Sor Inés de la Cruz fundó el convento de San José de Carmelitas Descalzas, conocido hoy como Iglesia de Santa Teresa la Antigua, el primero de los fundados por esta Orden en Méjico.
Juana de Asbaje nació en Toledo, el 17 de enero de 1570. Sus padres Francisco de Castellet y Luisa de Ayala proporcionaron tanto a Juana como a sus tres hermanos y dos hermanas un hogar cristiano y una excelente educación, en el caso de las mujeres, excepcional para su tiempo.
La influencia de su abuela y madrina Quieria de San José, así como sus provechosas lecturas religiosas y la inspiración de grandes mujeres como Santa Teresa de Jesús y Santa Catalina de Siena, la animaron desde bien temprano a hacerse monja.
Tenía catorce años, cuando los Castellet se trasladan al Virreinato de Nueva España, donde Inés continuó con su concienzuda formación, ampliando sus estudios de matemáticas, latín, música… Gracias a esta última disciplina, llegó incluso a componer alguna pieza de música sacra.
En 1588, Inés ingresa en el convento de Jesús María, donde conoció a Mariana de la Encarnación, con quien alumbró el sueño de fundar un convento inspirado en la Santa de Ávila. Sueño que se vio cumplido en 1616, con el primer carmelo femenino de la ciudad de Méjico. De dicha fundación, dio cumplido testimonio Inés de la Cruz, en una crónica que vio la luz en 1625.
En 1616, Inés de la Cruz y Mariana de la Encarnación conseguían su sueño y fundaban el convento de monjas carmelitas descalzas de San José; o Santa Teresa la Antigua de Méjico. Era el primer carmelo femenino que nacía en esta ciudad.
Una de las más ilustres religiosas que acogió el convento fue Sor Juana Inés de la Cruz, quien ingresó en el convento en 1667, tres décadas después del fallecimiento de su fundadora.
Jesús Caraballo