También conocido como Raimundo Lulio fue un laico próximo a los franciscanos, filósofo, poeta, místico, teólogo y misionero mallorquín. Fue declarado beato por «culto inmemorial» y no por los cauces oficiales. Su fiesta se conmemora el 27 de noviembre. Se le considera uno de los primeros escritores en usar una lengua neolatina, el catalán, para expresar conocimientos filosóficos, científicos y técnicos, además de textos novelísticos. Es considerado el padre de la lengua catalana. Dejó una obra ingente, variada y de muy alta calidad escrita en catalán medieval, árabe y latín. La mayor parte de ella aún no ha sido traducida al castellano.
Nació el año 1232 en Palma, la capital del Reino de Mallorca que el rey Jaime I acababa de conquistar, uniendo políticamente en la Corona de Aragón los recientemente conquistados territorios baleares. Era hijo de Ramón Amat Llull e Isabel d’Erill, miembros de una importante familia de Barcelona. El lugar de nacimiento fue determinante para Llull, pues Mallorca era una «encrucijada en la época de las tres culturas, cristiana, islámica y judía, hasta el punto de que la mayor parte de sus 280 obras reconocidas fueron escritas inicialmente en catalán y en árabe».
Antes de casarse, ingresó en la corte del rey de Aragón en calidad de paje de su hijo segundo Jaime, futuro Jaime II de Mallorca. Pronto los nobles fueron conscientes de la brillante inteligencia de Ramón y lo convirtieron en preceptor del infante. Su ascenso en la corte fue meteórico: fue sucesivamente senescal y mayordomo real del infante Jaime. Durante sus años en la corte, Ramón se dedicó a llevar una vida mundana, licenciosa y alegre, disfrutando lujos con gran ostentación y teniendo amoríos con doncellas, incluso adulterios declarados. Durante este período la obra de Llull se reduce a canciones de amor, picarescas y divertidas, aptas para ser cantadas por los trovadores.
Hacia 1267, a sus 30 años, la vida de Ramón sufrió un vuelco trascendental: él mismo describe cómo tuvo una serie de cinco visiones de Cristo crucificado en cinco noches consecutivas. La profunda impresión que le causaron estas visiones lo llevó a vender sus propiedades y patrimonio para adelantar la herencia de su mujer e hijos, a los que abandonó por sentirse llamado por Dios para predicar en los caminos. Su etapa de nueve años de formación teológica y moral duró hasta 1275: en la Ciudad de Mallorca conoció y compró un esclavo musulmán de quien se sirvió como maestro para aprender el árabe. Luego se retiró a una cueva en el Monte de Randa (Mallorca) donde se entregó a la meditación y la contemplación. Por último entró al monasterio cisterciense de La Real donde los monjes le enseñaron latín, gramática y filosofía, tanto islámica como católica.
En 1274 el infante Jaime, antiguo alumno de Llull, lo llamó a su castillo de Montpellier, donde, bajo el mecenazgo del príncipe, el estudioso pudo escribir su Ars demostrativa (‘El arte demostrativo’), obra que le valió ser recompensado con un dinero que invirtió de inmediato en la construcción del monasterio de Miramar en su isla natal. El objetivo de este monasterio era adiestrar misioneros para cristianizar a los árabes, enseñándoles las técnicas misioneras, métodos para desautorizar la filosofía islámica, enseñanza del árabe, etc. La combinación exclusivamente luliana de estudios lingüísticos y teológicos para que los misioneros pudiesen evangelizar a fieles de otras religiones e idiomas encantó al papa Petrus Hispanus (Juan XXI), quien felicitó públicamente a Ramón en 1276.
El papa siguiente, Nicolás IV, escuchó las exigencias de Llull para la convocatoria a una nueva cruzada sobre territorios dominados por los musulmanes, pero el pontífice se mostró remiso. El estudioso decidió, entonces, emprender su propia cruzada personal, que lo llevaría a Europa (Alemania, Francia e Italia), Tierra Santa, Asia Menor y el Magreb. Durante esos viajes escribió gran cantidad de obras, destinadas principalmente a señalar los errores de los filósofos y teólogos de las otras religiones. Intentó fundar, asimismo, nuevos monasterios católicos en las zonas que visitaba. Le interesaba sobremanera convertir a los musulmanes y judíos de esas regiones, por lo que no dudaba en predicar en las puertas de las mezquitas y sinagogas, lo que no siempre era recibido con agrado por los fieles de esos templos.
En 1287 viajó a Roma para someter a pontífices y dignatarios sus proyectos de reforma de la Iglesia, pero, una vez más, nadie lo escuchó, porque iba a solicitar financiación para la Cruzada que ambicionaba para poder convertir a todos los infieles de Tierra Santa. Viendo que sus ruegos no obtenían el eco que esperaba, ingresó en 1295 en la orden franciscana, Fue aceptado en la Orden Tercera Franciscana, una de las tres ramas fundadas originalmente por el Santo de Asís, llamada Hermanos y Hermanas de la Penitencia. En 1299, su antiguo discípulo, el por entonces rey de Mallorca, Jaime II, lo autorizó para predicar en las mezquitas y sinagogas de su reino. Será la primera vez que Ramón Llull pueda cruzar los umbrales de los templos para expresar sus ideas ante los no cristianos. En 1307, Ramón Llull viajó al norte de África a continuar predicando, pero, enfrentado con un grupo de musulmanes, estuvo a punto de ser lapidado.
