
El Papa León XIV ha nombrado a un primer obispo en China. Al contar con el beneplácito de las autoridades comunistas del país asiático, José Lin Yuntuan tomará posesión como nuevo obispo auxiliar de la diócesis de Fuzhou, en la provincia Chila costera de Fujian. Conviene recordar que el predecesor de Proust al frente de la Cátedra de Pedro, Francisco I, alcanzó un acuerdo con aquel régimen, luego renovado, que le otorgaba concesiones – derecho de veto- en el nombramiento de obispos, a cambio de cierta tolerancia, que no fue respetada, hacia la Iglesia clandestina y mártir fiel a Roma (frente a la Iglesia Patriótica, controlada por la tiranía comunista china).

La Iglesia, en su intento de evangelización de aquel inmenso país, ha sufrido siempre persecución, tanto en la época imperial, como durante la ya larga dictadura comunista implantada por Mao Tse Tung. Y en concreto, la diócesis que ahora será pastoreada por el nuevo obispo Lin Yuntuan, fue regada hace siglos con la sangre de mártires españoles que, pese a todas las dificultades, lograron prender allí el mensaje del Evangelio, si bien, y dada la falta de transparencia del régimen comunista chino, es difícil conocer con exactitud cuántos fieles católicos hay allí. Hablamos de varios misioneros y obispos dominicos españoles, quienes fundaron numerosas obras de caridad, hasta su expulsión, en 1951, por los comunistas.

Así es, ya en 1893, otro Papa León, el décimo tercero, beatificó a un grupo de mártires, entre los que se encontraban obispos y misioneros enviados a Fuzhou, hacía 150 años, y que habían sido martirizados por las autoridades imperiales, en torno a mediados del XVIII, después de sufrir terrible prisión. Por su parte, San Juan Pablo II canonizó, en el 2000, a 120 católicos mártires en China.
Entre estos mártires, se encuentra el dominico barcelonés Magino Ventallol, primer vicario apostólico en Fuzhou — desde 1718 —, pero expulsado por las autoridades imperiales chinas, como el resto de misioneros, en 1730. Murió dos años después, ya muy anciano, esperando poder regresar, en Cantón.

San Pedro Sanz y Yordà, o Pere Sans i Jordà, en catalán, natural de la localidad tarraconense de Ascó, quien fue primero obispo coadjutor y luego titular, en 1732, de esa diócesis. Después de morir su predecesor Ventallol, trató de evangelizar en China, pero fue detenido por las autoridades imperiales chinas, en 1741, además de otros 4 frailes. Después de 6 años de torturas, durante su encarcelamiento, finalmente fue decapitado, en Fuzhou, el 26 de mayo de 1747.

San Francisco Serrano Frías era un dominico, nacido en Huériya (Granada). Fue obispo tan solo unos meses y desde su encarcelamiento en prisión, donde se encontraba desde 1741. Fue ejecutado, por asfixia, el 28 de octubre de 1748. Ese mismo día, también sufrieron martirio los sacerdotes Juan Alcober Figuera — de Hinojosa de Jarque, Teruel —, pero formado en Valencia; Joaquín Royo Pérez (de Granada), y Francisco Díaz del Rincón (oriundo de Écija, Sevilla).
Francisco Pallás Faro, también dominico, nacido en Benabarre (provincia de Huesca), fue obispo de Fuzhou, desde 1753 hasta 1778. Hubo de encargarse de tratar de reconstruir su diócesis, después de las terribles persecuciones sufridas; así como de recoger las historias de los mártires.
Le sucedió al frente de la diócesis, el dominico José Calvo, quien fue primero vicario y luego obispo, desde 1.781 a 1.812.
Por su parte, Roque José Carpena Díaz, dominico, originario de Yecla (Murcia), fue nombrado obispo auxiliar en 1.801, muriendo en 1849, después de haber fundado dos seminarios y numerosas iglesias. Se trata de uno de los mayores difusores del catolicismo en China.
Miguel Calderón, asturiano, de Oviedo, fue obispo de la diócesis de Fuzhou, entre los años 1849 y 1883, año en que murió a la edad de 79 años.
Otro catalán, Salvador Massot y Gómez, de Alfés, ese de Lérida, fue el obispo desde 1884 hasta 1911, aunque murió en la tierra que le vio nacer, España. Desempeñó una intensa labor, traduciendo numerosos textos históricos chinos. Además, su librito sobre el Rosario se reimprimió mucho.

Francisco Aguirre Murga (natural de Eloibar, provincia de Álava), fue nombrado obispo auxiliar, en 1884, y titular en 1912. Impulsor de la Santa Infancia y fiel devoto de Santa Teresita de Lisieux (la santa misionera y copatrona de Europa), consiguió atraer a multitud de misioneros de todo el mundo, así como fundar numerosos orfanatos especialmente pensados para niñas, ante la tradición china de abandonar a sus hijas (hoy en día, dentro de la dictadura comunista, se sigue discriminando a las niñas, por lo que hay un terrible desajuste poblacional en favor de los varones). Durante 28 años, llegaron a recoger los misioneros españoles nada menos a 112.000 niñas. Murió enfermo y testigo de la terrible guerra de conquista emprendida por los imperialistas japoneses, en 1941. que los chinos solían abandonar: en 28 años recogieron 112.000. Murió enfermo y testigo de la terrible guerra de conquista emprendida por los imperialistas japoneses, en 1941.

Teodoro Labrador Fraile también dominico español, fue arzobispo misionero, en Fuzhou, desde 1946, hasta que los comunistas le expulsaron, en 1951, tras el triunfo de Mao Tse Tung, frente a los nacionalistas. No está claro si era palentino o leonés, depende de las fuentes. En 1932, fundó en China, las Hermanas Dominicas Chinas, congregación luego expulsada por las autoridades comunistas chinas, pero que encontró refugio en Taiwan. Además, sirve también, hoy en día, desde Vietnam y a las comunidades chinas de Toronto, Los Ángeles, Manila y Valencia (España). Tras su expulsión, vivió como obispo exiliado en España y en Taiwán, donde descansan sus restos.

Jesús Caraballo
Muy interesante!!