Leyendo unas notas en mi cuaderno sobre el libro “COLÓN. Historia del Almirante” de Hernando Colón, me he animado a compartir unas reflexiones sobre nuestro personaje.
En la página 26, introducción de don Manuel Carrera Diaz, leemos “Y parece inexplicable que el propio hijo no sepa o no quiera aclarar una de las cuestiones más intrigantes de la biografía del descubridor: su lugar de nacimiento”. Resulta, como escribe el sr. Carrera, inexplicable que el hijo no clarificase el lugar de nacimiento de su padre. Ante este hecho caben muchas teorías que han ido desarrollando muchos investigadores interesados en el tema.
Centrémonos en el hecho de que su hijo no lo aclara. Hernando vivió y viajó con su padre. Pasaron muchos momentos en que la paz del viaje ayuda al diálogo. Vivieron momentos de incertidumbre en los que se les acababan las esperanzas de vida y propiciaban instantes de comunicación padre-hijo. Momentos en los que se trasmite todo, absolutamente todo. Instantes no premeditados donde sólo cabe la verdad de uno mismo. Vida (padre) que comunica a su vida de mañana (hijo) sus verdades, ilusiones, éxitos, fracasos.., enigmas. Padre que le cede a su mañana lo que fue su ayer. Su verdadera historia.
Reconozcamos que hablamos de un ser extraordinario, Cristóbal Colón Descubridor, y de otro que se formó para ser digno hijo de su padre. No hay secretos ni falta de comunicación posible padre-hijo en asunto tan importante y a la vez tan natural, lugar de nacimiento de un padre tan significativo. Su padre sabe que ha cambiado el mundo, que es un ser para el futuro y que su hijo tiene derecho a saber toda la verdad. Verdad importante que también es propiedad del hijo. Ser hijo del Almirante Cristóbal Colón tiene sus derechos; saber el lugar de nacimiento y todo lo perteneciente a su padre.
Es inexplicable que el hijo no aclare el lugar de nacimiento de su padre. No era castellano por ser, según la documentación castellana, extranjero en el Reino de Castilla. Hay muchas pruebas que nos permiten creer que podía ser español y extranjero en el Reino de Castilla. En trabajos anteriores ya he expuesto varias. Hoy quiero copiar lo escrito por el Catedrático Dr. Román Piña Homs: “Mallorquín o no, Colón pensemos que fue un extranjero para los reyes que le encargaron la empresa, y como tal murió, sin que nos conste su naturalización como castellano, cosa que en cambio sí hizo Américo Vespuccio, obteniendo la Carta de naturaleza castellana, por especial merced de la reina Juana”.
Vespuccio era italiano de Florencia y se naturalizó castellano. Colón de haber sido genovés también lo hubiese solicitado. Por ser español no precisó naturalizarse castellano.
Otro ejemplo lo tenemos con el Papa valenciano Alejandro VI. Los Reyes Católicos no aceptaron que fuese arzobispo de Sevilla dando como motivo el que era extranjero en el Reino de Castilla.
El calificativo extranjero, en Cristóbal Colón, no significa que no pudiera ser español.
Al regreso del primer viaje de Colón, Pedro Mártir de Anglería en carta enviada al Conde Juan de Borromeo ― se cree que era su espía en la Corte de los Reyes Católicos ―, le informa que ha regresado de las Indias el nauta Cristóbal Colón “ligur”.
Veamos lo que significa el calificativo “ligur” en la Nueva Enciclopedia Universal Durvan Vol. 16.
LIGUR, Mar. Véase Génova, Golfo de; Mediterráneo, Mar.
LIGURES. Nombre dado por los griegos a los habitantes de Stulia (Liguria) y Provenza, aunque daban también igual denominación a todos los pueblos de Europa occidental y, genéricamente a cuantos no fueran indogermanos. Su afiliación étnica, muy dudosa, correspondía, según algunos historiadores, a diversos pueblos preindogermánicos y preibéricos que debieron ocupar el occidente europeo hasta el Rin y el Danubio.
El Mar Mediterráneo era el Mar Ligur, por ello todos los habitantes ribereños de dicho Mar eran ligures.
Para los griegos los habitantes de la Europa occidental, no indogermánicos, eran ligures.
Cristóbal Colón era muy inteligente. Posiblemente salió de sus labios que era “ligur”, lo cual, por lo que leemos, no clarificaba su lugar de nacimiento, más bien aumentaba el enigma.