Deseoso de salir de allí, se dirigió a la ciudad italiana de Pisa. Pero el buque que lo transportaba se hundió, y el monje mendicante fue uno de los pocos supervivientes del naufragio, logrando alcanzar la costa italiana después de una dura lucha contra la tempestad. Viajó a Túnez para continuar misionando. Es este trayecto escribió Liber de Deo et de mundo («Libro acerca de Dios y el mundo») y Liber de maiore fine intellectus amoris et honoris («Libro acerca del fin mayor de la inteligencia: el amor y el honor»). Ambas están fechadas en diciembre de 1315 y serían sus últimas obras.
Se le atribuye la invención de la rosa de los vientos y del nocturlabio. Una rosa de los vientos es un símbolo en forma de círculo que tiene marcado alrededor los rumbos en que se divide la circunferencia del horizonte, y que serían este, oeste, norte y sur. En las cartas de navegación se representa por treinta y dos rombos unidos por un extremo mientras que el otro señala el rumbo sobre el círculo del horizonte. Un nocturlabio es un instrumento utilizado para determinar el tiempo en función de la posición de una determinada estrella en el cielo nocturno. A veces llamado nocturnum Horologium (instrumento de tiempo para la noche), está estrechamente relacionado con el reloj de sol. Es típicamente un instrumento de navegación.
Se desconoce la fecha exacta de su muerte. Se considera que falleció entre 1315 y 1316, cuando regresaba de su viaje desde Túnez hacia Mallorca. Ciertos cronistas afirmaron que fue linchado por una turba de airados musulmanes en Bugía, de lo que no hay prueba formal aunque padeciera prisión, golpes e insultos. Está enterrado en la Basílica de San Francisco de Palma de Mallorca.
Ramón insistió en la doctrina de la Inmaculada Concepción de María, contra la opinión, entonces ortodoxa, de Santo Tomás de Aquino. La esencia divina había de tomar una primera materia perfecta para poder formar el cuerpo de Jesús. Ello era impensable si María misma había nacido sujeta al Pecado original, por lo que ella tenía que haber sido concebida sin pecado. A la “Dolça Dona d’Amor”, como gustaba de llamarla el beato Ramón, le expresaba su devoción en una preciosa oración del Avemaría.
¡Ave María!
Salúdate este tu siervo de parte de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas, de los mártires, confesores y vírgenes; y salúdote yo de parte de todos los santos de la gloria. ¡Ave María! Saludos te traigo de parte de todos los cristianos, justos y pecadores. Los justos te saludan, porque eres tú digna de salutación y porque eres esperanza de salvación. Los pecadores te saludan, pues que te piden perdón. ¡Ave María! Saludos te traigo de parte de los moros, judíos, griegos, mogoles, tártaros… Todos estos y otros muchos infieles te saludan por mí, que soy su procurador. En tu salutación los pongo para que tu Hijo quiera acordarse de ellos. ¡Ave María! Digna eres tú, Señora, que por todas las gentes y por todas las tierras del mundo
seas conocida, amada, servida y honrada. Salúdante todos mucho por mí, pidiéndote tu gloria y bendición.
Estas ideas llevaron al Inquisidor Nicolás Aymerich a perseguir póstumamente las obras de Ramón Llull.
Sin embargo, el rey Pedro el Ceremonioso protegió la memoria del beato y expulsó al Inquisidor del reino de Aragón, y, finalmente, la Iglesia católica terminó por establecer la opinión de Llull como dogma. Incluso el Rey Jaime II, amigo y admirador de Llull, ordenó la celebración de la fiesta de la Inmaculada en 1304 en los reinos de la Corona de Aragón.
A pesar de ser un misionero cristiano, Llull amaba y comprendía el pensamiento árabe y respetaba en gran medida sus avanzados sistemas. Así, en su primer libro utiliza la lógica de los científicos árabes, su simbología, su álgebra y sus razonamientos. Escribía y hablaba perfectamente en catalán, latín y árabe; y utilizaba indistintamente cualquiera de estas lenguas para dirigirse a quien la comprendiera mejor. Si el público de su nuevo libro era de baja condición, no vacilaba en expresar los más elevados conceptos filosóficos en alegres versos, y siempre preconizó la conversión de los infieles por la vía del cariño, del amor y sin ningún tipo de coerción ni de violencia. Dos papas condenaron formalmente al lulianismo: Gregorio XI en 1376 y Pablo IV en el siglo XVI. Como consecuencia de ello, el beato nunca fue canonizado, aunque el proceso se ha reactivado. El Papa Francisco tiene previsto canonizarlo y declararle doctor de la Iglesia universal, convirtiéndole así en el primer laico en obtener esta distinción que reconoce a los maestros de la fe.
