A España le han colgado varios sambenitos los países que no han soportado su grandeza, como Inglaterra, Holanda, Francia, EE. UU, y alguno más que ande por ahí suelto.
Posiblemente uno de los más injustificados sea la execrable Leyenda Negra que precisamente la iniciaron españoles renegados, como Antonio Pérez, Reginaldo González Montañés, Bartolomé de las Casas…, no faltando el felón traidor Guillermo de Orange, que incumplió su juramento de vasallaje a Felipe II, y un largo etcétera que han difundido falacias, mentiras y patrañas que se han extendido por todo el Orbe y que han sido aceptadas por eximios historiadores y políticos, sin la mínima precaución de someterlas al más somero de los escrutinios y comprobaciones que pudiesen servir para verificar tal invención.
Precisamente, aunque el nacimiento de esta fuese obra de españoles, el resto de los países se sirvió de ella, la aumentó y se encargó de su difusión por todos los medios de comunicación posibles.
Holanda con su potente industria editorial difundió por todo el orbe las maledicencias que contaban de España estos hijos renegados, más otras añadidas por los países enemigos y así, como si se tratase de una bola de nieve que va engrosando al tiempo que rueda, este infundio de la conocida como Leyenda Negra, se expandió por el Mundo.
Refiero una anécdotas personal. Hace unos día, viendo una película producida por los estadounidenses, uno de los protagonistas, policía, por más señas, pronunció la siguiente frase: “Esto no es la Inquisición española”. Mi asombro no tuvo límites. Que en la época en la que nos hallamos, primer tercio del siglo XXI exista quien no se haya molestado, para hacer el guion de una película, en informarse, aunque sea someramente, de las basuras con las que, a propósito de la Inquisición, cubren a España sus enemigos, alcanza el colmo de la incuria.
Uno de los engaños más perjudicial, es presentar a ésta como la más perniciosa de todas, cuando está documentalmente comprobado por historiadores que se han preocupado de investigarlo que fue la menos lesiva y más indulgente de todas las de Europa.
Este trabajo no trata de la referida institución, pero sí queremos puntualizar, aunque en otra labor lo hagamos más ampliamente, que está suficiente y documentalmente demostrado que toda esa basura que se vierte sobre España o bien son infundios, falsedades manifiestas o, lo que es peor, medias verdades que llegan a perjudicar aún más que las flagrantes mentiras.
Son muchos los historiadores, ¡menos mal! Hispanos y foráneos que se han empeñado en, a la luz de hechos históricos verificables y comprobables por los documentos que existen a lo largo de la historia de España, demostrar la falsedad de las patrañas que vierten sobre ésta, cual si fuese un basurero, todas las inmundicias que se les ocurre para denigrarla.
Hay un extenso elenco de ellos, pero citaremos solamente al Dr. Profesor de la UCO, García del Junco, especialista en Edad Media y arqueólogo quien, basándose en los estudios de documentos de la época consultados, España fue la más condescendiente y menos lenitiva de todas, en los juicios que llevaba a cabo y en las penas que, como consecuencia de los desvíos doctrinales y dogmáticos imponía.
Tanto es así que está totalmente comprobado y verificado que muchos presos comunes se hacían pasar por herejes y contrarios al catolicismo, blasfemando y maldiciendo los símbolos cristianos para que fuese la Inquisición quien los juzgase y condenase porque las penas que aplicaba ésta eran más benignas y suaves que las que ponía en práctica la justicia civil.
Fue Emilia Pardo Bazán la que en la conferencia titulada «La España de ayer y hoy» (la muerte de una leyenda), llamó por primera vez a toda esta sarta de mentiras difundidas por el mundo en contra de España Leyenda negra, y se refirió a los EE. UU. diciendo: los novelones forjados por «esa asquerosa prensa amarilla, que es una de las ignominias de los Estados Unidos”.
Fueron más escritores e historiadores quienes a ese cúmulo de patrañas denigratorias de la Historia de Españas denominaron Leyenda Negra. Vicente Blasco Ibáñez, al igual que Emilia Pardo, también la denominó así, pero quizá fuese Julián Juderías quien más extendió ese significado en su libro de 1914 La Leyenda Negra en la que la describe como:
“[…] el ambiente creado por los relatos fantásticos que acerca de nuestra patria han visto la luz pública en todos los países, las descripciones grotescas que se han hecho siempre del carácter de los españoles como individuos y colectividad, la negación o por lo menos la ignorancia sistemática de cuanto es favorable y hermoso en las diversas manifestaciones de la cultura y del arte, las acusaciones que en todo tiempo se han lanzado sobre España fundándose para ello en hechos exagerados, mal interpretados o falsos en su totalidad, y, finalmente, la afirmación contenida en libros al parecer respetables y verídicos y muchas veces reproducida, comentada y ampliada en la Prensa extranjera, de que nuestra Patria constituye, desde el punto de vista de la tolerancia, de la cultura y del progreso político, una excepción lamentable dentro del grupo de las naciones europeas”.
