José Ramón Rodil y Gayoso

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Don José Ramón Rodil y Gayoso ha sido, y todavía lo es, un personaje ilustre de la Historia de España muy poco conocido, no obstante ser el héroe de El Callao en la guerra hispanoamericana. Sin embargo, no solo fue un héroe militar, sino que acabó siendo un político importante durante la Regencia de Espartero (1840-1843). Conozcamos brevemente la vida y obra de este hombre.

            Nació el 5 de febrero de 1789 en Santa María de Trobo (Lugo), hijo de Esteban Méndez Rodil y Cancio y de María Gayoso Pampillo. Cursó sus primeros estudios en Mondoñedo, de donde se trasladó a la Universidad de Santiago. En esta ciudad se encontraba cuando comenzó la Guerra de Independencia (1808-1814). Como buen patriota, se alistó en el célebre Batallón Literario, instruido militarmente por el Marqués de Santa Cruz de Rivadulla. Destacó en la defensa de Ponte Sampayo. Fue en esta gesta cuando descubrió su vocación militar, que ya no abandonó.

            Concluida la expulsión de las tropas francesas, prosiguió su formación castrense, embarcándose el 17 de abril de 1817 en Cádiz con destino al Perú, con el fin de combatir a los insurrectos. Iba encuadrado en el regimiento del Infante don Carlos, y pronto se distinguió comandando el II Batallón de Arequipa, siendo enviado a batallar contra los rebeldes chilenos. En 1820 es ascendido a coronel, siendo nombrado gobernador militar de Lima. Durante 1823 fue elevado al grado de general de brigada, momento crítico de la presencia española en el Perú y en la América Hispana.

Fortaleza del Real Felipe

            España terminó su presencia en tierras de Sudamérica con la Gesta de El Callao, protagonizada por Rodil, quien, vista la situación bélica, decidió resistir en la Fortaleza del Real Felipe. Eran los primeros días de octubre de 1824, cuando nuestro héroe tomó la decisión de atrincherarse en la referida plaza. Tenía, todavía, la esperanza de la llegada de refuerzos de la Península. No solo no llegaron, sino que, tras la derrota de las tropas reales en la batalla de Ayacucho, 9 de diciembre de 1824, el asedio se hizo totalmente infernal. Allí permaneció, en defensa realmente numantina, hasta el 22 de enero de 1826, en que, quedándole poco más de trescientos defensores, de los más de dos mil iniciales, sin víveres, famélicos y enfermos, capituló. Tal fue su heroicidad que a los insurgentes bolivarianos les rindieron honores tras la salida de la Fortaleza.

Insignia Cuerpo de Carabineros

                        De regreso a la Patria Peninsular, fue reconocido con los máximos honores por el monarca Fernando VII, concediéndole el grado de Mariscal de Campo. En 1829, siguiendo las instrucciones del ministro de Hacienda López Ballesteros, creó y organizó el Real Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras, siendo su primer Inspector General. Tras la muerte del rey Fernando en 1833, se decantó por el Bando Isabelino, siendo encomendado en la misión de impedir la entrada del pretendiente Carlos, que residía en Portugal en ese momento histórico. Dicho encargo le fue ordenado por Cea Bermúdez, presidente del Consejo de ministros en esas fechas.

Motín de La Granja o Sargentada

            En julio de 1834, durante la Regencia de M.ª Cristina, y gobernando Martínez de la Rosa, se le otorgó el título nobiliario de Marqués de Rodil, y fue nombrado responsable de las Tropas del Norte de la Primera Guerra Carlista. Esta época fue la más oscura de la hasta entonces brillante carrera militar de don José Ramón. No obstante, Mendizábal le nombró ministro de la Guerra en abril de 1836. Esta designación, a la postre, le costó el Gobierno a don Juan Álvarez Méndez (Mendizábal), y provocó el motín de La Granja o Sargentada. Rodil consiguió neutralizar dicho motín, pero fracasó en el intento de desmantelar la expedición Gómez, de las fuerzas carlistas, que recorrieron media España. Este revés le supuso un Consejo de Guerra, del que fue absuelto, aunque decidió exiliarse voluntariamente a Lisboa.

Montes de Oca

            Tras el ascenso de Espartero a la Regencia del Reino, en septiembre de 1840, fue nombrado Capitán General de Madrid. Ambos, don Baldomero y don José Ramón, eran viejos conocidos y amigos del Grupo de los Ayacuchos. Fue destinado a varias Capitanías Generales, y siendo Virrey de Navarra, aplastó el Levantamiento de Montes de Oca en octubre de 1841. El Regente le nombró presidente del Consejo y ministro de la Guerra en junio de 1842, permaneciendo en los cargos hasta mayo de 1843, en que fue sustituido por Joaquín M.ª López y Francisco Serrano, respectivamente. En este periodo de gobierno le tocó afrontar la fuerte contestación en Cataluña, como consecuencia del librecambismo. La industria catalana pedía y quería la imposición de aranceles proteccionistas.

Duque de la Victoria y Príncipe de Vergara

            El final de las Regencias, fue el final de la carrera militar y política de nuestro protagonista. Para su desgracia tuvo que afrontar diversos juicios, políticos y militares, tras la caída del Duque de la Victoria y Príncipe de Vergara, su compañero de luchas y sufrimientos en el lejano Perú. Incluso, con la vuelta a la Presidencia del Consejo de ministros de Javier Istúriz, en 1846, fue desposeído de todos sus cargos y honores. Afortunadamente, su sucesor, Joaquín Pacheco, le restableció los mismos, pasando el resto de sus días como Senador del Reino.

            Con momentos oscuros, sin embargo, convendremos en reconocer su Gesta Heroica de El Callao. Murió en Madrid el 19 de febrero de 1853. Descanse en paz el ilustre gallego y patriota español.

Francisco Iglesias Guisasola

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