otro liberal. La finalidad no era sino desgastar a Sagasta y provocar una crisis parlamentaria.

Fue Maura quién, liderando a los liberales pro-Gamazo, alentó y logró su fusión con los conservadores de Silvela, llegando a integrarse el político mallorquín en las filas del Partido Conservador en el año 1902. Formado gobierno por el presidente Silvela, Maura recibió el encargo de asumir la cartera de Gobernación, cargo que ocupó desde el 6 de diciembre de 1902 hasta el 20 de julio de 1903. Durante ese período efectuó reformas en el cuerpo policial, creó el Instituto de Reformas Sociales y se responsabilizó del proceso electoral con lo cual las elecciones de 1903 se consideran los más limpios de la Restauración.

En octubre de dicho año, sucedió a Francisco Silvela como jefe del Partido Conservador, al dejar éste el cargo. En noviembre siguiente ingresó, como académico, en la Real Academia Española y en diciembre se convirtió en presidente del Consejo de Ministros, en sustitución del también conservador Raimundo Fernández Villaverde. Sin embargo, con este nombramiento penetramos en unos tiempos de vorágine política, con cambios y caídas de gobierno constantes. Así, este gobierno de Maura apenas llegó a la Navidad de 1904.

En una visita de Alfonso XIII a Barcelona, a instancias de Maura, surgió la colaboración del gobierno conservador con el ala, también conservadora, de la Lliga regionalista de Francisco Cambó.  En abril de 1904 fue objeto de un atentado anarquista por la persona de Joaquín Miguel Artal, del cual salió con una leve herida del intento de apuñalamiento.

El 25 de enero de 1907, encabezó la formación de un nuevo gobierno, el conocido como Gobierno Largo, aunque no llegó a cumplir los dos años. Sin embargo, fue intenso y fructífero en labores legislativas y ejecutivas. Antonio Maura creó el Instituto Nacional de Previsión en febrero de 1908, con la responsabilidad de gestionar la seguridad social; en 1907, el gobierno aprobó la Ley de protección a la industria; reiteró la presentación en el Congreso del proyecto de Ley de Administración local junto con normativas sobre la organización naval, la trata de blancas, la ley electoral, el cuerpo policial y las corridas de toros. Una ley Antiterrorista presentada en el Congreso recibió fuertes críticas de la oposición al entender que atentaba contra los principios de la constitución de 1876. Un proyecto de ley que pretendía la extradición de un mal que afectaba a España, el anarquismo, ley que lamentablemente no llegó a las páginas de la Gaceta de Madrid.

Desde mediados de Marzo de 1909, instigada por Juan Sol Ortega, radical republicano integrado en las filas de Alejandro Lerroux, Maura fue victima de una campaña llamada “de la moralidad”, encontrándose de lleno con el conflicto bélico de la llamada guerra de Melilla, con el desastre del Barranco del Lobo, de julio de dicho año. Maura tomó la decisión de llamar a filas a los reservistas, lo cual provocó la conocida como «Semana Trágica», con múltiples disturbios en Barcelona. Maura intentó controlar la insurrección, con suma dureza, lo cual trajo consigo el grito extendido desde Barcelona a toda España de “¡Maura, no!”.

En tales circunstancias presentó la dimisión al rey Alfonso XIII, en la creencia que no la aceptaría, sin embargo, no fue así. El monarca no ratificó su confianza en el político mallorquín, encomendando al liberal Segismundo Moret la formación de un nuevo gobierno. Maura abandonó la presidencia del gobierno de la nación para, en 1913, ser elegido director de la Real Academia Española, sillón que ya no abandonaría hasta su fallecimiento.

Durante la Primera Guerra Mundial prestó total apoyo a la corriente favorable a la neutralidad. En agosto de 1923 ante la posibilidad de un “golpe de fuerza”, y siendo solicitada su opinión por parte del monarca, le aconsejó con vehemencia que la monarquía quedase fuera de cualquier acción de tal cariz. Sin embargo, el general Primo de Rivera se aprestó a la toma del poder, con la aquiescencia de Alfonso XIII. Maura se hallaba en el balneario de Corconte, cuando, al inicio de la dictadura del gemera Primo de Rivera, le confesó a su hijo Miguel; “Este hombre (Alfonso XIII) está loco. Esto es el fin de la Monarquía. Vendrá la República, luego el caos, y, después, claro, los militares”. No estuvo muy desencaminado en sus predicciones.

Hallándose en Torrelodones, el 13 de diciembre de 1925, con 72 años de edad, sufrió un infarto al subir las escaleras del Palacio del Canto del Pico, al ir a visitar al conde de las Almenas. Sus restos reposan en el cementerio de la Sacramental de san Isidro.

Antonio Maura, de profundas convicciones religiosas y jurídicas, siendo profundamente católico, nunca fue clerical. Políticamente su pensamiento puede entroncarse perfectamente en el conservadurismo con tintes de liberal. Algunos le añaden un cariz tradicionalista, lo cual, permite concluir que el único político mallorquín que ha alcanzado la presidencia del gobierno de España, puede ser enmarcado dentro del pensamiento regeneracionismo conservador. Todo ello en la actualidad queda un tanto superado, vistas las tendencias ideológicas que corretean por los escaños de un Congreso de Diputados que fue hábitat político de don Antonio Maura durante muchas legislaturas.

Francisco Gilet.

Bibliografia

Tusell, Javier (1994). Antonio Maura: una biografía política

Acedo Castilla, José Francisco (2002). «Don Antonio de Maura, Abogado, Político y Académico»

García Mora, Luis Miguel (2004). «Tres perspectivas de las reformas Maura»

Si te gusta, compártelo: