Pedro Muñoz Seca, el rey del trimestre

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Don Pedro Muñoz Seca

Es conocida la última anécdota vivida por nuestro personaje, el 28 de noviembre de 1936, en Paracuellos del Jarama, incluso con varias versiones. Don Pedro había sido delatado a los milicianos por un actor fracasado. Apresado en Barcelona, donde había acudido para el estreno de su obra “La tonta del bote”, fue trasladado, primero a Valencia y luego a la checa de san Antón, en Madrid, para ser conducido al dicho Paracuellos, en donde, por decisión de uno de los «tribunales populares» fue fusilado por ser católico. En ese momento, la primera versión es que, habiéndole arrancado un miliciano el reloj, don Pedro le espetó; “el reloj me lo podrás quitar, pero el miedo que ahora mismo tengo, ese no me lo quitarás”. Otra versión, más extensa, alude a su hacienda, a su patria…, pero nunca al miedo, como objeto de expropiación. Fusilado con más de seis mil católicos, sus restos nunca se han encontrado entre el cúmulo de aquellos que fueron paseados y ahora descansan en las fosas de Paracuellos.

Don Pedro había nacido en Puerto de Santa Maria, el 20 de febrero de 1879. Fue en el colegio de los Jesuitas san Luís Gonzaga donde estudió el bachillerato, juntamente con Juan Ramón Jiménez. Siguiendo los deseos del padre, procurador de los Tribunales, se licenció en Derecho el 26 de septiembre de 1901, a los veintidós años, después de licenciarse en Filosofía y Letras tres meses antes, el 22 de junio, con sobresaliente en ambas asignaturas. Además, simultaneó sus estudios con sus aficiones primordiales: los versos y el teatro, estrenando en dicho año una obra cómica de un acto, Las guerreras, para en 1903, estrenar el sainete El maestro Canillas en el Puerto de Santa María. Fue en 1904 cuando se trasladó a Madrid para estrenar su Maestro Canillas en el Teatro Lara, con el nuevo título, El Contrabando. En 1906, empezó a trabajar en el ministerio de Fomento y se casó con María de la Asunción de Ariza y Díez de Bulnes, que se libró de acompañarle en el paredón de Paracuellos por ser cubana.

A partir de 1910 la figura de don Pedro como autor teatral fue ascendiendo a la cumbre de su reconocimiento por parte del público. Creador de un género teatral conocido como astracanada,para don Pedro todo cuanto le permitiese ofrecer comicidad lo consideraba permitido, incluido desfigurar el lenguaje natural. El Nobel Jacinto Benavente se expresaba en estos términos en el prólogo de la obra La venganza de don Mendo: “A Muñoz Seca no lo mató la barbarie, lo mató la envidia. La envidia sabe encontrar sus cómplices».

La costumbre en el teatro español era estrenar las obras nuevas el sábado de Gloria y la gente esperaba con ilusión este día por las novedades que se presentaban. Así, el sábado de Gloria de 1920 recayó en el 3 de abril y resultó ser un auténtico sábado de Gloria para Muñoz Seca pues, según Sinesio Delgado, del ABC, “estrenará ocho actos nada menos. Tres en la Comedia; dos en el Cervantes, uno en la Princesa y dos en el Apolo”.

Muñoz Seca era el autor que percibía las mayores liquidaciones de la Sociedad de Autores, que se pagaban trimestralmente, por lo que Calvo Sotelo se refiere a él como “el rey del trimestre”. En el Madrid de la década de 1930, triunfó plenamente El sofá, la radio, la peque y la hija de Palomeque, El alfiler, ¿Qué tienes en la mirada?, ¡Pégame, Luciano!, Los ilustres gañanes, La perulera, Una mujer decidida, La Academia, Todo para ti… En la temporada 1931-1932 tres obras de Muñoz Seca ocuparon completamente la programación del Teatro de la Comedia: Mi padre, La Oca y Anacleto se divorcia. El empresario Tirso Escudero ganó 1.000.000 de pesetas. Fue la temporada más brillante de su vida, según propia confesión. Pedro Pérez Fernández, su más asiduo colaborador, describió a Muñoz Seca como prodigio de fecundidad, ingenio y simpatía. Y habla de las ochenta obras largas, exactamente ochenta y tres, que escribían paseando por la calle y jamás sentándose frente a frente con la pluma en la mano.

En 1931 ya había iniciado sus críticas a la República, con La Oca, es decir, Libre Asociación de Obreros Cansados y Aburridos, en referencia al comunismo y al igualitarismo. O bien, con Anacleto se divorcia, una mordaz crítica a la recién promulgada ley del divorcio. La vida metódica y disciplinada convenía a su salud delicada. El madrugar todos los días le obligaba a no trasnochar y su úlcera duodenal fue la primera agradecida. Siguió escalando uno por uno todos los puestos por oposición hasta que llegó a jefe superior de la Administración. Únicamente faltaba al despacho la mañana siguiente a un estreno, si éste había sido un éxito, ya que los nervios y la satisfacción le impedían conciliar el sueño. Por el contrario, los fracasos le servían de somnífero.

Su famosísima obra “La venganza de don Mendo”, fue escrita en unos tiempos en que la úlcera de duodeno que padecía le ocasionaba los mayores sufrimientos, que intentaba aliviar exclusivamente con vasos de leche.

Siendo autor tan prolífico, hay que resaltar que la Sociedad de Autores Española debe a Muñoz Seca el cobrar a los autores por administrar sus obras. En 1924, España pagó a los autores franceses más de 1.000.000 de pesetas, mientras en Madrid sólo se cobraron a las producciones francesas 8.000. Muñoz Seca consiguió que el número de autores españoles que se tradujesen y estrenasen en Francia fuera proporcional a lo que aquí se estrenase de la producción gala.

El 11 de noviembre de 1931 se constituyó la sociedad CEA (Cinematografía Española Americana), integrada por los autores más importantes de España: Benavente, Arniches, Álvarez Quintero, Muñoz Seca, Luca de Tena, Luis de Vargas, Jacinto Guerrero, Francisco Alonso y Fernández Ardavín, con la adhesión de otros significados autores. Tal creación no era sino el reflejo del agrado que producía en don Pedro el nuevo arte, el cinematógrafo ya sonoro.

Si Benavente mencionaba la envidia, no es superfluo referir que, incluso fallecido, tal defecto se halla presente a la hora de criticar la obra de don Pedro. Así, para Angel Valbuena, La Venganza de don Mendo, es un «desacierto», según escribía en 1944. Aunque lo cierto es que, esa obra, se ha representado miles de veces, versionado al cine, a la televisión, incluso en musical, llegando hasta nuestros días pletórica de gracia y de éxito. Un éxito que supo compartir con sus hermanos y familiares, granjeandose docenas de amistades con su carácter y su hombría de bien. De todo ello se siente sumamente orgulloso su nieto, por parte de madre, el escritor Alfonso Ussía.

Francisco Gilet.

Bibliografia

Muñoz Seca, Pedro; Alfonso Ussía (prólogo), Almudena del Olmo Iturriarte (apéndices). «Cronología de Pedro Muñoz Seca».

Alba Peinado, Carlos (2009). La censura del teatro republicano de Pedro Muñoz Seca.

J. Montero Alonso, Pedro Muñoz Seca. Vida, ingenio y asesinato de un comediógrafo español

M.ª del R. Jurado Latorre, El teatro de Muñoz Seca y la crítica de su tiempo

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