Deberemos de tener en cuenta que el rencor y la envidia son dos detestables vicios de los que muchas veces no pueden librarse los humanos, máxime si han nacido engendrados por sentimientos de inferioridad y minusvalía que es lo que les sucedió a la mayoría de las naciones europeas durante el siglo XVI y siguientes, que no pudieron tolerar el esplendor y la grandeza de España cuando ésta se convirtió en la mayor potencia del Orbe, no por un relumbrón pasajero, sino que su poderío y grandiosidad duró desde antes de 1500, hasta 1898, con la pérdida de las ultimas posesiones de ultramar, precisamente por razón de un casus belli, inventado, como está más que comprobado, por los EE.UU. que deseaban apoderarse de Cuba y Filipinas, así como de la isla de Guam, cosa que no consiguieron del todo.
Podríamos aducir múltiples manifestaciones y opiniones de historiadores o no, tanto españoles cuanto extranjeros que califican la Leyenda Negra como una patraña inventada por los países enemigos de España para desprestigiarla.
Esta denigrante exposición de la historia española, ya hemos dicho y mantenemos que no nació por ningún enemigo extranjero de España, sino por sus mismos hijos, perversos y traidores.
Que otros países la han aprovechado y engrosado en su propio beneficio es un aserto indiscutible e incuestionable, pero existen unos documentos ante los cuales cualquier historiador serio y no dominado por su aversión hacia España, no tiene más remedio que rendirse y aceptar la bondad con la que los monarcas españoles legislaron para que los aborígenes de las nuevas tierras que pertenecían a la Corona española fuesen tratados como vasallos de esta y no como colonos. Son las Leyes de Indias.
Conjunto de normas reglas, y leyes emanadas de la administración de los monarcas hispanos para defender a los nativos de la rapacidad de los conquistadores y especialmente para el establecimiento de una nueva realidad social basada en el mestizaje.
Hoy podemos sentirnos orgullosos del mismo, viendo cómo se acoge en España a los novo hispanos, venidos de allende los mares, al igual que nuestros antepasados lo hicieron marchando a las nuevas tierras, y que no existe dificultad para que se integran entre nosotros, lo mismo que tampoco ocurrió entonces.
Hay tres momentos o hitos en la historia de la Humanidad que son incuestionables, irrefutables e incontrovertibles que para ludibrio y escarnio de las demás potencias de la Tierra han sido realizados por España:
― Cuando un marinero, sevillano, de Triana por más señas, Rodrigo era su nombre, gritó, pasadas dos horas de la medianoche del 12 de octubre de 1492 “tierra a la vista”.
― Tan solo es comparable a esa gesta la llevada a cabo por Juan Sebastián, El Cano cuando demostró empíricamente que la tierra era un globo, certeza que ya habían pronosticado sabios griegos, debido a la medición positiva de Eratóstenes, que no es momento de explicar ahora.
― El tercero ocurre cuando el 25 de septiembre de 1513, Nuñez de Balboa, nacido en Jerez de los Caballeros (Extremadura, España), descubre el gran océano Pacífico al que llamó Mar del Sur.
Son tres hechos incontestables que han dado a la Humanidad la posibilidad de expansionarse, abrir nuevas rutas de comunicaciones y facilitar el entendimiento con las naciones allende los mares que posiblemente o con seguridad sean causa de la inquina y hostilidad que profesan a España tantas naciones.
No es chovinismo vacuo y fútil, pero pienso que podemos afirmar con toda certeza, los hechos lo demuestran, que España trasladó a esos nuevos lugares la cultura, conocimientos y saberes imperantes en Europa por aquellos tiempos con lo que logró una aculturación, posiblemente, la más excelente que se haya podido producir jamás.
Que existieron individuos que, valiéndose de su cierto estado de prepotencia, cometieron abusos y actos reprobables, quien lo puede negar, en todos los países conquistadores los ha habido, ¿rememoramos a Roma? ¿a los EE. UU. en el Oeste? No es cosa, no soy partidario des “..y tu más”, pero, para dilucidar esas ignominiosas conductas, se trasladó a las nuevas tierras un procedimiento jurídico con mucha antigüedad en Castilla, posiblemente único en el mundo, que fue el Juicio de residencia, por el cual cualquiera que hubiese desempeñado un oficio o cargo en las nuevas posesiones españolas, al final de su mandato, como ocurría en Castilla, tenía que ser sometido a un juicio en el que era examinados públicamente y tenían que rendir cuentas de la buena y humanitaria gestión llevada a cabo[1].
Cualquier subordinado podría presentarse y deponer en su contra o manifestarse a su favor.