Los Monarcas y el Descubridor llegan a acuerdos que son escritos, las Capitulaciones de Santa Fe, y a otros que no lo son: contribución económica al primer viaje; relaciones que han hecho posible la comunicación Reyes Católicos-Colón; apoyos del nauta; pertenencia de las Islas y tierra firme “ya descubierta por Colón” a los Reyes Católicos; quién era, qué información tenía, fuente de la información colombina, certeza de que esta información era cierta, etc. Muchos datos que se debieron de presentar en las negociaciones y no se escribieron.
Don Hernando Colón sigue el plan trazado, nos dice lo que interesa que se sepa omitiendo lo que no hay que escribir. Sabe lo que le ha dicho su padre, lo que se ha escrito y lo que interesa. Va a Italia y tampoco nos aclara nada. De ser cierto lo de Génova, o una de las otras catorce poblaciones italianas que se disputan ser su cuna, le hubiera sido fácil indicar donde nació y de que familia descendía. No fue así, más bien fabricó un tupido velo que impidiese ver la realidad.
¿Fue preparado su viaje a Génova para dar un poco de veracidad a la verdad oficial que interesaba se creyera? Fue a otras partes de Europa y no se ve en ello tal posibilidad. Era un viajero intelectual. No es de extrañar su ida a Génova, un centro financiero y comercial importante. Su interés hacia los libros y documentos hace verosímil su ida a la ciudad italiana y a otras.
Hernando inexplicablemente no nos dice dónde nació. Lo tenía muy fácil; saber la población, conocer su familia, confirmar lo escrito por Pedro Mártir de Anglería, etc. No lo hace porque ésta no es la verdad: No puede mentir ni puede decirnos la verdad. Verdad pactada que tendremos que intentar descubrir con datos, hechos, omisiones, biografía, formación intelectual y náutica, idioma, escritos, historias de Colón.
Es inexplicable que la primera parte del libro, biografía de su padre, suscite más dudas, mientras que la segunda (capítulos del XVI al CVIII) sea un modelo de “veracidad, precisión y justeza” demostrando, dentro de su prolijidad, “solidez y riqueza de pormenores”.
Hernando es culto, no le faltan recursos para escribir. Sabe lo que dice, que decir y cómo comunicárnoslo. Si no nos dice, claramente, que su padre es genovés es porque él sabe que este enigma fue inventado desde la Corte por medio de Pedro Mártir de Anglería. Si esta invención se iba aumentando, en el tiempo, y Hernando no la confirma, lo que hubiera sido muy fácil, la historia verdadera de Colón sigue en las nubes y es fruto de una idea interesada.
No hay duda, por los documentos investigados, que Cristoforo Colombo, Columbus o Colonne existió. Que coincidieran en el tiempo es posible. Colombo, Colombus, Colonne, Coullon, Colom o Colón son apellidos que se daban en Italia, Francia y España. Que en el siglo XV los hubiese en Italia, que fuese lanero, bodeguero, marino y comercial no nos prueba la identidad del Descubridor, todo lo contrario. Su formación era otra.
Que Colón fuese extranjero, como he dicho antes, no nos prueba que fuese genovés. Que fuera ligur tampoco.
Nos queda aclarar otro calificativo dado al Almirante, ginovés. Según el Sr. Pineda Yánez, Revista Comentario nº 58 Bs. As.: ginovés se decía en aquella época de un “Comerciante o mercader frecuentemente tramposo o que hace negocios sucios o poco claros. […] En general, tiene un sentido muy amplio referido a todo lo que tiene relación con el comercio o el cambio. Y en sentido peyorativo se aplicaba a los judíos o conversos”. A los Pinzón, andaluces, también hay biografías que los califican de ginoveses.
Muchos investigadores e historiadores cuando ven el calificativo ginovés lo traducen, equivocadamente, a genovés. Esta equivocación se repite muchísimas veces y así nos va el enigma.
Extranjero, ligur y ginovés, calificativos dados a Colón, no significan en absoluto genovés.
Es inexplicable que Hernando Colón no nos trasmitiera donde nació su padre. La única explicación posible es, por lealtad al pacto de silencio acordado entre su padre y los Reyes Católicos.
El hijo fue fiel a su padre y a los Reyes.
Joan Oliver Torrents.