Durante el siglo XVI se desarrolló un gran interés alrededor de la obra de Ramón Llull, impulsado por el interés reformista de Felipe II. En ese contexto se desarrolló un proceso de beatificación (que culminó con éxito en Toledo para su culto particular) y otro posterior de canonización, que quedó truncado por las dudas sobre la ortodoxia de alguna de sus obras. Posteriormente, durante el pontificado de Juan Pablo II, fueron reconocidos los títulos de beatos dados por tradición a varias personalidades, entre ellas el pintor Fra Angélico, el filósofo Duns Scoto, el misionero Junípero Serra y, también, Ramón Llull.
Escribió 243 libros que incluían materias tan diversas como la filosofía (Ars magna), la ciencia (Arbre de sciència, Tractat d’astronomia), la educación (Blanquerna, que incluye el Llibre de Amic e Amat), la mística (Llibre de contemplació), la gramática (Retòrica nova), la caballería (Libro del Orden de Caballería), novelas (Llibre de meravelles, que incluye el Llibre de les bèsties), y muchos otros temas y recursos como el proverbio (Llibre dels mil proverbis), o el silogismo (Llibre de la disputa de Pere i i de Ramón). El Fantastic. La ciutat del món, que el mismo autor de inmediato traducía al árabe y al latín. El Llibre del Gentil e los tres savis (1274-1276), escrito en mallorquín, es una obra apologética que pretende demostrar la eficacia del método de Ramón Llull en una discusión sobre la veracidad o falsedad de las tres religiones del libro: judaísmo, cristianismo e islam. En esta obra, un gentil (es decir, un pagano) encuentra a tres sabios, un judío, un cristiano y un musulmán. Los representantes de las tres religiones ilustran al discípulo sobre la existencia de un único Dios, sobre la creación y sobre la resurrección y cada uno presenta su religión para que el gentil y el lector escojan la que les parezca verdadera. La obra no indica qué religión elige el gentil.
Blanquerna (Llibre d’Evast e Blaquerna) es una novela idealista, de enorme influencia en la narrativa de la Edad Media y particularmente en ciertos escritores posteriores. Está escrita en mallorquín. Se empezó a escribir el año 1276 y fue acabada el 1283 en Montpellier. Se trata de una vívida pintura de la vida medieval: el protagonista, conduciendo su vida mediante su vocación religiosa, intenta alcanzar la perfección espiritual.
Para ello, el autor lo hace emprender un viaje vital que lo llevará por todos los estadios del hombre en sociedad: desde el hombre casado que solía ser, ingresará en un monasterio, será prelado, llegará a papa y, finalmente, renunciará al solio pontificio para dedicarse a la contemplación y meditación en una ermita aislada. La obra incluye también el Libre d’amic e amat, pieza de prosa poética que conjuga elementos provenientes de fuentes muy diversas: el Cantar de los Cantares, la poesía provenzal, la teología árabe y otras influencias que la enriquecen y matizan. Sus 365 versículos expresan el amor del alma humana por Dios y trazan una delicada filigrana de elevación y sentimiento espiritual.
El Árbol de la Ciencia es posiblemente la obra más importante de Llull en el sentido enciclopédico, ocupa numerosos volúmenes. En esta pieza, el beato recurre a una analogía común en él: la comparación orgánica, en la que cada ciencia se representa como un árbol con raíces, tronco, ramas, hojas y frutos. Las raíces representan los principios básicos de cada ciencia; el tronco, la estructura; las ramas, los géneros; las hojas, las especies; y los frutos, los individuos, sus actos y sus finalidades.
En mayo del 2001 se acordó que Ramón Llull sería el patrón de los informáticos en España, celebrando su día el 27 de noviembre, ya que en sus obras filosóficas anticipó la lógica como cálculo mecánico con símbolos en el que se aplicaba un método, los métodos heurísticos de la Inteligencia Artificial, los sistemas generativos, los grafos, las redes semánticas, los diagramas de Venn. Influyó en Montaigne, Pascal, Descartes, Leibnitz, Newton, Pico della Mirandola y Giordano Bruno.
Como curiosidad, se destaca que su nombre aparece en la novela ”Harry Potter y la piedra filosofal» en la que se le cataloga, junto a otras figuras del pasado como el rey Salomón o Circe, de ser un mago. El dato es invención del traductor, ya que no aparece en el texto original de J.K. Rowling. Otra referencia literaria a Ramón Llull aparece en “Los pasos perdidos” de Alejo Carpentier. En dicha novela, el doctor Montsalvaje ― también llamado El Señor de los Venenos o el Herborizador ― se declara su descendiente directo. En su novela «La Isla del Segundo Rostro», el escritor alemán Albert Vigoleis Thellen, menciona a Raimundo Lulio a quien califica de «··· el mejor de sus hijos, [de Mallorca] gran poeta, místico, filósofo y mártir de su propio arte, el lulismo».
Jaime Mascaró
Muy bien esta síntesis de Llull, que merecería todo un libro para elogiar su obra.
Gracias por el trabajo.