Nuestro personaje nació el año 1468 y falleció el 30 de junio de 1520.
Hijo de Axayácatl, sexto tlatoani mexica, y hermano de Cuitláhuac, que lo sucedió en el trono.
En 1490 obtuvo el grado militar de Tlacaltecatl (general) al haber capturado a cuatro capitanes enemigos.
Con el prestigio militar que acarreaba, fue elevado al trono a los 35 años, llegando a gobernar el imperio durante diecisiete años, siendo el noveno emperador azteca, cuyos dominios se extendían desde Oxitipán en el norte, a unos trescientos kilómetros de la actual Ciudad de México, hasta Zacatula en el océano Pacífico, al norte, e Ixhuatlán, al sur, en tierra maya, y lideraba la Triple Alianza conformada por las ciudades de Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan (Tacuba).
Mostró gran capacidad organizativa; dividió el imperio en provincias, reguló el sistema tributario y creó una sólida administración central y expandió sus dominios. Conquistó la región de Oaxaca, donde ordenó construir un magnífico palacio, pero no logró someter a sus vecinos de Huexotzinco y Tlaxcalla, objetivo prioritario del imperio al encontrarse ubicados a las puertas del valle de Anahuac, contra quienes lanzó campañas infructuosas de conquista. También fracasó en sus expediciones a Guatemala y Nicaragua.
Modificó la legislación en lo tocante a su persona, estando prohibido, bajo pena de muerte, mirarlo directamente. Tampoco nadie podía hablarle por propia iniciativa.
Pero ese distanciamiento estaba ensombrecido por una pesadumbre. Se cuenta que toda su vida estuvo intuyendo un cambio de época, siendo que cuando en 1502 tuvo noticias del viaje realizado por Colón, vio confirmadas sus sospechas, paulatinamente incrementadas cuando le llegaban noticias de algún despojo que llegaba a la costa procedente de algún naufragio. También, en 1518 tuvo noticia de la expedición de Juan de Grijalva a Yucatán.
La aparición de un cometa reforzó las creencias de Moctezuma, que contemplaba cómo crecía la hostilidad de los pueblos tributarios de los aztecas. Todo eran señales plausibles del regreso de Quetzalcoatl, que fue fechado justamente para el tiempo de la llegada de Cortés.
Cortés inició alianzas con los reinos sometidos por Tenochtitlan, Cempoala, Tlaxcala, Cholula… con cuyo concurso formaría un formidable ejército que finalmente se engrosaría con la concurrencia de Texcoco, miembro de la Triple Alianza, y que alcanzaría importancia en la toma de Tenochtitlan.
Tras un periplo de embajadas y de traiciones que siempre fueron descubiertas por Cortés, el 8 de noviembre de 1519, recibió al conquistador en Tenochtitlan, ya definitivamente convencido del carácter divino del mismo, a quién se ofreció enteramente de hecho… y de palabra. Lo recibió diciéndole:
Oh, señor nuestro, seáis muy bienvenido: habéis llegado a vuestra tierra, a vuestro pueblo, a vuestra casa. Habéis venido a sentaros en vuestro trono y en vuestra silla, todo lo que yo en vuestro nombre he poseído […] Aquí está vuestra casa y vuestros palacios.
Tras ser apresado y cargado de cadenas; tras ser adoctrinado en el cristianismo por Fray Bartolomé de Olmedo; tras haber entablado entrañable amistad con Cortés y con los encargados de su custodia, Moctezuma se sintió fascinado por todas las novedades que le acontecían. Cortés y Moctezuma llegaron a dar muestra de franca camaradería, y hasta se especula, probablemente de forma apócrifa, que recibió el bautismo.
Pero los sacerdotes aztecas, apoyados por la nobleza, sublevaron Tenochitlan, y el 29 de junio de 1520, cuando Moctezuma reclamaba la calma de la población desde el balcón de su residencia, fue apedreado, recibiendo tres golpes que resultaron mortales.
Bernal Díaz del Castillo dice en su crónica:
Cortés lloró por él, y todos nuestros capitanes y soldados, y hombres hubo entre nosotros, de los que le conocíamos y tratábamos, de que fue tan llorado como si fuese nuestro padre, y no nos hemos de maravillar de ello viendo que tan bueno era.
Cesáreo Jarabo