San Braulio de Zaragoza

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San Braulio de Zaragoza

Nació en Zaragoza hacia el año 585 y llegó a ser obispo de esa misma ciudad. Es conocido principalmente por haber tenido una estrecha relación con san Isidoro de Sevilla, quien podríamos decir que fue su maestro. Por este motivo, fue la personalidad más eminente de Zaragoza en la época visigoda. Perteneció a una familia noble de ascendencia hispanorromana.

Santa Engracia de Zaragoza.

Al igual que san Isidoro, su familia tuvo importancia en el ámbito religioso, su padre fue obispo de Osma, y sus hermanos Fronimiano y Pomponia, llegaron a ser abad y abadesa. Braulio recibió la formación de su padre y su hermano Juan ― a quien alababa san Ildefonso de Toledo ― en la escuela de Santa Engracia de Zaragoza. Dicha formación no se limitó a las ciencias eclesiásticas, sino que se extendió a las letras clásicas, la poesía y la música; llegará a componer himnos sagrados que se incorporaron a la liturgia visigoda.

Más tarde, fue a Sevilla a formarse en la escuela episcopal que dirigía san Isidoro. Aquí comenzó la relación de amistad entre ambos personajes y, como consecuencia de ella, Braulio animó a Isidoro a que reuniese todo su conocimiento en una obra, y así comenzó Isidoro a escribir sus Etimologías.

Su hermano Juan fue elegido obispo de Zaragoza en el año 619 y Braulio volvió a su ciudad de origen para ayudar a su hermano como arcediano. A la muerte de Juan, Braulio le sucedió ostentando el obispado zaragozano.

En el siglo XVIII se descubrió en la catedral de León su Epistolario, que es un compendio epistolar con diferentes personas relevantes de la época tales como: san Isidoro, el papa Honorio, los reyes Chindasvinto y Recesvinto, obispos y presbíteros. Esto nos da idea de la relevancia política, religiosa y cultural que Braulio alcanzó durante su episcopado.

Con Chindasvinto colaboró en la confección del Liber Iudiciurum. Intervino de forma activa en los concilios IV (633), V (636) y VI (638) de Toledo, en los que dejó plasmado su pensamiento teológico. En el V concilio dirigió las deliberaciones y redactó los cánones. En el VI concilio ya tiene un prestigio reconocido y por ello fue elegido representante de los obispos españoles en la llamada de atención que les dio el papa Honorio I, por su trato con los judíos. El papa rechazaba las conversiones obtenidas por coacción. San Braulio se opuso con determinación a esta acusación del papa, acusación que según él, se debió a una defectuosa información.

San Fructuoso

La auténtica aportación que dejó a la cultura fue su magisterio en Zaragoza, tanto en la biblioteca episcopal como en el monasterio de los Santos Mártires. Gracias a ello Zaragoza se convirtió en el foco cultural de España, ya que Sevilla decayó con la muerte de san Isidoro. Su empeño fue el de conseguir copias de obras cristianas para la biblioteca. Destaca, en este sentido, la petición que le hizo a san Fructusoso, que después sería obispo de Braga. Le solicitó las Colaciones de Casiano y las Vidas de los santos Honorato, Germán y Emiliano.


De viris illustribus

Inició un programa, desde el scriptorium episcopal, de recuperación y copia de textos del saber antiguo, con el fin de contribuir a la conservación y transmisión de la cultura clásica. A él, acudieron de todas partes personalidades ilustres en busca de consuelo o de soluciones en cuestiones teológicas. Su gran capacidad como teólogo, erudito y hombre de la Iglesia le hizo merecedor de un capítulo en las biografías que dedicó san Ildefonso de Toledo a Los hombres ilustres (De viris illustribus). Murió en 651 y fue canonizado en el siglo XIII.

José Carlos Sacristán

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