Dos batallas se entablaron en las proximidades de Albelda, en la Rioja, entre las tropas de Musa ibn Musa y tropas asturiano-vasconas, la primera hacia el año 852. La derrota de los cristianos fue absoluta, propiciando que el caudillo musulmán se apoderase de Huesca, convirtiéndose en el tercer rey de España.
La segunda batalla aconteció en las proximidades de dicha población, o más exactamente, en el denominado Campo de la Matanza, en las cercanías de Clavijo, La Rioja, habiéndose fechado el 23 de mayo del año 844. La tropa cristiana estaba dirigida por el rey asturiano Ramiro I y capitaneada por el general Sancho Fernández de Tejada. Esta segunda batalla es la que ha alcanzado características de mito, merced a su inclusión en las crónicas por parte del arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, conocidas como Historia gothica o Crónica del toledano. Ahí es donde encontramos el sueño de Ramiro I y Santiago Matamoros junto con el Voto de Santiago.
Tomada la dicha ciudad de Albelda, Ramiro I, en agradecimiento a la intervención de Santiago en la batalla, hizo voto de ceder tanto por la corona como por sus vasallos, a perpetuidad y anualmente, a la iglesia de Santiago en Galicia, una medida de trigo por parte de los labradores y una de vino por parte de los cosecheros. En cierta manera, desde la victoria en Clavijo, Santiago podría considerarse el patrón de la tierra cristiana ya conquistada. Nos hallamos, pues, ante una batalla célebre pero sumamente discutida por los historiadores, entre ellos Gregorio Mayans y Francisco Cerda y Rico, ya en el siglo XVIII. Fueron las Cortes de Cádiz las que abolieron el voto en 1812, junto con otros privilegios del Antiguo Régimen, si bien, durante la guerra civil de 1936, con carácter simbólico se reinstauró y continua con tal consideración en la actualidad.
La batalla de Clavijo, mito o realidad, ciertamente, supuso la creación del Antiguo e Ilustre Solar de Tejada, con privilegios y escudo que todavía perviven, reconocido desde Enrique IV, en 1460, hasta el rey emérito Juan Carlos I en 1981.
Ramiro I todavía añadió más consecuencias a su vitoria; instauró la poderosa Orden de Caballería de Santiago, fundó el noble solar de Valdeosera y anuló definitivamente el infausto tributo de las Cien Doncellas vírgenes al emirato de Córdoba. Cincuenta para matrimonio y cincuenta para concubinato.
Tal tributo tenía su origen en un rey de Asturias, Mauregato, proclamado tal en el año 783, del cual se desconoce casi todo. Presuntamente su legitimidad provenía de ser hijo ilegitimo del rey Alfonso I y de una esclava musulmana de nombre Sisalda. Con la ayuda de la nobleza asturiana derrocó al legítimo rey, Alfonso II, que huyó a tierras alavesas para salvar su vida. Aunque, y en ello estará el fundamento del tributo, también se cree que, para obtener el trono, recibió la ayuda del emir de Córdoba, Abderramán I, quién a cambio de prestarle tal ayuda le exigió la entrega de cien doncellas vírgenes cada año. Ello venía a significar el sometimiento del rey cristiano a la autoridad del emir. Al aceptar Mauregato la exigencia quedó establecido tan humillante tributo. Aunque, en realidad, le duro poco la alegría al rey Mauregato, ya que, cinco años más tarde, murió asesinado por los nobles Don Arias y Don Oveco, justicieros por la imposición de tal tributo.
Alfonso II el Casto, vencedor en la batalla del desfiladero de Lodos, anuló el pago del tributo de las cien doncellas. Sin embargo, Abderramán II exigió de Ramiro I de Asturias la reinstauración de tal carga. El rey de Asturias, en franca debilidad, se avino a aceptar el cumplimiento del pago del tributo. Dada orden a los regidores municipales de hacer entrega de determinado número doncellas, un municipio vallisoletano envió las siete doncellas que se le habían señalado, pero sin la mano izquierda.La nobleza del gesto fue asimilada por el rey Ramiro I, haciéndole llegar a Abderramán II su negativa al cumplimiento, al tiempo que hacía llamada de sus mesnadas para hacer frente a la más que probable respuesta violenta del emir. Según cuenta la leyenda la respuesta de Ramiro I fue; Si mancas me las dais, mancas no las quiero. Con el tiempo esa villa adoptó el nombre por el cual se le conoce, Simancas.
Así sucedió, y la batalla de Clavijo fue el resultado, con la anulación del infamante tributo, propio del nulo aprecio del musulmán hacia la mujer.
De Mauregato se sabe que fue enterrado en la iglesia de San Juan Apóstol y Evangelista de Santianes de Pravia, un templo del siglo VIII. En su sepulcro, liso, sin ornato alguno, todavía puede leerse: Hic iacet in Pravia qui pravus fuit, es decir, Aquí en Pravia yace quien fue depravado.
Ramiro I, en cambio, en febrero de 850, fue sepultado en el Panteón de reyes de la catedral de Oviedo, en un sepulcro de piedra hoy desaparecido.
Francisco Gilet
Según he podido investigar parece que hubo dos batallas en Albelda y, antes, la comentada de Clavijo
Batalla de Clavijo (844).- Librarda por Ramiro I
La leyenda narra la aparición del Apóstol Santiago ayudando a las tropas cristianas en la obtención de la victoria.
Existen serias dudas de que esta batalla tuviese lugar tal como se ha contado hasta hoy; más bien parece ser una mitificación de las dos batallas de Albelda (852 y 859), librada por su hijo, Ordoño I, contra Musa Banu-Qasi
Batalla de Albelda (859).- Librada por Ordoño I. En esta batalla tiene una especial importancia la ayuda de Rodrigo de Castilla. Este hecho le reportará la confianza de Ordoño I. Librada en tierras riojanas contra al gobernador de Zaragoza, Musa Banu-Qasi.
Como consecuencia de la victoria conseguida por la huestes cristianas, se comenzó la repoblación de Amaya (alto Ebro)
Un primer episodio tuvo lugar el año 852. En esta ocasión las huestes sarracenas fueron las que salieron victoriosas del combate, como muy bien narra el autor de este artículo
La primera batalla tuvo lugar después de la segunda, según las fechas que se citan.
Encuentro confusa la explicaciuón de la histori del tributo. Si no existe documentación suficiente, hay que avisar al lector-
Por lo demás. la serie es muy interesante.
Muchas gracias por el contenido de su comentario. En cuanto a las fechas, efectivamente, puede que exista un error. Si bien, la primera la he hallado celebrada en el año que se menciona, la segunda, la de Clavijo, viene fechada en la crónica del arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, en un tono que muchos historiadores la consideran puro mito, como se menciona en el artículo. Por ello se ha recogido la fecha del arzobispo Jiménez de Rada,
En cuanto a la cien doncellas, la frase de advertencia «según cuenta la leyenda» posiblemente se haya situado demasiado tarde y debiera haber encabezado esa parte del relato. Por todo ello, pido disculpas y hago proposito de enmienda, reiterándole mi agradecimiento por su comentario. Un cordial saludo.
Un interesante episodio de nuestra historia, donde por debilidad, un rey se aviene al pago de un tributo depravado, a cambio de que se le prestara ayuda para gobernar. En el siglo XXI la historia se repite, tal vez funcionaria aquello que la mesnada fueran desprovistas de la izquierda, y se repitiese » Si mancas me las dais, Mancas no las quiero».
Gracias Paco, saludos.