Tanta importancia tenía este procedimiento que los examinandos deseaban que se les efectuase porque, si salían airosos, podrían, ser promovidos a cargos superiores y de mayor importancia.
Se le llamaba de residencia porque el cesante en el cargo no podía ausentarse del lugar en el que hubiese desempeñado su función, porque precisamente en él habría de celebrarse el juicio, ni tampoco aceptar un nuevo nombramiento para otra actividad dependiente de la administración.
La seriedad, efectividad y rigurosidad de éste estaba avalada porque quien lo llevaba a cabo era la persona nombrada para sucederle, por lo que, si ello fuese posible, procuraría que saliese inculpado por mala gobernación.
Las sanciones normalmente eran penas pecuniarias; para satisfacerlas, caso de que le fuesen impuestas, antes de tomar posesión del nuevo oficio, tenía que hacer un depósito en la Hacienda real, a fin de responder de ellas.
Todo lo anteriormente es historia cuyos frutos los podemos comprobar en las huellas y vestigios dejados en Hispanoamérica, durante el tiempo en el que esas tierras fueron dominios hispanos: Leyes, formas de gobierno, cabildos, catedrales, universidades, colegios mayores, ciudades erigidas de nueva planta, siguiendo un trazado desconocido en aquellas tierras: el hipodámico[2], etc. etc.
Pero a diferencia de la civilización hispana, hoy día, acaba de ser publicado, se debate en el Congreso de la República del Perú, un proyecto de ley ampliamente criticado, que supone un retroceso en el reconocimiento de los pueblos indígenas en aislamiento y contacto con los restantes ciudadanos. Esta controvertida propuesta está encaminada a modificar la actual Ley para la Protección de Pueblos Indígenas u originarios en situación de Aislamiento y en situación de contacto inicial (PIACI). Esta propuesta podría llegar incluso a anular la creación de algunas reservas indígenas que duraron años en ser declaradas como tales.
Da aprobarse, atentaría contra la supervivencia de los pueblos indígenas en aislamiento y contacto social. E iría contra los derechos de los pueblos que no tienen posibilidad de defensa, según manifiesta María Amelia Trigoso, de la Dirección de los Pueblos en Situación de Aislamiento y contacto inicial del Ministerio de Cultura.
Son 7.500 personas de pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial. “Estamos hablando de vidas humanas de pueblos altamente vulnerables y, por otro lado, exponemos la pérdida de bosques importantísimos” Son sus palabras.
El decreto supremo que reconoce y “protege los derechos de los pueblos Aewa, Taushiro, Tagaeri, Taromenane y Záparo” que viven o transitan entre las cuencas de los ríos Napo y sus afluentes, Arabela y Curaray quedaría invalidado.
Este proyecto fue publicado en El Peruano el 1º de septiembre de 2022, y fue derivado a dos comisiones: la Descentralización, Regionalización, Gobiernos Locales y Modernización de la Gestión del Estado y la de Cultura, en las que actualmente se debate.
Caso de que se aprobase atentaría a gran escala contra los pueblos indígenas en aislamiento y podría desencadenar un infierno en la Amazonía. Los líderes locales están tratando de frenarlo y han pedido ayuda para generar opinión suficiente para que no se lleve a cabo.
Es cosa de que nos preguntemos ¿cui prodest? (¿Quién se aprovecha?, ¿quién se beneficia?).
La respuesta es bien sencilla: los poderosos de siempre, las industrias madereras, petroleras, mineras, y todas las que puedan sacar beneficio de ello. Consecuencia Estas comunidades aisladas perderán el derecho sobre sus tierras, cosa que desencadenaría una nueva racha de invasiones, destrucción, violencia, virus exterminadores, y miseria desconocida hasta ahora por estos aborígenes
Es una lucha por la supervivencia, de 25 comunidades que viven aisladas, ajenas al peligro que las acecha y al poder de los lobbies, que están decididos a tumbar la ley que contribuye a asegurar la existencia y el porvenir de estas comunidades.
Es cosa de que nos preguntemos ¿Quiénes han salido en defensa de estos desvalidos indígenas? ¿Ha clamado contra ello alguna ONG? ¿Se le ha dado protagonismo en los medios de comunicación?
No, esto no vende, no interesa. Para ellos no existen los Derechos humanos. Son pueblos primitivos y salvajes.
Si fuese un acto realizado por España, ya estaría engrosando la Leyenda Negra.
Manuel Villegas Ruiz
[1] N. B. En las Actas capitulares del Ayuntamiento de Córdoba en el siglo XVI, documentos que hemos estudiado en profundidad, hemos encontrado el mandamiento emitido en la reunión capitular celebrada el 21-3-1535, por el que se dispone que se le practique el juicio de residencia a Juan García de Medellín que fue Alcalde de la Justicia en Córdoba.
[2] N. B. Concebido, ideado y puesto en práctica por el griego Hipódamo, de Rodas.